Es más, el anuncio de tres debates convocados por las autoridades electorales del país no ha levantado el interés por el proceso electoral que ya está en marcha y que culminará el domingo primero de julio de este año.
Parece que toda la palabrería para anunciar algo distinto, diferente, algo que no hemos visto antes, cayó en el vacío.
Y es que como dijimos hace unos días en este espacio, no existe un interés real por el proceso electoral entre el ciudadano común.
Los que andan emocionados, los que creen que estas elecciones serán determinantes para cambiar el rumbo del país, son los propios políticos, que se mueven en un círculo pequeño donde sólo se habla política, pero el ciudadano común tiene otra percepción de las cosas.
Y es que los partidos políticos han decepcionado a todos y no hay que olvidar que nuestra democracia tiene como base la “partidocracia” y que nunca los partidos políticos mexicanos han estado tan divididos internamente, tan cuestionados por los ciudadanos, tan débiles, pues carecen de la mínima estructura y organización, que carecen de líderes, que han olvidado o nunca han conocido la ideología política que dicen sostener y que sus supuestos militantes sólo se mueven por el afán de tener poder y acceso al dinero público.
Hay quienes afirman que tenemos la democracia más cara y más ineficiente del mundo y hay muchas probabilidades de que esto sea cierto.
Juntar las elecciones de presidente de la república, senadores y diputados federales, así como de gobernadores, diputados locales y ayuntamientos, dizque para ahorrar dinero, como fue la propuesta del PAN, fue una soberana idiotez y además un golpe al federalismo que en el siglo 19, se impuso, después de una guerra en la que murieron miles de mexicanos, al centralismo derechista.
Ahora, con la mano en la cintura, volvemos al centralismo, nos olvidamos de una parte importante de nuestra historia; gastamos muchísimo más de lo que gastábamos en estos menesteres y lo enredamos todo... y todavía lo presumimos.
Como se ven las cosas, los debates no tendrán nada nuevo. Tal vez sólo lleguen a distinguirse de los debates de años recientes, porque los participantes se insulten y se lancen acusaciones, reales o falsas, con mayor entusiasmo, pero nada más.
Los principales problemas del país son y han sido, la inseguridad, la corrupción, la impunidad, la pobreza que aumenta cada día, el desempleo, la desigualdad social, el desprecio hacia las mujeres por prevalecer una cultura machista, en fin... Pero en este primer debate, es posible que ningún tema de esos sea abordado por los aspirantes a la Presidencia de la República.
Lo más seguro es que el tema sea el de la construcción del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, y la amenaza de parar esas obras, por parte de Andrés Manuel López Obrador, si llegara a ganar.
Todos se le van a ir encima para criticarle su osadía de oponerse a la obra más espectacular del actual gobierno priista, obra que va a costar miles de millones de pesos y que además debe continuarse porque si eso no se hiciera, el gobierno de México tendría que indeminizar a empresas extranjeras con cantidades millonarias y ese dinero sería, dinero perdido, tirado a la basura. Porque don Andrés Manuel no sabe o se hace que no sabe, que si ya hay una contratación para una obra y esta tiene que suspenderse por el capricho de quien en determinado momento está en el poder, desde dónde hace lo que se le de su regalada gana.
Ya hemos enumerado los problemas graves, algunos gravísimos, que padece el país y los aspirantes a la Presidencia de la República, casi no los mencionan en sus recorridos por las distintas entidades.
Se han ido con la finta de Andrés Manuel de que va a parar las obras del aeropuerto, de que les va a quitar la pensión de 5 millones de pesos a los ex presidentes de la república: de que va a vender el avión presidencial, de que va a cambiar la reforma educativa, temas de mucha menor importancia que la inseguridad que tiene a millones de personas al borde de un ataque de nervios, el de la corrupción que hace perder al gobierno federal, cientos de millones de pesos, el de la desigualdad que venimos padeciendo desde los tiempos de la Colonia Española, el problema del desempleo, de la falta de atención al campo, el de la discriminación a las mujeres y a los indígenas...y muchos más.
Ojalá y nos equivoquemos y que los debates sean serios, profesionales, en los que se aborden temas que realmente interesan al país y no representaciones dramáticas solo para que los candidatos, exhiban su mediocridad, su falta de conocimiento de la realidad del país y su ignorancia de la historia patria.
Los gobiernos panistas y priistas, son los responsables de la inseguridad y violencia que prevalece en casi todo el territorio nacional; el PRD, es el responsable de la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Atyozinapa y del desbarajuste político y social que hay en el estado de Morelos y Morena ha dejado con muchos pendientes, a las delegaciones del Distrito Federal, que gobernó en el periodo que termina. No hay pues ningún partido que pueda arrojar la primera piedra.