Una mala alimentación y una vida agitada, son las condiciones que propiciaron el infarto que sufrió el Arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, quien ingresó grave al Hospital Puebla de donde fue dado de alta ayer por la tarde.
A través de un comunicado, la Arquidiócesis de Puebla, informó que los médicos determinaron la salida del eclesiasta tras permanecer cuatro días en observación.
En una conferencia ante medios, el cardiólogo del nosocomio referido que atendió al prelado, Christian Arredondo Flores, afirmó que la atención inmediata fue un factor decisivo para salvarle la vida, pues un ataque al corazón suele ser fulminante, además que su mejoría fue rápida, pero mantendrá estricto reposo y una revisión constante. También reconoció que la labor que desempeña en jornadas extenuantes, implica que su alimentación y tranquilidad, no sean las más óptimas y que pudieron haber provocado el infarto.
Agregó que el ataque no dejó secuelas en Sánchez Espinosa, además que no se le encontró alguna otra enfermedad. Por su parte, el obispo auxiliar de Puebla, Felipe Pozos Lorenzini, explicó que el infarto lo sufrió luego que participó en una visita pastoral en el municipio de Amozoc, donde mostró cansancio y optó por retirarse.
Mencionó que a monseñor se le trasladó a su casa pero sus médicos le informaron que su presión no era estable y por ello decidieron trasladarlo al hospital particular referido, determinación que le permitió salvarle la vida.
Asimismo, Pozos Lorenzini, señaló que hasta el momento la agenda del arzobispo no ha sufrido cambios drásticos debido a que se le dará prioridad a su salud, por ello sólo anunció la cancelación de la vista a Puebla del nuncio apostólico, Franco Coppola, prevista para el próximo 29 de enero.
Al término agradeció las muestras de cariño, oraciones y visitas, que autoridades estatales y eclesiásticas han tenido para el arzobispo de Puebla.