Cumple 45 días el conflicto poselectoral en Puebla, y los apoyos decididos que tenía Luis Miguel Barbosa al día siguiente de la elección para luchar contra el “fraude electoral” se han ido evaporando en este lapso de tiempo como resultado de sus propios errores estratégicos, entre ellos la violencia en el Hotel MM, la poca claridad para explicar cómo se ejecutó el “fraude”, así como la confesión de que ni siquiera cuentan con las actas necesarias para demostrar su “triunfo”.

 

La muestra de ese agotamiento fue la raquítica movilización de la gran marcha contra el “fraude”. Ayer explicamos la razón del desaire de personajes nacionales de Morena, así como de los gobernadores electos que en teoría se habían comprometido a asistir, entre ellos Claudia Sheinbaum, Cuauhtémoc Blanco y Cuitláhuac García: el soberbio rechazo a la subsecretaría que AMLO le ofreció.

 

Sin embargo, el aspecto más importante de la ‘minimarcha’ contra el “fraude electoral” fue el abandono de las bases de Morena en Puebla a la cruzada de Barbosa. Del millón 50 mil votos que obtuvo el 1 de julio, una minoría microscópica salió a respaldarlo por las calles del Centro Histórico pese a que estaba confirmada la presencia de Yeidckol Polevnsky.

 

La mayoría de los medios de comunicación, entre ellos CAMBIO, señalaron que acudieron alrededor de cinco mil personas a la marcha, tomando como base las imágenes del dron de la agencia fotográfica Es Imagen de Pepe Castañares. En ellas, se observa que la plancha del Zócalo —con capacidad para 10 mil personas— fue ocupada a la mitad al momento de los discursos.

 

Si cinco mil poblanos marcharon, eso significa que sólo lo respaldó el .5 por ciento de sus electores. Incluso, asumiendo sus cifras de 30 mil asistentes —lo cual no ocurrió—, significa que sólo fue el 3 por ciento de sus votantes.

 

 

¿Qué tan representativo de la supuesta indignación social contra el “fraude” es un .5 por ciento de los propios votantes de Morena? ¿O un 3 por ciento?

 

Lo primero es que no existe tal indignación “ciudadana”, sino que las bases de Morena tampoco la comparten. La derrota de Barbosa ya no les escuece. ¿Cómo perdió a las bases enardecidas en la primera semana del conflicto poselectoral?

 

Muy sencillo: en estos 45 días quedó al descubierto el plan de Barbosa para apoderarse de Morena imponiendo a su incondicional, Eric Cotoñeto, para convertir al partido en una nueva versión del Sol Azteca poblano.

 

 

El senador con licencia cometió un error estratégico al revelarse la intención de imponer a Eric Cotoñeto como dirigente estatal en sustitución de Biestro.

 

¿Qué le espera a Morena en Puebla si prospera esta iniciativa?

 

Pues un escenario muy parecido al que vivió el PRD desde que Barbosa se apoderó del partido. Esto es, un modelo de conducción desde el que la oposición es un trampolín para negociar jugosas prebendas económicas adueñándose de la interlocución con el gobierno estatal.

 

Pero en realidad es peor, pues el PRD de Barbosa nunca acumuló el poder que tiene Morena en Puebla con tantas alcaldías y la mayoría en el Congreso local. Desde la dirigencia, Barbosa tendrá el poder institucional de ordenar bloqueos y negociar posiciones a través de su incondicional Cotoñeto, quien responderá a una sola voz.

 

Esto no le conviene a nadie en Morena. No a Alejandro Armenta, quien construye su candidatura al gobierno estatal, ni tampoco a José Juan, quien pasó del más rijoso a casi casi desaparecer del escenario de lucha, pues le han cerrado todos los espacios de interlocución.

 

Tampoco le conviene a Claudia Rivera Vivanco, maltratada por Yeidckol y víctima silenciosa de la violencia política de género pese a que es la auténtica representante de las bases de Morena, pero quien cometió el pecado de ganar y que Barbosa no lo haya conseguido.

 

Pero sobre todo no le conviene a las bases, pues la llegada de un incondicional como Cotoñeto destruirá la posibilidad de construir un partido que acompañe a López Obrador, sino a los negocios de Barbosa que le dan para pagar un millón de pesos de hospedaje en el hotel Crowne Plaza durante los últimos 10 meses que el senador con licencia regresó al estado.

 

Por eso en Morena ya se vive la batalla contra la imposición de Cotoñeto, y quien aglutina a las bases es el abogado Abelardo Cuéllar. Pero lo visto en la marcha es que Yeidckol se ha adherido de forma total al proyecto de Barbosa, incluso en el maltrato a Claudia. ¿Le abrirá Citlalli la puerta al arribista de Cotoñeto?

 

Es muy probable que sí: entonces las bases de Morena lo habrán perdido todo, y la alcaldesa Rivera Vivanco vivirá una auténtica pesadilla en su próxima dirigencia.

 

Eso explica que las bases no hayan salido a marchar, y de hecho, muchos prefieran que la elección no se anule. La consigna es no darle más poder a Barbosa para machacarlos, pues darle más poder es darle más dinero.