Por segunda ocasión en este año robaron en la Escuela Secundaria Técnica Número 24 del barrio de Chignaulingo, Teziutlán. En la madrugada de ayer fueron hurtados siete equipos del laboratorio de cómputo y apenas en febrero 14 celulares a alumnos y maestros.

Aunque la escuela cuenta con cámaras de video vigilancia, hasta el momento no han dado a conocer si han identificado a los ladrones.

El robo de ayer fue durante la madrugada, los ladrones ingresaron a la escuela y desprendieron una ventana que no cuenta con protección metálica y desde ahí sustrajeron siete computadoras sin que exista algún detenido hasta el momento.

Los maestros y directivos se percataron del atraco al iniciar sus labores, cuando vieron la ventana abierta y procedieron a checar el salón donde ya no estaba el equipo de cómputo.

Esta escuela es una de las más grandes del municipio y no cuenta con personal de vigilancia, le faltan protecciones a ventanas y puertas, y aunque cuenta con equipo de video vigilancia, ninguno de los robos registrados se ha aclarado.

La escuela acumula incidentes monetarios sin aclarar

Héctor Juárez Blancas, director de la institución, jamás ha dado una explicación ni tomado medidas preventivas, ya que al menos cada año durante el ciclo escolar se perpetran de tres a cinco robos. Lo anterior se suma a que en el ciclo escolar pasado acusaron al director de desvió de recursos por más de 200 mil pesos, hecho que nunca fue aclarado.

Por si fuera poco, el anterior Comité de Padres de Familia fue destituido porque tenía un faltante de dinero de más de 400 mil pesos, situación que quedó sin clausurar, ya que la dirección que encabeza Héctor Juárez Blancas no interpuso ninguna denuncia para tratar de recuperar ese dinero.   

Esta no es la primera ocasión que les roban, ya que en febrero pasado, un joven que se hizo pasar por músico entró a los salones con la anuencia de los directivos y maestros a cantar, donde engañó a alumnos y maestros a quienes les robó 14 celulares, a los que supuestamente les iba a grabar música. Todo esto sucedió en las narices de maestros, directivos y trabajadores, ya que fue en horario de clases.