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Lunes, 24 Abril 2017 01:44

El pedazo de pastel que nos robó Tlaxcala

El pedazo de pastel que nos robó Tlaxcala Escrito Por :   Arturo Rueda

Oficialmente, el Banco de la Tierra, un oscuro organismo de la administración estatal, adquirió terrenos con el pretexto de ‘regular el desarrollo inmobiliario de la zona’. Ese mapeo sirvió también para que se descubrieran otras propiedades ‘atractivas’ y se les hicieran ofertas de compra al estilo Ávila Camacho: o me vendes o te aplicó la Ley Eukid para expropiarte


Con la instalación de Audi en San José Chiapa, Tlaxcala hizo el negocio de su vida.

 

No puso un peso de los 18 mil millones que Puebla invirtió para traer a la armadora alemana. No participó en alguna de las fases del largo y complicado proceso para convencer a los directivos de Ingolstadt. No se endeudó 20 años para pagar las plataformas. No hizo nada de nada, y sin embargo, se llevó todos los empleos de la cadena de proveedurías. Mejor, imposible.

 

Hay que aplaudir la sagacidad del ex gobernador Mariano González Zarúr, quien supo aprovechar la oportunidad de ganarse la lotería sin comprar boleto. Mientras Moreno Valle andaba ajetreado en su campaña presidencial, en tanto su equipo se dedicaba a la cacería de terrenos en la Ciudad Modelo Audi, entre que en Finanzas andaban viendo cómo pagar el PPS de las plataformas y Cabalán se la pasaba en el gimnasio, el ex gobernador tlaxcalteca diseñó un plan serio para convencer a la cadena de proveedurías de instalarse en Tlaxcala.

 

Nadie en el gobierno de Moreno Valle lo vio venir. Dieron por hecho que al instalarse Audi en Puebla, los proveedores tendrían que hacer lo mismo. Fue una premisa falsa. Los empresarios buscan las mejores condiciones y Tlaxcala les dio mejor trato colocando a Huamantla como base de operaciones. Por lo menos, esa es la versión oficial.

 

La extraoficial aquí se la platico: con el cuento de promover un desarrollo urbano único en el país, los morenovallistas crearon el concepto de Ciudad Modelo para cubrir una escandalosa especulación inmobiliaria con los terrenos comprados en pesos y revendidos en miles.

 

Oficialmente, el Banco de la Tierra, un oscuro organismo de la administración estatal, adquirió terrenos con el pretexto de ‘regular el desarrollo inmobiliario de la zona’. Ese mapeo sirvió también para que se descubrieran otras propiedades ‘atractivas’ y se les hicieran ofertas de compra al estilo Ávila Camacho: o me vendes o te aplicó la Ley Eukid para expropiarte.

 

El empresario Emilio Maurer fue uno de los que sufrió una de esas ofertas ‘irrechazables’. Personeros del régimen ofrecieron comprarle la Ex Hacienda Tamariz de 747 hectáreas a un precio irrisorio, ya que una parte de ese predio iría al Banco Estatal de Tierras y otra al patrimonio de esos personeros morenovallistas. Como Maurer no aceptó, le aplicaron la Ley Eukid para expropiarla por concepto de ‘utilidad pública’.

 

Tres años pasaron los Maurer defendiéndose jurídicamente de la expropiación decretada en abril de 2014 y fue hasta mediados de enero de este año, que la intentona fracasó cuando la justicia federal les dio el amparo definitivo. El morenovallismo no pudo demostrar para qué querían esa tierra pese a que el pretexto inicial fue instalar un parque industrial.

 

La de los Maurer es una historia de terror, pero otra es la del Parque Finsa II, cuyo costo fue de 15 millones de dólares pero en el que no hay instalada ninguna proveedora de Audi pese a que en abril de 2014 Moreno Valle colocó la primera piedra del desarrollo de 80 hectáreas en el que podrían instalarse hasta 40 empresas.

 

Pero los proveedores dijeron no ante los retrasos, pero sobre todo, porque cada metro cuadrado se los querían vender a precio de oro. Predios mucho más baratos encontraron en Huamantla y por esa simple y sencilla razón, 72 empresas de proveeduría se llevaron a Tlaxcala.

 

El gobierno de Tony Gali tuvo que rendirse a esa realidad: del pastel que era completo para Puebla, por el que pagamos 18 mil millones de pesos y una amnistía fiscal del ISN por 12 años para Volkswagen y Audi, Tlaxcala se llevó un buen pedazo sin pagar nada lo que se dice nada.

 

Ahora, en vez de existir un clúster automotriz poblano, el cuarto del país, existe un Clúster Automotriz Zona Centro Puebla-Tlaxcala a iniciativa de Ulrich Thoma Kiwus. Incluso la conformación es injusta: todas las universidades son de Puebla, 20 de las 30 empresas están instaladas en Puebla, y además, cada gobierno pagará 4 millones de pesos.

 

¿Cuándo se va a caer Tlaxcala con algo de los 18 mil millones que los poblanos invertimos en Audi?

 

 

Por lo menos que paguen con sus escaleras eléctricas. Hay que quitarles su posesión más preciosa.

 

 

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