La fecha llegó, y los hechos pusieron a cada uno de los actores políticos, candidatos, partidos, autoridades y sociedad en su justa dimensión.

 

¿Sorpresas?

 

Sí, en el ánimo de quienes creyeron que en éste país las cosas ya se hacen de otra forma como consecuencia de un proceso evolutivo que sencillamente, no se vio.

 

¿Lecciones?  Muchas.

 

La actividad política en México sigue su curso, pese a todo lo que se ha prometido y gastado para hacer las cosas diferentes y con mayor credibilidad.

 

Observado el proceso, no hay cambio. Los protagonistas unos se mantienen en el berrinche y lo penoso es que ‘todos’ tienen un precio. Y si no hay recursos, no hay ‘activismo’ sólo cinismo para seguir moviendo los procesos.

 

Al final de cuentas políticos y partidos sacan el infantilismo que se niegan a superar y que permiten avizorar un proceso idéntico para el 2018, sólo complicado por todo lo que se elegirá presidente de la república, gobernadores, senadores, diputados federales, locales y presidentes municipales.

 

¡Cuántas boletas!  

 

Y lo único cierto, en el mar de promesas de las precampañas y las campañas, la falsedad,  la hipocresía, la deslealtad y la conveniencia personal se convierten en ‘los valores’ que moverán todo.

 

En el balance de las elecciones sólo hay que agradecer a candidatos y partidarios que fuera de detener a la senadora poblana Patricia Leal Islas por andar comprando votantes;  la jornada resultó blanca, a excepción del vecino estado de Veracruz en donde hubo levantones y connatos de violencia que no pasaron a mayores, pese a los ajustes que entre bandos se mantienen abiertos. 

 

Los resultados marcados con las tendencias que se dieron a conocer desde el domingo,  no van a cambiar.

 

El reto hoy se da al interior de los partidos políticos.

 

¿Cómo se van a poner de acuerdo para elegir a sus mejores cartas?

 

La respuesta la veremos en los siguientes meses en procesos que ya comenzaron desde el domingo cuando se dio el campanazo casi casi con el mensaje: todos contra todos que en canibalismo es el medio.

 

Y surge la pregunta, ¿Cuántos se necesitan y cuantos están dispuestos?

 

 

Por lo pronto los partidos políticos comenzarán a limpiar la casa y  las redes sociales a saturarse de las promociones personales de los suspirantes para hacerse notar con sus actuados rasgos de compromiso y solidaridad.