El PRI tiene un precandidato presidencial, dicen, que gusta por igual a panistas que a priistas: José Antonio Meade. Su destape será posterior a la aprobación del paquete económico en noviembre, pero su fortalecimiento como opción competitiva frente a López Obrador pasa por desarticular, desarmar y deslegitimar al candidato panista que abanderará a todo el Frente MX. En esa estrategia, los Calderón han prestado una ayuda inestimable a Peña Nieto y al PRI al protagonizar Margarita Zavala una salida del PAN con estruendo.
Este razonamiento circulado profundamente por los operadores de Ricardo Anaya, fue eficiente para disminuir internamente el duelo por la deserción de Margarita Zavala y evitar el efecto desbandada. “Felipe y Margarita trabajan para Peña Nieto, ¿tú los quieres ayudar?” fue parte de los miles de mensajes enviados por WhatsApp y que, entre jueves y domingo, recibieron miles de panistas.
El mismo viernes luego de confirmarse la renuncia a los 33 años de militancia, Ricardo Anaya publicó un video que asumía parte del relato: la salida de Margarita Zavala era funcional a los intereses del PRI. Y el senador Ruffo Appel, primer gobernador en la historia del albiazul, se dijo tranquilo porque al fin ‘la pus ya estaba saliendo’. Ya en la revista Proceso, afirmó que Margarita es el Plan B del peñanietismo.
Sin la estructura del partido, parece difícil que Margarita sea el Plan B. Mejor dicho, hará las veces de ariete contra el candidato presidencial del Frente MX que recaerá en Ricardo Anaya. La esposa de Calderón no ganará, tampoco Anaya, pero entre más se trencen ambos en una lucha de panistas, podrá darse una transferencia de voto útil a favor de José Antonio Meade, el candidato del PRIANISMO que busca votos en las dos alas, la derecha y al centro.
Es un razonamiento electoral extravagante, pero el único válido luego de perder el control político en PAN-PRD-MC que llevó a la conformación del Frente MX. El golpeteo mediático no afectó a Anaya, tampoco la traición de los senadores panistas. Llegó la hora de las decisiones extremas. Y para eso estaban los Calderón.
Digo que es extravagante porque las maniobras en el PAN vía Margarita Zavala no resuelven el problema de fondo que es la ventaja de López Obrador y el rechazo brutal al PRI. La presencia de Pedro Ferriz de Con, Margarita Zavala y ‘El Bronco’ lo único que va atomizar es el voto identificado con la derecha. En cualquier caso, a los nostálgicos de Felipe Calderón. Pero no afecta en nada al 32 por ciento que quiere ver al tabasqueño como presidente.
Para eso estará la campaña, dicen los optimistas en el PRI. Pero se olvidan del impacto interno de la decisión de favorecer a José Antonio Meade en detrimento de Osorio Chong, a todas luces el mejor posicionado en las encuestas. Ya se sabe que los priistas no son de irse con estruendo, pero sí de hacer labor de zapa para hundir silenciosamente. Y quien mejor lo sabe es Roberto Madrazo.
Si puede hablarse de una transferencia de votos de la derecha hacia Meade, también podría darse el efecto contrario: la desazón de los últimos militante-simpatizantes del PRI histórico nacionalista, quienes acabarían ayudando al proyecto del tabasqueño. Entre ellos, claro, aquellos miembros de las cúpulas que no fueron beneficiaras de la corrupción rampante o simplemente fueron liquidados en el ejercicio del poder sexenal, como Manlio Fabio Beltrones.
Como cálculo optimista, Margarita Zavala no va a reunir más del 5 por ciento de los votos en 2018, y todo lo que sume será en detrimento del PAN y del Frente MX. Por su propio pie los Calderón se han ido al basurero de la historia, el lugar que merecen.
En esos treinta y tres años de militancia, a lo máximo que llegó la esposa de Calderón fue integrante de la Asamblea de Representantes del DF durante el periodo 1994-97 y luego diputada federal de 2003-2006, en ambas ocasiones por representación proporcional.
Con tan poco lustre en su hoja de vida, a la señora se le metió en la cabeza que podía ser presidenta de México. Una ambición desaforada, sin fundamento, producto de la cruda de quedarse sin poder a partir del 2012. En sus meses como precandidata panista se acostumbró a pronunciar una mezcla de vaguedades y lugares comunes y jamás un programa de gobierno.
Afortunadamente ya descansamos de ellos. Margarita y Felipe al basurero de la historia.