Martes, 23 de Abril del 2024
Miércoles, 14 Febrero 2018 03:16

Atrapados en la red

Atrapados en la red Escrito Por :   David Peral Rodríguez

Esta semana Violeta Lagunes sufrió uno de los ataques mas severos a su dignidad como persona, sufrió violencia política de género, las latas de coca cola vinieron cargadas con mucho brandy de mala calidad y le dieron en la cara.


Hace unos días las redes sociales se movían con mayor tráfico que de costumbre y es que no era para menos, las crecientes y desafortunadas declaraciones del presidente del partidazo Enrique Ochoa Reza eran la evidencia para enterrar a un tipo maniatado por el poder y que en sus ansías por ser gracioso como ‘Clavillazo’ se le ocurrió decir una de las analogías más misóginas y burdas en la historia de este proceso electoral.

 

Sobra decir que el desafortunado presidente explicó de manera tardía su descalabro, intentó justificar su referencia a los priistas que traicionan, trató de disculparse, lamentarse y al final no logró nada, ni siquiera podríamos decir que consiguió lastima. Su tuit fue simplemente lamentable, el efecto sería aún más dramático si lo ponemos en contraste con aquel spot de Meade donde llama a la unidad y concordia en la política nacional.

 

Es evidente que Enrique Ochoa Reza intento, a través de sus asesores de imagen contrarrestar la campaña creativa y chusca de Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, como en otras tantas ocasiones Ochoa no dio el ancho, desde sus desafortunadas participaciones en ‘debates televisivos’ hasta su reciclaje ridículo por llamar López a AMLO. Enrique Ochoa sigue cometiendo los errores de un partido que por desgracia de sus militantes no se renueva y que sigue repitiendo los errores de algunos cachorros de la revolución. Es cierto que las maestrías, los posgrados y doctorados en universidades de gran prestigio por lo regular forman personas con un sentido crítico diferente, sin embargo, estas universidades no siempre forman seres humanos éticos y responsables. El mejor ejemplo es un “prieto” que hace tiempo no “aprieta” en el cargo. Lamentable.

 

¿Quién olvidaría a Violeta Lagunes? Aquella mujer que en noviembre del 2006 lanzaba en el pleno del congreso de la unión latas de refresco a un diputado perredista, convirtiéndose en ese momento en un estandarte de algunos vídeos que circulaban en el primerizo YouTube amenizado, sin dudarlo, con una jocosa canción de fondo: “El santo el cavernario, Blue Demon y el Bulldog”. Recuerdo que, en las cenas de navidad, posadas y hasta las fiestas de fin de año doña Violeta era la protagonista de las discusiones políticas.

 

Esto que narro puede resultarle gracioso; en aquella época era motivo de preocupación de algunos articulistas, pero caray no caigamos en la hipérbole, Fernandez Noroña llegó en la siguiente legislatura y convirtió a San Lázaro en un recinto digno de habitar para un monstruo de Lovecraft.

 

Esta semana Violeta Lagunes sufrió uno de los ataques mas severos a su dignidad como persona, sufrió violencia política de género, las latas de coca cola vinieron cargadas con mucho brandy de mala calidad y le dieron en la cara. Un pseudoperiodista llamado Fabián Gómez hizo gala de su machismo, de su misoginia y sobretodo de su estulta ignorancia. Y es que un país donde la violencia política a las mujeres es una constante y va en aumento a pesar de implementar la paridad de género y muchas otras iniciativas la “opinión” de Fabián Gómez se vuelve aterradora. Tan sólo entre 2012 y 2016 la FEPADE detectó 156 casos de violencia política contra las mujeres y en estos dos años la causa agravó muchísimo más sin contar a las servidoras públicas que día a día soportan insultos y acoso por parte de los que se consideran poderosos.

 

Podemos no estar de acuerdo con el pensamiento político de Violeta Lagunes, incluso recordar y reírnos por el incidente de las latas de refresco, lo que es inaceptable es referirse a cualquier persona –sea mujer u hombre– de la manera más burda y estúpida que pueda existir. Es imperdonable cuando quien lo dice se ostenta como periodista. Desde aquí mi apoyo –nunca sororidad– a Violeta.

 

 

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