Al momento de escribir estas líneas aún no se encontraban en Mérida, Yucatán, para intercambiar dichos.

 

Los candidatos presidenciales llegan a este tercer debate en medio de un ambiente digno del último mes de campaña.

 

Las acusaciones entre candidatos menudean, las posturas enfrentadas son cotidianas, los actores políticos se encuentran activos, empresarios quieren dar su opinión e influir, además las campañas de contraste abundan en redes sociales.

 

Estamos, pues, en el último tramo de una contienda presidencial que en los últimos días se ha calentado.

 

Lo deseable en los debates es escuchar a los candidatos presentar propuestas, fijar posturas, diferenciarse entre ellos.

 

En un debate, un candidato debe diferenciarse de los otros para llegar a los ciudadanos y convencerlos con ideas.

 

Y en este tramo de la campaña las ideas han menguado. Apenas unas que se esbozan en algún acto de campaña, pero en redes sociales, entrevistas, mensajes y conferencias de prensa, se ha privilegiado el ataque y el contraste.

 

Este tercer debate debe servir para que la sociedad se haga juicios claros sobre quiénes pretenden gobernar este país, sobre quiénes ejecutarán el Presupuesto de Egresos los próximos seis años, sobre quiénes tendrán facultades para modificar las leyes y la Constitución misma.

 

Hay quienes ven en los cambios riesgos, porque afirman hay rasgos de autoritarismo en quienes hoy afirman encabezar el cambio, pero hay quienes afirman que es necesario cambiar para que México sea distinto.

 

Por lo que hemos visto, sólo uno de los candidatos tiene propuestas claras en materia económica, tema del debate de ayer, pues de lo que se trata es crecer en lo económico con justicia social. Ese es el reto.

 

Eso es lo que los debates nos entregan: candidatos argumentando sus posiciones, posturas, ofreciendo soluciones a problemas.

 

Las preguntas son muchas y los ciudadanos debemos saber si nuestros candidatos tienen las respuestas y las recetas para hacer de México un país mejor.

 

Hoy, el entorno en el que los candidatos se mueven es el más denso antes de llegar a la elección.

 

Y anoche tuvieron la última oportunidad para presentarse ante los electores como “resolvedores” de la problemática que enfrenta México.

 

Si lo lograron o se quedaron cortos lo definirán las próximas encuestas y, sobre todo, la elección del 1 de julio.

 

Ya veremos.