Si la realidad política es un vaso que puede verse medio lleno o medio vacío, a una semana del cierre de campaña puede aplicarse un primer balance luego de casi ocho semanas de campaña. Luis Miguel Barbosa debió ganar la gubernatura hace semanas. Caminando. Con el impulso de López Obrador, el senador con licencia tenía que haber arrasado a los morenovallistas hace tiempo. Situarse a tres o cinco puntos abajo en la recta final, dependiendo la encuestadora, es un gran fracaso.

 

La más reciente encuesta de GCE dice que mientras que la intención de voto efectiva para López Obrador en el estado alcanzó los 60 puntos, Barbosa continúa estacionado en 35 por ciento. Es decir, la brecha de voto diferenciado se amplió de 19 a 25 puntos. En Puebla hay miles dispuestos a seguir el consejo de la ‘tía Tatis’: dale tu voto a AMLO por la presidencial, pero si en el escenario local ves algo interesante, adelante, vota por él.

 

Hay varias hipótesis que pueden explicar qué paso.

 

De entrada, con Barbosa parecen estar sólo los fanáticos de López Obrador, el voto duro de Morena. Aquellos que siguen los postulados de la tía Yeidckol: es un traidor a la patria el que no vote el 6de6.

 

Pero esta afirmación ni siquiera es cierta. La dupla Armenta-Nancy anda en los 40 puntos de intención de voto, 5 más que Barbosa y solamente se encuentran 20 abajo del tabasqueño. Sin duda, la campaña del ex priista fue mucho mejor y eso se traduce en unos miles de votos.

 

En el mismo porcentaje anda la intención de voto promedio de los candidatos a diputados federales de Morena pese a su campaña inexistente. Sin aparato mediático, sin gozar de los mismos reflectores, algunos cómodamente sentados en sus casas, tienen más intención de voto que Barbosa.

 

Si el senador con licencia hubiera resultado un candidato medianamente atractivo, a esta hora ya sería gobernador. El morenovallismo simplemente no había entrado en disputa. A esta hora Martha Erika ya estaría aplastada.

 

Ahora veamos el vaso medio vacío. Un 25 por ciento de poblanos quieren votar por AMLO, pero no por Barbosa. ¿A quién apoyan realmente?

 

Todo indica que un porcentaje importante va a votar por López Obrador, pero también va a votar por Martha Erika Alonso. Es una afirmación que provoca shock, pero los datos estadísticos así lo demuestran en la encuesta de GCE.

 

Veamos: mientras la candidata del Frente tiene 41 por ciento de intención de voto, su candidato presidencial, Ricardo Anaya, sólo tiene 20 por ciento. Es decir, Alonso Hidalgo es una mejor candidata porque suma +21 que su candidato presidencial. Y como las matemáticas en este punto son un conjunto cerrado, ese +21 sólo puede provenir de los votantes de López Obrador que no van a hacerlo por Barbosa.

 

Increíble, pero cierto. Las encuestas demuestran que, al mismo tiempo, se puede ser votante de López Obrador y votante de Martha Erika. Si alguien tiene la culpa de eso es Barbosa, que no pudo seducir ni convencer a todo el 60 por ciento que apoya al tabasqueño en Puebla.

 

Si el tabasqueño tiene un +25 sobre el candidato de Morena a la gubernatura, y Alonso Hidalgo se lleva la mayor parte de esa franja de electores con 21, ¿quién se lleva los 4 restantes? Todo indica que Michel Chaín, quien sorpresivamente pasó de 3 a 7 puntos de intención efectiva de una medición a otra. La campaña diseñada por Juan Pablo Kuri resultó muy efectiva.

 

Con sus 17 puntos, Doger apenas ya mejora por +1 a los 16 que tiene su candidato presidencial José Antonio Meade. Fue el que más perdió en la campaña, y es probable que parte de sus votantes se mudaron con Barbosa, lo que explicaría el crecimiento de 3 puntos entre una medición y otra.

 

Total, así como es increíble que a esta altura Barbosa no haya ganado la gubernatura, también es increíble que el morenovallismo resista el tsunami lopezobradorista sin haber sido arrasado. Los vasos comunicantes no son evidentes, pero todo parte de un hecho no calculado por el senador con licencia: al mismo tiempo se puede ser de AMLO y también de Martha Erika.