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Jueves, 17 Mayo 2018 02:54

Los Calderón en las cloacas de la historia

Los Calderón en las cloacas de la historia Escrito Por :   Javier Arellano Ramírez

Queda claro que en esa familia no hay oficio, ni sensibilidad política. Si en el año 2006 Felipe Calderón llegó a la silla presidencial fue porque la maestra Elba Esther Gordillo operó una serie de acuerdos con los gobernadores priistas. Ese fue el factor determinante y toral en la unción del panista,  de otra manera su ascenso hubiera sido imposible.


 

Durante su sexenio fue evidente e inobjetable la falta de inteligencia y tacto. Calderón no solamente fracasó como operador de las tesis neoliberales. Este sujeto engendro malogrado de las premisas hardvarianas fue un fracaso en todo lo que esperaban sus jefes de Washington.

 

Solamente pudo ejecutar una guerra fallida, un baño de sangre, un genocidio que –como otros que se manipulan desde el imperio-, busca crear estados fallidos para someter a naciones y pueblos enteros.

 

Ahí, con Fecal comenzó el Holocausto Mexicano; miles de connacionales ultimados; otros tantos desaparecidos; tantos más desplazados por la violencia que azota a regiones enteras.  Felipe Calderón Hinojosa pasará a la historia como el gran espurio, el usurpador que se convirtió en un genocida.

 

Ahí frente a las heridas dolorosas de esta nación: Villas de Salvárcar, Casino Royale, San Fernando y sobre todo la Guardería ABC, la señora Calderón siempre guardó un silencio cómplice y por lo tanto criminal.

 

Como segundo presidente panista Felipe llevó a su partido a una debacle sin igual y sin antecedente. Simplemente nunca tuvo la capacidad de gobernar. 

 

La debilidad del clan quedó evidenciada cuando María Luisa ‘Cocoa’ Calderón aspiró a gobernar Michoacán. La derrota fue arrolladora, demoledora. Todo el aparato presidencial, todas las dependencias del gobierno federal se volcaron en la entidad y ni así pudieron sacar adelante la hermana del fallido mandatario.

 

Meses después Felipe quiso colocar a Ernesto Cordero como su sucesor, con el desenlace ya conocido. Todas las batallas del clan Calderón tuvieron deplorables resultados.

 

El desastre del sexenio de Fecal solo fue superado, rebasado por otro periodo aciago: el desgobierno de Enrique Peña Nieto.

 

Ante la actual catástrofe nacional, el matrimonio Calderón pensó que la enclenque autoridad peñista era una extraordinaria oportunidad para volver a la residencia oficial de Los Pinos.

 

La incursión dentro de su propio partido fue una tragicomedia, sólo superada por otra más más estridente: su registro como candidata independiente.

 

Todos los análisis, todos los estudios demoscópicos, todos los sondeos al ras del piso, en las calles y en las plazas mostraban que Margarita Zavala sólo estaba haciendo el trabajo sucio de menguar al candidato de su partido.

 

Hay dos ‘Méxicos’ distintos: el que nos muestran en los medios de comunicación y el de las calles. En las pantallas de televisión se mostraba a Margarita peleando de tú a tú con López Obrador, en las calles la señora es inexistente; en los noticieros sus raquíticos eventos se transmitían en red nacional, cuando en esas calles nadie se enteraba.

 

Margarita sólo fue un mito creado desde Los Pinos para quitarle algunas canicas a Ricardo Anaya. El experimento calderonista terminó como todos los emprendidos por ese político generador de desastres.

 

En este momento las preguntas obligadas son: ¿Cuál es el futuro de Margarita Zavala? ¿Volverá al PAN? ¿Recibirá algún premio de consolación, como una paleta?

 

Pero sobre todo: ¿Alguien volverá a tomar en serio el malabarismo político del matrimonio Calderón?

 

Es muy probable que la señora reciba un premio de consolación por parte de Ricardo Anaya, como también es probable que Margarita crea que puede reconstruir su carrera política.

 

Empero, lo que hizo fue darse un disparo en el pie. Si la señora hubiera peleado hasta el final habría mostrado más congruencia y dignidad; algo que no tuvo cuando finalmente renunció a lo que tantas veces peleó.

 

Bajarse de una carrera presidencial es una muestra de debilidad extrema, de infame cobardía, pero sobre todo la demostración de que la señora sólo se conduce bajo motivaciones pragmáticas, y que una vez que estas dejan de tener valor, renuncia a ellas.

 

El matrimonio Calderón ya está en las cloacas de la historia nacional, aunque ellos no se den cuenta.

 

Como siempre quedo a sus órdenes en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., sin mx.

 

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