Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
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03/12/2012


El Pacto por México, una lista de candidatos al quinazo


Un solo párrafo del Pacto por México, la carta de navegación del gobierno peñista firmada ayer con los dirigentes nacionales del PRI, PRD y PAN, aclara las verdaderas intenciones para Elba Esther Gordillo en el sexenio que arranca. Dice el documento en su página 4: “se impulsará una reforma legal y administrativa en materia educativa con tres objetivos iniciales y complementarios entre sí. Primero, aumentar la calidad de la educación básica que se refleje en mejores resultados en las evaluaciones internacionales como PISA. Segundo, aumentar la matrícula y mejorar la calidad en los sistemas de educación media superior y superior. Y tercero, que el Estado mexicano recupere la rectoría del sistema educativo nacional, manteniendo el principio de laicidad”. ¿Y quién le arrebató la rectoría del sistema educativo al Estado mexicano? ¿De quién hay que rescatarla? Pues de “La Maestra” y su todopoderoso SNTE. Los peores augurios se ciernen sobre Elba Esther Gordillo por ser la primera candidata al quinazo, aquel mecanismo de la Presidencia Imperial para reforzar el poder del Ejecutivo al inicio su periodo.


Las interpretaciones optimistas sobre la presencia de Emilio Chuayfett en la SEP federal se desvanecen. Cuando su nombre fue filtrado a varias columnas a principio de la semana, se interpretó como un globo sonda para encarecer la negociación con “La Maestra”. Dos o tres se apresuraron a responder que su nombramiento era imposible, primero por su estado de salud “grave” y luego por sus antecedentes cuando el exgobernador mexiquense impulsó su derrumbe de la coordinación de la fracción parlamentaria tricolor, con expulsión del partido incluida. Y que si en verdad asumiría la dependencia, se trataría de una declaración de guerra abierta en contra de Elba Esther Gordillo. Pues ya está. Peña Nieto no se arredró y Chuayffet llega a poner el orden que el sistema educativo perdió en los sexenios panistas.


Pero Elba Esther no es la única candidata al quinazo. Bien leído, el Pacto por México es una declaración de intenciones en contra de los poderes fácticos que se encargaron de provocar la democracia disfuncional del panismo. Por ejemplo, la ofensiva contra Slim luce abierta y explícita cuando el documento señala “se regulará a cualquier operador dominante en telefonía y servicios de datos para generar competencia efectiva en las telecomunicaciones y eliminar barreras a la entrada de otros operadores, incluyendo tratamientos asimétricos en el uso de redes y determinación de tarifas, regulación de la oferta conjunta de dos o más servicios y reglas de concentración, conforme a las mejores prácticas internacionales”.


Tampoco se salvan sus aliados Televisa y Tv Azteca, porque uno de sus principales compromisos en la toma de protesta, y en el Pacto por México, es la creación de dos nuevas cadenas nacionales. En su página 11 establece: “se licitarán más cadenas nacionales de televisión abierta, implantando reglas de operación consistentes con las mejores prácticas internacionales, tales como la obligación de los sistemas de cable de incluir de manera gratuita señales radio difundidas (must carry), así como la obligación de la televisión abierta de ofrecer de manera no discriminatoria y a precios competitivos sus señales a operadores de televisiones de paga (must offer), imponiendo límites a la concentración de mercados y a las concentraciones de varios medios masivos de comunicación que sirvan a un mismo mercado, para asegurar un incremento sustancial de la competencia en los mercados de radio y televisión”.


El Pacto por México debería preocupar a varios de los gobernadores que asistieron como testigos a su firma. Y no es personal, porque los mensajes no tienen dedicatoria específica: priista, panista, perredista o aliancista. Cualquiera puede caer en los supuestos de “se expedirá una nueva Ley Nacional de Responsabilidad Hacendaria y Deuda Pública para las entidades federativas y municipios para controlar el exceso de endeudamiento de las entidades federativas y los municipios regulando el acceso a la fuente de pago y a las garantías de la Federación para el endeudamiento subnacional (compromiso 68)”.


Pero los gobernadores deben tener más preocupaciones derivadas del pacto. Por ejemplo, el nuevo organismo encargado de la contratación de publicidad oficial fijará un límite presupuestal al gasto en la materia, con aplicación obligatoria para todos los niveles de gobierno que entrará en vigor para enero de 2014. También deberán avenirse a un nuevo Código Penal Único con alcance nacional que sustituirá a los 32 códigos estatales y convivir con una gendarmería nacional que parece equipararse a comandos paramilitares. La Comisión Nacional Anticorrupción tendrá dientes contra mandatarios locales y alcaldes. Y ya para terminar, la aplicación rigurosa de la Ley de Contabilidad Gubernamental para reflejar todos los pasivos y movimientos financieros. En suma, disposiciones que acaban el “feuderalismo”, como lo llamó Héctor Aguilar Camín, y preparan el retorno al centralismo.

 

Con su Pacto por México, Peña Nieto ha puesto en la ruleta rusa a varios candidatos al quinazo. ¿Quién será el primero en caer? La mano dura de la República Imperial siempre estuvo ligado a otra tradición: calar al Presidente. Medirle los tamaños. Y casi siempre el primero en hacerlo, es el primer en caer. ¿Elba, Slim, Azcárraga, algún gobernador rebelde? ¿Cuál será el primer frente? Se aceptan apuestas.

 

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