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Jueves, 13 Julio 2017 02:31

El sargento sometido a proceso y el periodismo de CAMBIO

El sargento sometido a proceso y el periodismo de CAMBIO Escrito Por :   Arturo Rueda

Después de semanas de bruma y desinformación, el Segundo Tribunal Unitario del Sexto Circuito revocó la exoneración al sargento José Isidro Gómez Hernández quien la noche del tres de mayo ejecutó extrajudicialmente al poblador Raúl Jiménez Martínez tras la balacera, y después de conocerse el video, se dio a la fuga y abandonó la concentración en la que estaba asignado


El miércoles 10 de mayo CAMBIO dio a conocer un video que inmediatamente se volvió nota para, prácticamente, todos los medios nacionales de comunicación. Ahí se observaba la ejecución de un poblador de Palmarito Tochapan mediante el tiro de gracia disparado por un militar la noche del miércoles tres de mayo cuando se enfrentaron soldados contra presuntos huachicoleros en esa comunidad.

 

Con horas de diferencia, El Sol de Puebla subió fragmentos de dos videos que antes se habían subido a un canal de YouTube y mostraban la grabación de dos cámaras de seguridad en las que se observaba la balacera entre miembros de la Policía Militar y presuntos huachicoleros.

 

Es decir, CAMBIO optó como enfoque editorial la ejecución extrajudicial, a toda luz ilegal, un homicidio con todas las agravantes, mientras que El Sol se centró en la balacera entre ambos bandos. ¿Por qué la diferencia de criterios? Mi decisión sin duda tuvo criterios jurídicos: una ejecución extra judicial por parte de un militar a un poblador desarmado y rendido es un hecho prohibido hasta en las guerras, acto de lesa humanidad sancionado por el derecho internacional.

 

¿Cómo no iba a ser más impactante la nota un militar cometiendo una ejecución extrajudicial, que una balacera como las que se dan todos los días en este país? Criterio editorial puro, pues.

 

El video de CAMBIO fue retomado por todos los medios nacionales y fui entrevistado por Ciro Gómez Leyva, Carmen Aristegui, Javier Solórzano y Oscar Mario Beteta. La nota, junto con el video, se convirtió en la principal de los portales de El Universal, Reforma y Milenio.

 

En esas entrevistas expliqué que el video nos fue entregado por pobladores de Palmarito. Que dicho testimonio desmentía la versión de los escudos humanos de mujeres y niños. Probaba que el Ejército había cometido abusos contra la población como lo hizo en Tlatlaya, que había violado derechos humanos y toda su relatoría de hechos era una burda y vil mentira.

 

Pero había trabajo periodístico por hacer: al acabar #HolaTropitroles, Viridiana Lozano, Edmundo Velázquez y un servidor fuimos a Palmarito Tochapan. Encontramos el lugar de la ejecución, que el tiro de gracia lo había recibido un sujeto de nombre Raúl Jiménez Martínez, ubicamos a los padres quienes nos dijeron que su hijo se dedicaba al campo e ignoraban qué hacía en medio de la conflagración contra los militares pues supuestamente esa noche iba a llevar su camioneta con el mecánico.

 

Inmediatamente se destapó la maquinaria de la estupidez periodística para justificar los abusos del Ejército.

 

Amparado en su ignorancia supina en temas jurídicos, Mario Alberto Mejía afirmó que CAMBIO había trabajado al servicio de la mafia de los huachicoleros al privilegiar el enfoque editorial de la ejecución y no el de la balacera, misma tesis estúpida que siguió un bloguero de la revista Letras Libres de nombre Juan Carlos Romero Puga, quien con una carrera reporteril mediocre se dedica a enjuiciar a los medios sin la experiencia y seriedad de Marco Levario Turcott y la revista Etcétera. Un bloguero que pasado de mediocre reportero a activista sin éxitos editoriales sobresalientes.

 

El mismo tipo de imbéciles que Mejía y Romero Puga habrían afirmado que los periodistas norteamericanos que publicaron los Papeles del Pentágono trabajan para los vietnamitas o los que dieron a conocer las fotografías de los abusos en la prisión de Abu Ghraib lo hacían para los iraquíes o Sadam Hussein. Argumento tan estúpido ni siquiera merece réplica. Periodismo de fuentes a periodismo de hechos.

 

La maquinaria propagandística de la Defensa Nacional también se puso en marcha difundiendo que la grabación provenía del servicio de videovigilancia o ‘halconeo’ que habían instalado los huachicoleros para monitorear las actividades de la milicia y la policía. Por supuesto, no ofrecieron prueba alguna. Sin importar su procedencia, un peritaje independiente de Amnistía Internacional validó que el video era real y no fue editado.

 

También se desató una campaña para afirmar que el ejecutado se lo merecía por andar en malos pasos, que ‘El Pavis’ había matado previamente a un militar por la espalda y eso desencadenó la ejecución, como si de alguna forma eso lo justificara, además que el ejecutado fue Raúl Jiménez Martínez y no Paulino Martínez Silva.

 

Lo más cobardes, por lo bajo, afirmaron que la Sedena había probado que los huachicoleros pagaron un millón de pesos a CAMBIO para publicar el video con tal enfoque, y que incluso a eso se debía la salida del aire del programa Hola Tropitroles. Por supuesto ese periodista prefirió retractarse públicamente antes que enfrentar una demanda por daño moral.

 

Después de semanas de bruma y desinformación, el Segundo Tribunal Unitario del Sexto Circuito revocó la exoneración al sargento José Isidro Gómez Hernández quien la noche del tres de mayo ejecutó extrajudicialmente al poblador Raúl Jiménez Martínez tras la balacera, y después de conocerse el video, se dio a la fuga y abandonó la concentración a la que estaba asignado.

 

El video, además, fue validado como prueba aportada por la ciencia y con independencia si provenía de una cámara casera o una red de videovigilancia.

 

El sargento José Isidro Gómez Hernández ahora enfrenta dos procesos: en el fuero civil por el homicidio calificado y en el fuero militar por la deserción equiparada. En ambos recibe la defensa legal pagada por el impresentable empresario Alejandro Martí, a quien la muerte de un civil desarmando no le indigna sino la acusación a un sargento que, pagado por los mexicanos y con un arma dotada por los mexicanos, mató a otro mexicano rendido, herido, que no constituía peligro.

 

El trabajo periodístico está hecho: cualquier otro militar lo va a pensar antes de ejecutar a un poblador indefenso en la zona del Triángulo Rojo. Su presencia es necesaria para combatir a las mafias de huachicoleros, pero no pueden cometer abusos, violar derechos humanos o ejecutar sumariamente a pobladores indefensos.

 

 

Ya lo dice el viejo adagio: periodismo es publicar lo que incomoda y lo demás es relaciones públicas. Reportaje bien hecho no merece reclamación. Y al buen periodismo sólo lo confirma el tiempo. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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