La jornada era la gran oportunidad de mostrarnos a nosotros mismos y al mundo, que en México ya crecimos y producto de interminables batallas, hemos alcanzado la madurez política.
Llegó el momento, la cita con la historia y las cosas resultaron en lo general, con algunas dudas en casos particulares como el de Puebla.
Puebla, sus senadores, diputados federales, locales, ayuntamiento y gobierno estatal son para el futuro presidente de México, de su movimiento Morena.
Y sin ahondar reconoce el triunfo de su candidato a gobernador.
En tanto, en Puebla el gobernador del estado reconoce el triunfo de la candidata de su corriente política a la gubernatura, con la que se sentará esta misma semana a platicar sobre los aspectos del proceso de transición.
El mandatario local también reconoce el éxito de la candidata a la presidencia municipal promovida por el movimiento político ajeno a su filiación política.
¿En qué quedamos?
La gran decisión la tomarán los tribunales electorales y se promete que con estricto apego a la ley, ante lo que surge y resurge la interrogante
¿Quién nos gobernará?
El tema y la gran duda se repiten de mesa en mesa y en donde se reúnen al menos dos.
Cada uno tiene su hipótesis.
Cada uno tiene su verdad.
Cada uno corrige y aumenta versiones.
Pero “todos” coinciden en su aspiración de que se consolide en Puebla un ambiente de paz, orden y respeto.
¿Será mucho pedir?
En plena lucha de facciones todos exigen paz.
Y para que haya paz tiene que haber transparencia para aceptar los resultados que se nos presentan.
Y mientras prevalezcan las dudas, los poblanos seguiremos polarizados en torno al fenómeno político.
Y lamentablemente la polarización se ha dado desde el seno de las familias, entre parejas, entre padres e hijos, hijos y padres, hermanos, tíos, sobrinos, primos.
Y así la sociedad poblana no puede salir adelante.
Sea cual sea el resultado, ¿que tan preparados estamos para aceptarlo?
Y sea cual sea el resultado final, ¿mostraremos madurez para aceptarlo y comenzar a hacer equipo con las nuevas autoridades para que Puebla no se detenga?
Hay que recordar una máxima:
Perdiendo se gana. Pero también, se gana perdiendo.