¿Y por qué no lo dicen? ¡¡¡Pues, porque les da pena!!! El objeto de todas las críticas a nivel nacional de todo lo que ha salido mal en los últimos años es el PRI y Peña Nieto. Los principales casos de corrupción obscena vienen de gobiernos priistas. El aumento en la inseguridad es culpa de Peña Nieto. Y me puedo seguir…
El PRI y específicamente el gobierno de Peña Nieto no supieron defenderse y permitieron que se creara en la consciencia nacional la idea de que todos los problemas y errores son su responsabilidad. Y si desmenuzamos algunos de los casos emblemáticos por los que se acusa a esta administración, habría argumentos para defenderse o transferir la culpa.
Al PRI y a al Gobierno federal les ha hecho falta darle argumentos a sus simpatizantes para decir con la frente en alto que son priistas. Para las próximas elecciones sus seguidores necesitan defenderse en las reuniones familiares o con amigos sobre por qué van a votar por el PRI y cómo votar por el PRI garantiza que ya no van a volver a suceder los actos de corrupción tan escandalosos, o no va a seguir incrementando el nivel de inseguridad o desaparecidos.
Por eso, nadie quiere decir en voz alta que es priista. Los tachan de ingenuos por creer que Meade y toda su experiencia puede mejorar la situación. Los señalan como amantes de la mafia del poder si simpatizan con priistas. Les piden que expliquen cómo vuelven a confiar en los rufianes que tienen al país sumido en una crisis de gobernabilidad. Y, la verdad, los argumentos que existen son tibios, les falta punch.
Aún así, hay quienes ocultos en su cueva creen que más vale malo conocido, que bueno por conocer. Hay quienes ven virtudes en las reformas estructurales y su implementación. Hay quienes ven un partido que respeta las instituciones y eso le da tranquilidad. Hay quienes creen que el manejo macroeconómico del país ha sido bueno con respecto a la incertidumbre que hay en el mundo. Hay quien confía en Meade y su perfil para enfrentar los retos del futuro. Otros recuerdan con nostalgia los viejos tiempos y creen que el PRI puede regresar esa grandeza.
Desde hace tiempo, la marca PRI ya no jala. A nivel mercadotecnia, estar asociado con dicho partido resta votos. Ni el más capaz de los mercadólogos políticos ha logrado devolverle dignidad y honorabilidad a la marca (bueno, ningún partido la tiene). El PRI ha intentado renovarse, pero la sombra de los errores sólo da para memes.
Así, el PRI confía en que la teoría de los priistas de closet sea cierta y mantiene la esperanza de que pueden ganar y que están mejor posicionados de lo que reflejan las encuestas. Pero, no veo que hagan algo para recuperar el orgullo priista, para darle argumentos a sus ocultos simpatizantes. Mientras tanto, los seguirán llevando a las sombras con la vergüenza de ser priistas.