Mundo Rural


Hipólito Contreras

10/08/2009

Procampo

Fue al final del gobierno de Salinas de Gortari cuando se creó el programa llamado Procampo, inmediatamente después de haberse firmado el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.


El propósito de Procampo fue otorgar subsidios directos a los productores del país, lo que les permitiera competir con los dos socios comerciales, Estados Unidos y Canadá.


Con Procampo gobierno federal subsidiaría aunque fuera mínimamente a millones de productores, apoyo que sumado a los demás programas federales y estatales, permitiría mediante la mecanización y capacitación abatir costos de producción y con ello estar en condiciones de competitividad.


Han pasado más de quince años desde 1994, el nuevo gobierno de Calderón determinó la continuidad de Procampo por seis años más con el fin de seguir apoyando a los productores mexicanos.


¿ Qué ha sucedido en estos más de quince años de aplicación de Procampo? ¿ los productores mexicanos ya están en condiciones de competir con sus similares de Estados Unidos y Canadá? ¿ ya están mecanizados? ¿ ya han elevado sus rendimientos por hectárea? ¿ ya han bajado sus costos de producción?¿ ya se logró la autosuficiencia alimentaria? ¿ ya exportamos alimentos al mundo? ¿ ya hay un nivel de vida óptimo en el campo mexicano?


Si la respuesta es sí es porque no sólo Procampo ha sido un éxito sino todos los programas federales y estatales, y en general toda la política agropecuaria.


La realidad nos muestra que ni Procampo ha funcionado ni los demás programas. La producción nacional enfrenta un déficit importante y que se cubre con importaciones.


México importa maíz, (sobre todo amarillo para el sector pecuario), arroz, trigo, sorgo, frijol, cebada, leche, carne de bovino y porcino, y hasta azúcar y café, entre otros productos. El país no es autosuficiente, las importaciones son cada vez mayores, sobre todo hoy con los efectos del cambio climático que ha llevado a un descenso de la producción.


Procampo no ha sido el gran programa que sea un modelo a seguir en el mundo, no porque sea malo, sino porque no lo aplicaron bien. Subsidiar al campo, al sector primario, a la producción de alimentos, debe ser el compromiso de todo gobierno en el mundo, producir alimentos es una tarea fundamental por ser una necesidad básica.


Procampo, obvio, fue creado, aprobado y diseñado por el grupo en el poder y defensor a ultranza de sistema de libre mercado o capitalista, por lo tanto el programa está inmerso en la política llamada neoliberal.


Procampo con esas características fue absorbido por la política de libre mercado, esto generó que se diera un acaparamiento de recursos.


El programa no limitó el número de hectáreas, fue abierto con sólo demostrar la posesión de la tierra, esto llevó a un acaparamiento por parte de los grandes productores que tienen más de cien hectáreas, La ley agraria dice que un propietario puede tener hasta 800 hectáreas de monte, cien de riego o su equivalente en otras categorías.


Los estados del norte como Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa, Sonora, más tecnificados y con mayores superficies por propietario, se llevan más del cincuenta por ciento de los recursos de Procampo, a los otros 28 estados del país en los que se encuentran el mayor número de minifundistas, pequeños propietarios y ejidatarios, les toca menos del cincuenta por ciento de los recursos del programa.


Sólo por esto el programa no es equitativo, sigue las leyes del libre mercado, quién más tierra tenga más recursos recibe. Por ejemplo un pequeño propietario o ejidatario que tiene sólo dos hectáreas recibe en promedio dos mil 300 pesos anuales, ( si es que se los dan completos) quien tiene cien se lleva 115 mil pesos anuales, este propietario en más de quince años se ha llevado cerca de dos millones de pesos.


El problema no sólo está en la equidad de los recursos de Procampo, sino también en su aplicación. El programa se ha limitado a entregar recursos sin compromiso alguno, sin capacitación de los productores sobre el mejor uso de los recursos, los que debieron ser aplicados directamente a la producción.


Procampo no estuvo integrado a los demás programas federales para hacer un todo con el único fin estimular la producción y mejorar los niveles de vida de la población rural.


Por no existir una política bien orientada a la aplicación de los recursos de Procampo motivó que gran parte de los mismos haya sido utilizada para otros fines. Sólo productores más organizados orientaron estos recursos a la tecnificación y producción de sus parcelas, otros impulsaron proyectos productivos en común.


Procampo debió formar parte de la estrategia del gobierno federal para impulsar la modernización y mecanización del campo mexicano. Si se trataba de subsidiar la producción debieron armarse esquemas, sistemas, estrategias, políticas de un Estado moderno para incentivar a su sector productivo, a su sector primario.


No se trataba de apoyar sólo a los grandes productores, sino a todos, pudieron por ejemplo haberse impulsado asociaciones de productores considerando la pulverización de la tierra, por supuesto, para esto se requiere capacitación, cambio de mentalidad, convencer que la unificación de esfuerzos es mejor que el trabajo individual.


Al final de lo que se trata es que el Estado vea a su sector primario como asunto primordial, asunto de Estado, de seguridad alimentaria, de seguridad nacional y protección de los recursos naturales, la ecología juega un papel vital en el proceso productivo.


Hoy el gobierno federal en medio de la crisis que generó, y que argumenta es culpa de los efectos del exterior, se propone aniquilar Procampo. No se trata de desparecer un subsidio sino de reorientarlo, fortalecerlo.


Los subsidios no deben entenderse como parternalismo, sino como apoyos de los gobiernos para apoyar sus sectores productivos, en este caso el campo, lo que se necesita es que detrás de esos subsidios haya políticas inteligentes para transformarlos en producción y mejores niveles de vida de la población.

 



 
 

 

 
Todos los Columnistas