“Me metí en camisa de once varas”: Vázquez Arroyo


El nuevo dirigente del PRI municipal habla del difícil reto que tiene


Karla Espinoza

 

En mayo del 2006, una de las entrevistas más controversiales fue la de Humberto Vázquez Arroyo, en ese tiempo secretario de Seguridad Pública municipal. Habló de su carrera, sus pasiones, de enología, y hasta de su aspiración por la dirigencia del PRI municipal. Ahora, después de ocho meses, lo logra. Vázquez Arroyo es presidente del comité municipal del PRI, así que la espera valió la pena. Asegura que se metió “en camisa de once varas”, pero que no se ha de rajar.

 

Karla Espinoza (KE): En mayo del 2006, platicamos por primera vez, y hablamos sobre la posibilidad de dirigir el PRI municipal. Ahora aquí estás, ¿cómo te sientes después de la espera?
Humberto Vázquez Arroyo (HVA): Uno pretende estar en muchos lugares, y uno de éstos obviamente es mi partido. Te comentaba en esa ocasión que decidí entrar en la política ya de forma, pero donde sientes que de verdad te consolidas es cuando haces una campaña política, y es la tuya, y eso cuando fui diputado. Dirigir el PRI en tu estado o municipio es un honor, y no quiere decir que con esto no aspire a otros cargos de elección popular, o incluso el día de mañana a dirigir —por qué no— el PRI estatal, y —porqué no — el PRI nacional, y así sucesivamente. En este quehacer político encuentras estas oportunidades, pero también hay que quererlo y hacerlo. Esta oportunidad la busqué —soy sincero— no me cayó de rebote, aquí también fue una cuestión de decisión, de quererlo, de saber que este reto no es fácil. Me voy a meter “en camisa de once varas” como decía mi abuela. Claro, sé que el costo, pero que el día de mañana lo pague.
KE: ¿Cómo lo pagarías?
HVA: Los políticos, como las mujeres o las comadres, entramos en el tema del chisme y de desacreditar: “Pero cómo, si es un perdedor”, o según las comadres: “Pero cómo si mi comadre es una holgazana”, la famosa crítica que pocas veces es sana. Creo ¡ que se puede entrar en ese tema de que perdió, no hizo las cosas buenas en el PRI. Siempre los políticos y el propio esquema de los poblanos, ya que no somos tan sencillos como los norteños; los poblanos somos muy dados a la crítica, a la grillita, a las patadas debajo de la mesa, al ¡híjole! la hizo mal’, de que “estás” y eres mi amigo. Allá la gente es amiga de Karla, independientemente de que esté en un medio de comunicación o sea la presidenta municipal, la gente es tu amiga, y tus cuates de toda la vida son tus cuates de toda la vida. Aquí en Puebla se da el hecho de que soy amigo del presidente del PRI municipal o del secretario de Seguridad Pública, pero no soy amigo de Humberto Vázquez. Mucha gente se va por la amistad del puesto, no quiere decir que no tengamos amigos. Mis grandes amigos están fuera de este ambiente. No me veo fuera de la política en lo sucesivo y tampoco fuera de la administración pública, es algo que me gusta y lo sé hacer. Llevo ya veintitantos años, ya no me cuezo al primer hervor, tampoco me asustan las cosas del día de mañana. Día a día empiezas a tener una madurez, lo que decimos en la jerga, “las tablas”, y éstas cómo son necesarias. Cuántas veces hemos visto políticos enterrarse por un mal resbalón, y creo que es la parte interesante: la experiencia. (El PRI municipal) es un escalón más, no creo que sea la cúspide, me falta mucho. Desde el punto de vista personal falta hacer muchas cosas. No me preguntes qué. El árbol ya lo sembré, el hijo ya lo tengo y del libro llevo la mitad. Alguna que otra fantasía por cumplir, otro viaje y se acabó.
KE: Te refieres a “tablas” de experiencia. Para llegar a la dirigencia del PRI municipal ¿qué tuviste que aprender o qué requerimientos debes tener?
HVA: Primero muchas ganas de hacerlo, pasión por lo que haces; ponerle ganas y despertarte todos los días convencido de lo que harás en beneficio de tu partido y de la gente. Estar convencido. Luchar contra las adversidades, no doblegarse ante comentarios ni grillas. Una es querer hacer las cosas, la otra es no sólo serlo, sino parecer dirigente: hablar como tal, manejarte, atender a la gente, ensuciarte los zapatos, dar un giro. (…) Tienes que hablar con todos, no pelearte, ésa es la otra parte, porque debes tomar decisiones claras.
KE: Sabemos cómo está la situación del PRI, ¿dudaste en entrarle?
HVA: Pero de rajones están los panteones. Nunca me ha gustado rajarme, sé que lo que hago no es cómodo, pero alguien le tenía que entrar…
