Se trata de una medida que de administración en administración se repite, replica, y…que no pasa nada, porque usted y yo seguimos observando los privilegios y derroches de los poderosos.
¡Claro! Este cúmulo de medidas se extienden “a los de abajo” que como se observa hoy, en algunas dependencias tienen que llevar su botella de agua, su papel sanitario, su jabón, y desde luego sus bolígrafos, marca textos, y hasta barras de grapas.
Por momentos se han aplicado medidas –en el pasado– que provocan risa, como el caso de un funcionario de la Secretaría de Finanzas que para aplicar un plan de control de dispendios, dispuso que los empleados para obtener un lápiz para realizar su trabajo, tenían que entregar el lápiz anterior hasta que agotara la punta, es decir, casi el casquillo de la goma.
Esto se promovió de programa en programa de radio y televisión, explicando que una compañía aérea había eliminado una de las dos aceitunas que se le ponían a cada copa de Martini que se obsequiaba a los viajeros, y así la línea había conseguido un ahorro sustancioso en sus costos de proveeduría.
Esta medida “del lápiz” se dio mientras los funcionarios de primer, segundo y tercer nivel no dejaron de hacer viajes con todas las comodidades, hospedándose en los mejores hoteles, disfrutando de muy buenas becas de estudio en el extranjero, se movilizaban en tres camionetas de lujo “para distraer la atención sobre el vehículo en el que viajaban” acompañados de un equipo de seguridad, y asistentes.
¿Para qué tanta parafernalia?
¿A qué le temen?
¿De quién se esconden?
Ahora, ¿los funcionarios de primer nivel van a pagar su gasolina y su teléfono?
Esto no sólo da risa.
¡También coraje! Porque siguen en la terca de que gobiernan a un país de idiotas.
Personajes, hombres, nombres
Desde el año pasado, en Puebla un grupo de hombres de empresa (fundamentalmente) se han estado reuniendo cada mes en una comida en la que platican, analizan los problemas del día y enriquecen su información fundamental para el mundo de sus negocios y el rumbo que toman las cosas en este país.
Estas reuniones las han estado celebrando a puerta cerrada. Es decir, sin periodistas, porque no quieren que trasciendan, y mucho menos que se les comience a ver como un movimiento a favor o en contra de nadie.
Algo así como el Grupo de los Cien de la ciudad de México, pero sin reflectores.
Estos poblanos no buscan posiciones políticas ni pesos, ni contrapesos. Es decir, dejan a otros el papel de las famosas grillas.
Y por su propio peso han logrado la asistencia de personajes importantes e interesantes para escucharlos en sus terrenos de dominio, como el caso del famoso “Diablo Fernández”, el poblano José Antonio Fernández Carbajal que estuvo el último trimestre del año pasado y los animó a apretar el paso en los negocios, desde un umbral en el que las cosas ya no lucían tan fáciles con el señor Trump y el ajuste a la política de precios de la gasolina.
Visita y plática de la que no hubo trascendidos, por respeto a la privacidad que quiere asegurar este grupo que puede denominarse como “el grupo de los cien poblanos”.
Protejámonos
Lo que usted haga por las criaturas que habitamos este planeta, lo hará por usted mismo.
Por eso resulta importante revisar nuestros hábitos y aplicar correctivos para cuidar nuestro medio.
Por ejemplo, es hora de volver a las recetas y métodos de nuestros ancestros, que lograron importantes resultados aplicando recetas derivadas del naturismo, como el control de plagas y enfermedades de las plantas que lo trabajaban con elementos naturales, aplicando la cal, humo, sal, entre otros elementos que lograban sanar los plantíos, en tanto hoy en la modernidad los especialistas recurren a plaguicidas, fungicidas y abonos logrados en los laboratorios con ingredientes que desencadenan diversas enfermedades que repuntan como diferentes tipos de cáncer, leucemia, lupus, púrpura, migrañas, alergias, intolerancias, y otras más que están en estudios.
Por eso la voz de alerta de la productora apícola Ana Lilia Huerta que alerta que en el caso de las abejas, están en proceso de extinción con todos estos elementos.
Contradictoriamente el producto del trabajo de las abejas que ayudan a la polinización tan necesaria: la miel se impulsa y la demandan de muchos países no solo como alimentos para las cocinas dulce y salada, sino también como medicamento para múltiples padecimientos, tratamiento de heridas y como recurso importante para la belleza.
Incluso la miel de la abeja melipona se pone en gotas en los ojos para atender padecimientos de la vista.
Por lo que debemos de tener presente que debemos de sumar esfuerzos para preservar el medio ambiente y no acabar con él, porque es tanto como atentar con nuestra calidad de vida.