Ayer en la noche por fin llegó el primer contingente de ayuda oficial para valorar los daños en Ixcamilpa de Guerrero. Gerardo Islas, titular de Sedeso y Xabier Albizuri, subsecretario de Infraestructura, fueron los funcionarios más adelantados para llegar al punto más lejano de la tragedia.
Excepto CAMBIO, ningún medio de comunicación ha llegado a Ixcamilpa y mucho menos a sus juntas auxiliares. Los grandes medios nacionales nunca lo harán: no hay una Frida Sofía ni un melodrama o reality show que pueda interesarle a millones de mexicanos.
No hay muertos ni enterrados bajo los escombros. No hay posibilidades de rescates heroicos, ni detalladas, minuciosas descripciones hasta de los mínimos gestos de los rescatistas. Tampoco falsas esperanzas que hagan a la gente pegarse 24 horas a la televisión para generar raiting.
Las historias de la Mixteca son ‘de hueva’ comparadas con el trepidante espectáculo de Frida Sofía.
En la junta auxiliar Buenavista de Zapata sólo hay gente pobre que logró hacerse de una casa de adobe, pero que hoy está derrumbada total o parcialmente. Construcciones de hace treinta o cuarenta años que no resistieron.
Todos ellos por sus horarios de trabajo en el campo, se salvaron de caer heridos o muertos. Su drama comenzó cuando volvieron a su casa y encontraron que ya no tienen hogar.
En la Mixteca no hay una Frida Sofía, sino una señora de 79 años que ya ni siquiera puede ingresar a lo que quedó de su casa. Delfina Moyaho no va a dar el raiting de Frida Sofía, pero desde Nueva York sus familiares piden ayuda para gestionarle su visa y llevársela de ese ‘infierno’.
Los medios poblanos tienen, tenemos, la obligación de hacer que el mundo y México miren hacia la Mixteca. Aunque no haya una Frida Sofía que vender.