Duelo de Espadas


Edmundo Dantés

31/07/2009

García Olmedo, una víctima más


Aunque supuestamente haya abortado, la intentona de defenestrar a Rocío García Olmedo dejó en evidencia que el zavalismo no cuida forma política alguna y que tampoco respeta a sus correligionarias, debido a que el madruguete que planeó en su contra el encargado del despacho zavalista en el Congreso local, José Othón Bailleres, fue una maniobra sucia, burda, que solamente generó más división e inconformidad en la mayoría parlamentaria priísta.

 

A lo mejor, como señalan algunos analistas, Mario Marín es omnipotente, omnisapiente y pitoniso y ordenó la maniobra, no con la intención de degradar a su amiga García Olmedo, sino para demostrar qué les pasará a los marinistas que no se sumen a Javier López Zavala, pero lo que percibió la clase política es que el zavalismo le atizaba un golpe de muerte a Mario Montero Serrano.

 

Incluso, la defenestración de quien en alguna ocasión aspiró a la presidencia de la Gran Comisión, pero fue vetada por el zavalismo, que impuso ahí al “tontón Bailleres”, permitía vaticinar la pronta salida del secretario de Gobernación, con el pretexto de que sería candidato a la presidencia municipal de Puebla, cuando otro miembro del gabinete marinista, el propio López Zavala, piensa que será nominado al gobierno y no quiere de la Sedesol hasta enero.   

 

Digo, si zavalita puede seguir lucrando electoralmente con la Sedesol hasta enero próximo, ¿por qué Mario Montero o los demás miembros del gabinete y aspirantes a algún cargo en el 2010 no deben hacer lo mismo?

 

Es claro que la jugarreta de Bailleres contra García Olmedo solamente evidenció que la fracción priísta está más dividida que nunca y que el presidente de la Gran Comisión tiene el cargo formal, pero no es un verdadero líder que aglutine a los diputados de su fracción.

 

También es obvio que el precandidato oficial necesita la presidencia de la comisión Inspectora, no solamente para presionar a los alcaldes actuales, sino para iniciar un procedimiento de determinación de responsabilidades contra uno de sus adversarios en la carrera por la nominación priísta en el 2010: el ex edil de Puebla Enrique Doger Guerrero.

 

La maniobra sería sencilla, pero efectiva, ya que si el Congreso local comienza un proceso jurídico contra el ex munícipe se generaría una ola de descalificaciones mediáticas y políticas en su contra, precisamente en el momento en que el PRI debe definir a su candidato al gobierno.

 

Además, con una acusación legal encima, Doger Guerrero estaría en condiciones de desventaja a la hora de realizar una eventual negociación política con López Zavala, En pocas palabras, es mucho poder y margen de maniobra el que la presidencia de la comisión Inspectora daría al zavalismo.  

 

Pese a que se diga que fracasó la defenestración de García Olmedo, es posible que siga adelante y se concrete en los meses siguientes, porque si el marinismo-zavalismo ya enfrentó las descalificaciones, indignación y críticas por esta maniobra, entonces solamente le queda terminar la acción, ya que – de lo contrario – la ola de desprestigio e inconformidad habría sido en vano.   

 

Columnas Anteriores


 
 

 

 
Todos los Columnistas