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Miércoles, 06 Septiembre 2017 21:59

La importancia de los candidatos a alcaldes

La importancia de los candidatos a alcaldes Escrito Por :   Gabriel Sánchez Andraca

En una cordial plática que tuvimos con el subsecretario de la Sedatu, Juan Carlos Lastiri, nos dijo que su partido, el PRI, debe acertar en la designación de candidatos a presidentes municipales, lo mismo que a diputados locales y federales, pues son los funcionarios de elección popular que más cerca están del pueblo y a los ciudadanos en general les interesa que las autoridades cercanas sean personas conocidas y de prestigio en sus pueblos.


Ya no podrán imponerse candidatos para puestos municipales, a amigos o compadres de quien tenga poder para ello, pues está claro que la gente, el ciudadano común está cansado de no tener ni siquiera el poder de decisión para determinar quién deberá gobernarlo en su municipio.

 

Si los candidatos a alcaldes, regidores, diputados locales y hasta diputados federales se designan de acuerdo a la voluntad de la militancia, el PRI tendría garantizado el triunfo en toda la línea.

 

Nos informó que su movimiento ‘Decisión Puebla 2018’ sigue trabajando y lleva recabadas casi 250 mil firmas, para demandar ante las instancias respectivas que la designación del candidato al gobierno de Puebla, se haga mediante consulta a la militancia.

 

Se han llevado a cabo 355 de las 500 reuniones comunitarias ofrecidas y foros municipales, para analizar los problemas de cada región y poder formular un plan de trabajo (el licenciado Lastiri, aspira a la candidatura del PRI a la gubernatura) para resolver la problemática social y económica del estado.

 

Para muchos priistas, la candidatura se resolverá entre el licenciado Juan Carlos Lastiri y el doctor Enrique Doger Guerrero, actual delegado del IMSS, quien también viene realizando trabajo político en la entidad, los fines de semana y en forma discreta.

 

Doger Guerrero ha sido rector de la BUAP, presidente municipal de esta capital y diputado federal.

 

De la larga lista de aspirantes a la candidatura priista para la gubernatura poblana, en opinión de numerosos miembros y simpatizantes del partido tricolor, sólo quedan ellos dos en la pelea.

 

Consideran que el dirigente estatal del PRI, Jorge Estefan Chidiac será candidato a senador de la República y ocupará una posición destacada en alguna de las comisiones que atienden asuntos de tipo económico y financiero.

 

La guerra al interior del PAN la están escenificando los senadores partidarios del dirigente nacional Ricardo Anaya y el grupo que simpatiza con el ex presidente Felipe Calderón y que encabezan Ernesto Cordero, actual presidente del Senado y el poblano Javier Lozano Alarcón.

 

El pleito es ahora, ver si el grupo de Anaya expulsa al grupo de Calderón. Los primeros están puestísimos para hacerlo, pero los otros amenazan con recurrir a las instancias federales para impedirlo.

 

Mientras tanto, ya se conformó el Frente Amplio Opositor, con dos partidos de supuesta izquierda, PRD y Movimiento Ciudadano, y uno de derecha, que es el PAN.

 

Para Porfirio Muñoz Ledo, un político relevante de nuestro país, que ha dirigido nacionalmente el PRI y el PRD y ha sido secretario del Trabajo y de Educación y embajador de México ante la ONU cuando era priista, diputado federal cuando era perredista y fue un colaborador del gobierno de Vicente Fox, ese Frente Amplio Opositor, es una ‘jalada’ que no servirá para nada. Él la llamó ‘armastrote’, es decir, un aparato grande, estorboso, ruidoso y nada más, y para muchos políticos poblanos de todos los colores, tiene razón.

 

Lo cierto es que la gente ya está hasta el copete de los partidos políticos. Los últimos acontecimientos han servido precisamente para confirmarles a muchos que nuestra democracia está en pañales por la inmadurez, por la falta de sentido patriótico, por la carencia de oficio de nuestros políticos, que andan tras un hueso y nada más.

 

Los panistas están en pleitos internos y los priistas también: en Monterrey, la capital de Nuevo León, con un gobernador independiente apodado ‘El Bronco’, acaba de haber un zafarrancho escenificado por dos grupos antagónicos de trabajadores cetemistas, que tiene a siete de esos trabajadores en el hospital.

 

Uno de esos grupos se oponía al dirigente recién electo y el otro lo apoyaba. Al final, después del enfrentamiento llegó el dirigente nacional del PRI, don Enrique Ochoa Reza, para dar posesión a la dirigencia recién electa.

 

En sus recorridos por el interior del Estado, los dirigentes panistas de la corriente conservadora andan invitando a sus compañeros de partido de la provincia a rescatar los valores y principios del PAN.

 

Tarea sumamente difícil. En primer lugar porque los principios y valores del PAN ya están muy alejados de la realidad actual.

 

Pretender revivir un partido político basado en los principios cristianos, ya no se ve ni en España, que ha sido el país más fiel a la tradición de la Edad Media, de mezclar la política y la religión y que desde hace algunos años también se considera como laico.

 

En México llevamos más de 150 años de laicismo y hasta viejitas bastante apegadas a la religión en muchos pueblos reniegan de que sus curas se metan en asuntos políticos y que los políticos se metan en asuntos religiosos.

 

Una prueba de ello es que en los dos sexenios que el PAN estuvo en el poder federal, ni siquiera mencionaron su tradicional lucha de que en las escuelas públicas se impartiera religión.

 

Han habido gobiernos panistas como el de Guanajuato que se han atrevido, contraviniendo el laicismo del Estado Mexicano, a realizar actos para la consagración del Estado guanajuatense al Sagrado Corazón de Jesús y a la Virgen de Fátima, pero Guanajuato ha sido un estado cristero y muy apegado a las cuestiones religiosas, tanto que ni el Gobierno federal se ha atrevido a imponer una sanción al titular del poder ejecutivo de esa entidad.

 

Sin embargo, la lucha de don Eduardo Rivera Pérez, que parece encabezar el movimiento destinado a recobrar el PAN, puede llegar a desembocar, con el tiempo, en la conformación de un partido de derecha moderna que sea respetuoso de la pluralidad religiosa, étnica, política y económica que prevalece en Puebla y en todo el país.

 

 

 

 

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