A casi una semana del colapso de la iglesia de Santiago Apóstol en Atzala, el padre que oficiaba la misa de la niña Elideth cuando un sismo de 7.1 grados azotó el inmueble no le ha dado la cara a los feligreses que perdieron a 12 de sus seres queridos.
Se llama Néstor Cuautle Xicale y apenas hace tres años fue ordenado como párroco con la premisa de defender siempre la fe y apoyar a sus feligreses en cualquier situación. Sin embargo, este cura, lo primero que hizo cuando el temblor sembró el infierno en su parroquia, fue huir de la comunidad.
Los familiares de las víctimas esperaban verlo en la misa dominical para que les explicara por qué en lugar de apoyar en rescatar a quienes aún se encontraban con vida como Ismael –el padre de la niña del bautizo- prefirió encender su vehículo y salir de la población, ya que únicamente el sacristán Lorenzo se quedó a apoyar en medio de la tragedia.
Sacristán que no estuvo en la misa lo defiende
Néstor Cuautle ya era vicario en el municipio de Chiautla de Tapia y estaba a cargo del Decanato de San Felipe de Jesús. El padre originario de San Andrés Cholula es acusado por los pobladores de haberlos abandonado.
Sin embargo, otro de los sacristanes de la iglesia, Sergio Montiel ha salido a su defensa en indicar que se fue porque tenía que verificar que su familia estuviera bien. No obstante, desde entonces ya no regresó.
De acuerdo con información de las páginas de la Arquidiócesis de Puebla y del Decanato de San Felipe de Jesús, el sacerdote de 30 años fue ordenado para actuar en nombre de Cristo, la mañana del viernes 22 de agosto del 2014 en el marco del 370 Aniversario de la fundación del Pontifico Seminario Mayor Palafoxiano, por Víctor Sánchez Espinosa Arzobispo de Puebla.
Otro padre es el que le da la cara a Atzala
Este domingo los pobladores esperaban el regreso del padre Néstor a quien le guardan una serie de reproches por no auxiliar a su comunidad en un momento de desgracia.
Frente a lo que quedó del templo de Santiago Apóstol, las familias Villanueva, Escamilla, Meresis, De León, Flores y Nolasco se reunieron para bendecir las 12 cruces de los integrantes de tres familias que murieron durante la misa de bautismo de la pequeña Edileth.
Niñas vestidas de blanco y con ceras en mano, cargaban las cruces de madera que más tarde fueron colocadas sobre las tumbas en el panteón de la comunidad. Entre cantos y plegarias se realizó la misa dominical en honor a los difuntos, los deudos lloraban y se aferraban a las cruces como si se tratara de sus seres queridos.
El mensaje del padre Pedro fue breve: “concédeles señor el descanso eterno, y que luzca para ellos la luz perpetua”, y rápidamente roció agua bendita a las cruces de madera de color blanco y café, y se retiró sin querer explicar en dónde estaba el sacerdote Néstor.
Abordado por este medio, se negó a declarar pues aseguró que es nuevo y no sabía nada. Sin quitarse la sotana se subió a su camioneta Ranger que contrastaba con la pobreza del lugar, y se fue.