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  El “presidente legítimo” se lanza vs Calderón y Marín

Reitera el tabasqueño que el gobernador negoció con el presidente “espurio”

Tláloc se oponía a que Andrés Manuel López Obrador se mostrara ante los poblanos y diera su discurso, pero los fieles seguidores del gobierno legítimo no sucumbieron al enojo del dios y esperaron hasta el final

El “presidente legítimo” de visita en Puebla Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz

Yonadab Cabrera Cruz / Selene Ríos Andraca

Eran las siete de la tarde y en el zócalo de la capital poblana las personas esperaban con ilusión la llegada del “presidente legítimo de México”, Andrés Manuel López Obrador, pero no era al único que aguardaban los poblanos, ya que estaban atemorizados ante la llegada del dios Tláloc, quien se adelantó al exjefe del Distrito Federal.

El pasado viernes la deidad prehispánica del agua le dio la bienvenida al Peje, pues el cielo se cayó diez minutos antes de su arribo. Parecía que Tláloc se oponía a que Andrés Manuel López Obrador se mostrara ante los poblanos y diera su discurso, pero los fieles seguidores del gobierno legítimo no sucumbieron al enojo del dios y esperaron hasta el final, como leales guerreros aztecas.

Hubo personas que sí tomaron sus precauciones ante la eminente tormenta, pues llegaron abrigadas y con sombrillas, algunos sujetos encontraron otra utilidad para las lonas de publicidad del Peje, ya que se cubrieron con ellas, bajo cada lona cupieron alrededor de cinco personas.

No faltaron los que aprovecharon la lluvia para hacer negocio, había vendedores de sombrillas que las daban a 20 o 30 pesos, según el modelo, o los ambulantes que vendían impermeables, aunque de nada sirvieron, porque no eran más que unos pedazos de hule que apenas y cubrían la espalda, pero eso sí, la gente gastó 10 pesos para adquirir uno de estos modelitos. También había personas que no llevaban dinero ni sombrillas y chamarras, pero su convicción, así como su fe en el Peje los hicieron inmunes al agua y al frío.

Pero Tláloc no ofreció tregua, ni porque se trataba de su gente, del pueblo mexicano y cuando parecía que finalmente había cumplido su objetivo de echar abajo la gira de López Obrador en la capital del estado, revivió con mayor fuerza el movimiento del tabasqueño, ya que de pronto empezaron a arribar más y más personas al zócalo, sin importar la lluvia. Desde las calles aledañas ya iniciaban los gritos, comenzaban a echar porras y gloriar al Peje. Además los poblanos que asistieron estaban felices de ver a su presidente y no lo abandonaron, permanecieron con él hasta que terminó su discurso al mismo tiempo que paró la lluvia.

El Peje agradeció la presencia del pueblo, a pesar de la fuerte lluvia y aseguró que ese gesto de parte de los poblanos era una prueba de que el movimiento del gobierno legítimo no se vendrá abajo, y eso lo impulsa a seguir trabajando a favor de los que menos tienen.

Mientras la gente gritaba “¡no estás solo!”, López Obrador reiteraba que el pueblo se tiene que oponer al modelo neoliberal, porque es un régimen injusto de corrupción y de privilegios, “los mexicanos ya no tendrán que emigrar al norte y ya no tendrán que morir en la frontera”, gritó el Peje.
—¡Ya no más políticos mentirosos, la política debe cambiar, para ser una política social a favor de lo que menos tienen!

—¡Duro!, ¡duro!, ¡duro! gritaban los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, una y otra vez, todos entonados en un mismo grito de batalla.
Asimismo, el exjefe del Distrito Federal llamó hipócrita, ladrón y mediocre al gobernador de Puebla, Mario Marín Torres y evidenció que Marín y el “presidente espurio” Felipe Calderón negociaron la impunidad del gobernador por el escándalo de las llamadas entre él y Kamel Nacif, para confabular en contra de la periodista Lydia cacho, y a cambio de esta impunidad, según López Obrador, Mario Marín ofreció fraude electoral al PAN en las elecciones del 2 de julio del 2006.

—¡Fuera Marín y Calderón!, ¡fuera Marín y Calderón! Exclamaban los simpatizantes del Peje.

La lluvia no ahuyentó a los seguidores de López Obrador Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz

López Obrador aprovechó la visita a la ciudad de Puebla para acusar a los medios de comunicación de alcahuetes del gobierno, puesto que dijo que sólo publican y transmiten la información que le conviene al “gobierno espurio”.

En ese instante la lluvia nuevamente se desató con fuerza, la imagen de la catedral era sorprendente, puesto que parecía que el agua fluía de ésta, más allá de ser la casa de Dios, parecía la casa de Tláloc, por las bocas de las gárgolas salía el agua y bajaba por las escaleras de la entrada, el atrio se convirtió en un río.

Pero a nadie le importó eso porque la gente estaba distraída en las declaraciones del Peje, quien aseguró que la reforma fiscal sólo beneficiará a las cúpulas empresariales, a los grandes monopolios; finalmente salió el objetivo de dicha reforma “la propuesta de un nuevo impuesto al diesel y a la gasolina”.

Y exigió congruencia a los legisladores del PRD, PT y Convergencia, pues a decir de él, no deben permitir que se aprueben estos nuevos impuestos que tanto mermarán la economía de los mexicanos.

“Los legisladores de la Alianza Por el Bien de todos deben tomar las tribunas en el Congreso de la Unión y no se deben permitir más agravios, hay que recordar que el PRI, así como el PAN están aliados.”

Cuando López Obrador terminó su discurso y su visita a la ciudad de Puebla, la tormenta concluyó, los poblanos pasaron la prueba de agua y mostraron su lealtad al gobierno legítimo.

En Santa Isabel Cholula, Andrés Manuel López Obrados pintó su raya con los partidos políticos que lo cobijaron en la pasada elección presidencial, al asegurar que ellos no se encargaban de la credencialización del movimiento obradorista, debido a que “también los partidos políticos de izquierda están contaminados de corrupción”.