Ya en otras ocasiones los candidatos presidenciales han debatido, pero nunca como ahora ese debate ha levantado tanto interés entre los ciudadanos como hoy.
Y es que en las precampañas se abordaron temas que interesan vivamente a los ciudadanos en general y a quienes participan en la actividad política en este año, en que se renueva gran parte de los gobiernos federal, estatales y municipales en un solo día.
Hay temas interesantes que ya han provocado polémica entre diferentes grupos sociales, como por ejemplo el de la inseguridad y la violencia que tiene preocupada a la inmensa mayoría de la población; el de la construcción del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que puso López Obrador sobre la mesa y se ha armado un escándalo; el del pago de jubilaciones a los ex presidentes de la República, por su cuantía, en fin, el de la reforma educativa, etc.
Para muchos, las propuestas de López Obrador son demagógicas, propias de un populista que sólo pretende obtener simpatías y votos, pero nada serio y sin siquiera tocar los temas de fondo.
Además lo acusan de autoritario: dice voy a hacer, no va a consultar con la ciudadanía. El ya tomó la decisión, como si ya estuviera en el poder. En fin. Lo cierto es que sus propuestas han levantado ámpula y van a marcar gran parte de las discusiones en los tres debates que se tienen programados.
Los ciudadanos de este país, en general, tienen una gran preocupación por la inseguridad que prevalece en la mayor parte de los estados y que no sólo no se ha podido contener, sino que se ha incrementado potencialmente.
Otro tema de interés general es el económico: los dos sexenios panistas, el de Fox y el de Calderón fueron fatales en ese sentido, pues aumentó el desempleo y disminuyó considerablemente la creación de nuevas plazas de trabajo.
El tema de la reforma educativa, que López Obrador dice que va a eliminar de inmediato; el de la venta del avión presidencial; el de quitar las jubilaciones o como se llamen, a los ex presidentes de la República, en fin, todos los demás estarán sujetos, quiérase o no, a negociaciones.
Se afirma que el avión presidencial todavía se debe y habrá que ver si puede devolverse a la empresa que lo vendió, así como así. Y lo mismo pasa con la construcción del aeropuerto de la Ciudad de México y con la reforma educativa, pues se oponen maestros de regiones concretas (Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Guerrero) y no es asunto que afecte a todo el país.
De todos modos, estos temas que no son prioritarios en su mayor parte, (el de la seguridad, el desempleo, sí lo son) tendrán que decidirse cuando los ciudadanos determinen a quién quieren como presidente de la República.
Si no gana López Obrador no pasará nada. Si él es el triunfador, entonces ya veremos qué revolución arma. Mientras tanto, hay que estar tranquilos y ver si los candidatos de veras tienen con qué responder a las exigencias de la población o como siempre ha ocurrido, son puros cuentos.
En el noticiero de Televisa, que conduce el periodista Carlos Loret de Mola, fueron entrevistados los directores de las cuatros empresas encuestadoras más importantes de México.
¿Qué dijeron? Que en este momento Andrés Manuel está en primer lugar en las preferencias del electorado; en segundo lugar está Ricardo Anaya, que bajó seis puntos en fechas recientes y en tercer lugar, José Antonio Meade, el candidato del PRI.
“¿Oigan y Meade no está disminuido, es decir, que tiene más fuerza de la que aparenta?”
Sí, así es. El Partido Revolucionario Institucional tiene una estructura debilitada, pero a pesar de eso, es el único, tal vez un poco Morena, que la tiene, lo mismo que es el que está mejor organizado. Además tiene un voto duro, también disminuido, pero es el único que cuenta con eso. Y mucha gente en las encuestas tiene pena decir que va a votar por el PRI, porque la moda es estar contra el partido del gobierno.
Palabras más, palabras menos, esa fue la respuesta y los encuestadores entrevistados la avalaron.