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Jueves, 09 Febrero 2017 02:52

CycloShare no es culpa de Banck sino de… (lea para averiguarlo)

CycloShare no es culpa de Banck sino de… (lea para averiguarlo) Escrito Por :   Arturo Rueda

Las semanas fueron pasando sin que la donación de 2 mil 100 bicicletas llegara o los almacenes del Ayuntamiento de Puebla o a los de la empresa concesionaria. En el segundo semestre del 2015 comenzó la pesadilla de la caída de los petroprecios, los recortes presupuestales y ya en febrero del 2016, la renuncia fulminante de Emilio Lozoya ordenada por Luis Videgaray


De cara a su primer informe de gobierno, aunque en realidad es el tercero de la administración que heredó, Luis Banck se anota varias estrellas en su muy complejo primer año al frente del gobierno municipal. Sin embargo, carga sobre sus espaldas un fardo que no generó pero del que ahora es responsable. Ese punto negativo es la pesadilla en la que se convertido el arranque del sistema de bicicletas públicas y los numerosos incumplimientos de la empresa CycloShare.

 

La pesadilla no comienza con errores cometidos por Banck y quizá ni siquiera la propia empresa CycloShare. De acuerdo con fuentes que conocen bien el caso, todo indica que el primer incumplimiento fue de Petróleos Mexicanos y su entonces director Emilio Lozoya Austin, quien en noviembre del 2014 comprometió la donación de dos mil 100 bicicletas para el Ayuntamiento poblano a cambio de que se le otorgara la concesión por diez años a la empresa CycloShare del empresario Ricardo Pierdant, generoso amigo de la Gaviota según se supo dos años después.

 

En Petróleos Mexicanos, como se documentó ampliamente, trabajó Aurora Pierdant, hermana de Ricardo Pierdant, socio mayoritario de CycloShare que, a través de varias razones sociales, controla el sistema de bicis públicas en varias ciudades de los Estados Unidos.

 

El compromiso de Emilio Lozoya Austin se dio en el marco de la inauguración de la ciclopista de la avenida Atlixcáyotl: Pemex donaría las 2 mil 100 bicicletas necesarias para el sistema de uso gratuito como parte de su estrategia medioambiental y de movilidad urbana. Tras bambalinas, el funcionario cercanísimo a Luis Videgaray pidió que se otorgara la concesión a la empresa de Ricardo Pierdant porque “tenía mucha experiencia en la materia”.

 

Moreno Valle y el entonces alcalde de la ciudad, Antonio Gali Fayad, echaron a andar la maquinaria para cumplir con el compromiso firmado con el director general de Pemex. Se desplazó a la empresa Clear Channel que ya tenía una concesión semejante y ni siquiera se escuchó la oferta de Next Bike, un consorcio que ofrecía incluso la integración del sistema de bicis públicas con el sistema RUTA mediante el uso de la misma tarjeta.

 

Lozoya Austin se comprometió a que la donación de las bicicletas se haría efectiva al finalizar el primer semestre del 2015, por lo que el morenovallismo agilizó la entrega de la concesión por 10 años con posibilidad de ampliarse a 20 años e incluso el Congreso local tuvo que avalarla al exceder el periodo de la administración de Gali Fayad.

 

Las semanas fueron pasando sin que la donación de 2 mil 100 bicicletas llegara o los almacenes del Ayuntamiento de Puebla o a los de la empresa concesionaria. En el segundo semestre del 2015 comenzó la pesadilla de la caída de los petroprecios, los recortes presupuestales y ya en febrero del 2016, la renuncia fulminante de Emilio Lozoya ordenada por Luis Videgaray al considerar que el joven tecnócrata era incapaz de hacer los recortes necesarios y urgentes para solventar los macroadeudos de Pemex.

 

Entre la llegada de José Antonio González Anaya y el impacto de la caída de los petroprecios, Pemex notificó oficialmente en marzo que dadas las condiciones de la propia empresa de Estado era imposible financieramente con la donación. Pero el morenovallismo tenía sus propios problemas, ya que Gali dejó el cargo de presidente municipal para convertirse en candidato a Casa Puebla. A su vez, Luis Back se convertía en alcalde por una designación directa del Congreso del Estado.

 

Aunque se evaluó rescatar la concesión otorgada a CycloShare, en ese momento no convenía un escándalo para ninguna de las dos partes, por lo que se decidió darle una prórroga a la empresa de Pierdant, quien adujo carecer de los fondos económicos para la adquisición de las 2 mil 100 bicicletas, además de las inversión necesaria para las bahías. En aras de ayudarla, el Ayuntamiento asumió el compromiso de colocar los bolardos para las cicloestaciones y la empresa de Pierdant a echar a andar el sistema de bicis a más tardar la última quincena de noviembre del 2016.

 

A escasos seis días de que Banck rinda su informe, CycloShare es una pesadilla que no tiene cómo arreglarse. La empresa surte bicicletas a cuenta gotas y el sistema simple y sencillamente no opera en las 90 estaciones de la primera fase. ¿Cómo avanzar a una segunda fase si la empresa de Pierdan afirma no tener recursos para comprar el paquete de las otra mil bicicletas?

 

El asunto persigue a Luis Banck que ni la debe ni la teme, ya que no tomó la decisión de hacer el pacto maldito con Emilio Lozoya Austin y Pemex. Pero ahora es él quien debe arreglarlo o asumir el costo político de una promesa que nunca estuvo en sus manos cumplir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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