Nancy de la Sierra ha sobrevivido al debate de los candidatos al Senado. Vapuleada una y otra vez por Mario Riestra, a punto de sonar la campana, Juan Carlos Natale pone el cuerpo y la salva con su transformación de ‘mirrey’ Verde a ‘mirrey’ Morena.

 

El efecto distractor funciona. Aunque Natale sólo trae el voto de sí mismo y de su primo, no representa ningún peso electoral, su declinación se lleva la nota por el efecto sorpresa. Aliado incontables veces del morenovallismo, receptor de prebendas, ejecuta una traición impecable: anuncia su voto por todos los candidatos de Morena, incluido Luis Miguel Barbosa.

 

Riestra se distrae, pierde el ritmo, se le aflojan las piernas ante lo inesperado. Todas las balas que disparó dieron en el blanco. Se veía triunfante para continuar en la persecución de esa senaduría cuando la traición lo acuchilla por un lado inesperado.

 

Nancy recupera la respiración, la risa desafiante. Contra la pared, hasta Xitlalic le había pegado dos coscorrones posterior a que Riestra revelara las condiciones en que Mario Marín le autorizó su escuela preescolar. Que ella se comprometió a terminar una licenciatura en educación preescolar que nunca estudió.

 

Luego vino el ‘cochinero’ inmobiliario. Los viajes, la titulación gratuita, pum, pum, pum. Una y otra vez Nancy se va a la lona sin meter las manos.

 

La serpiente asoma en un momento. La ex priista recurre a la canallada de decirle que ella conoció a su padre, Mario Riestra Venegas, y que se volvería a morir si viera el papel que hace su hijo. Riestra Piña guarda la calma y prosigue con la exhibición de escándalos.

 

Hasta ese punto, el panista ha ganado, arrasado el debate. Pero todo se viene abajo con el efecto Natale, primero pero no último en traicionar al morenovallismo para montarse en el proyecto ganador de López Obrador. Nadie da crédito.

 

La campana suena, el debate se termina.

 

En un pasillo, arropada por su esposo José Juan y Alejandro Armenta, fuera de los reflectores, la serpiente saca toda la cabeza y muerde: no quiero tomarme una foto con esos “pinches gatos” en referencia a Xitlalic Ceja y Mario Riestra.

 

La serpiente muerde otra vez: “de veras me aguanté, pero tengo ganas de partirles la madre”.

 

Nancy de la Sierra lo hace otra vez. Su carácter iracundo, clasista, la vuelve a traicionar de la misma forma que ocurrió en 2015 cuando, candidata por Teziutlán a diputada federal, manifiesta “odiar a los teziutecos” en el programa de Enrique Núñez.

 

Nancy pasa de #LadyTeziutlán a #LadyPinchesGatos cuando se filtra a las redacciones un video grabado a metros de ella.

 

¿Traidor que traiciona a traidor tiene mil años de perdón? ¿La grabó alguien de su equipo?

 

Los ‘memes’ comienzan a inundar las redes sociales.

 

El efecto Natale se diluye y entonces todo mundo reacciona: ¿de verdad en Morena hay sitio para uno de los más impresentables de Puebla, el ‘mirrey’ Verde?

 

¿Qué le pasó al proyecto de López Obrador?

 

¿Cómo podrá regenerar al país con Barbosa, #LadyPinchesGatos, Natale, Nestora?

 

Bueno, si a Morena le faltaba un ‘mirrey’, pues ya tienen a Natale, que sólo sumará su estela de desprestigio y escándalos.

 

La lección cae en buen momento para los morenovallistas que nunca vieron venir esta traición. Precisamente se llama así porque nadie la espera ni la ve venir. Ahora deben desconfiar de todos. Hasta de los más enanos.

 

Natale es el primer traidor, pero no el último.

 

Gracias a él, Nancy sobrevivió al debate.

 

Por su propia personalidad clasista, De la Sierra perdió el posdebate y todo lo ganado.

 

Así Morena, a un día del cierre de campaña.