KE: Hace diez años hubiera sido facilísimo…
HVA: Hubiera sido sensacional. Pero con la competencia nos teníamos que agarrar del moco, hubiera sido una guerra sensacional, y para entrar sería por un buen padrino o un dedazo. No me puedo rajar, si lo hago en ésta me puedo rajar en las que siguen.
KE: Cuando entrevisté a Francisco Labastida Ochoa me dijo que su derrota se debía porque el PRI había perdido la mayoría en el Congreso desde 1994. Si llegara a pasar lo peor y al PRI le va mal en noviembre, ¿te justificarías así, al aprovechar la situación difícil del partido y decir “es que estábamos perdidos desde hace mucho”?
HVA: El PRI lo hemos ido perdiendo todos. Todos somos parte de la culpa. No es cobarde el que avisa. Si te aviso, tenemos malos candidatos o comenzamos con los famosos vicios de antaño, caeremos en lo mismo, y va a “ser la misma gata pero revolcada”. Sólo te digo que no me voy a justificar, porque soy parte del problema, claro, voy a ser un granito de arena…
KE: Pues los ojos de todos estarán en ti, y vas a ser en parte el responsable.
HVA: Claro, junto con Humberto va a estar Valentín y varias de las dirigencias, pero también tenemos que decirlo: vamos a llevar todos la cruz, pero ayúdenme tantito porque solito no la puedo cargar completa. Lo más importante es ni culpas ajenas, si sudar calenturas ajenas, y ni comisión o mando que no te toque. Vamos a compartir todos la responsabilidad. Si soy parte de esa responsabilidad y voy a aceptar mi parte proporcional, y la voy a tener que aceptar si en algún momento sale algo mal. Porque te digo, de la victoria salen muchos papás, pero la derrota no tiene madre, no hay mamá, mas que uno. Ésa es la parte que debemos cuidar y ser muy claros, si mea culpa, pero vamos a hacer que esto sea de todos.
KE: ¿Cómo ves al PRI, qué crees que necesite?
HVA: No entiendo un PRI si no nos renovamos en esta asamblea nacional, si no cambiamos verdaderamente. No quisiera pensar que tuviéramos que cambiar de color o de siglas. Soy todavía de los conservadores de la corriente, pero de ahí en fuera sí cambiar de ideología, de forma de operación, sí darle un giro de 220 grados para dar otra forma de operar al partido. Caras nuevas, gente con ideas nuevas, ampliar el discurso, no volvernos a meter el tema de que “somos un partido incluyente, un partido de las mayorías de las bases de la revolución mexicana”. Ya basta con ese discurso. Un PRI moderno, que transforme, que se corte los cordones umbilicales de quien se los tiene que cortar…
KE: ¿De los dinosaurios?
HVA: De los dinosaurios, de la burocracia, de gobernantes. Prácticamente hacer un PRI diferente. Ese secuestro del PRI que tenemos en estos momentos tiene que cambiar.  
KE: ¿Qué es lo primero que harás en Puebla?
HVA: Evitar líos, hablar con la verdad, alzar la voz como un dirigente municipal, como una gente que representa una militancia de 280 mil priistas.
KE: ¿Lo peor que no te gustaría dijeran de ti al terminar tu periodo como dirigente?
HVA: Que me quedé sentado; que no hice nada; que me manipularon; que en un momento dado pasará como inadvertido, golpeado; que se viera una dirigencia débil.
KE: ¿Un Humberto Vázquez Arroyo acabado?
HVA: Ajá. No podría pensar en eso.
KE: Dices manipulado. ¿Cómo aclararías a quienes nos leen que a los candidatos no los pone el dirigente sino el gobernador o el presidente municipal?
HVA: No puedo negar la cruz de la parroquia del partido, ni tapar el sol con un dedo, ni tampoco voy a estar mintiendo, porque a la hora de que nos lean dirán que soy igual que todos: un mentiroso. Siempre hay dedazos, compadrazgos, afectos, y gente que tiene fobias y ahí vienen los bloqueos…
KE: ¿Intereses?
HVA: Claro. Acabas de tocar el tema. Si el amor es la medida del interés, que en política no haya intereses. En el interés que se tiene por grupos, posiciones, por situaciones, se causan problemas. Creo que en esta elección que viene el interés personal o de grupo estará por abajo del que se debe tener como partido. El resumen de todo, y se lo tengo que decir a la gente que lee, ¿qué quiere el PRI?: ganar. Poder. Y el poder significa tener el control para poder actuar. ¿Qué tenemos que hacer? Dejar compadrazgos, dejar intereses que a veces personales o de grupo.
KE: Luego hay gente súper valiosa que no toman en cuenta, por no tener esa “relación” o compadrazgo.
HVA: Así es.
KE: He entrevistado a mucha gente que vale la pena, y que pueden ser buenos prospectos.
HVA: Claro, y ese tipo de acciones y comentarios tenemos que valorar. Si yo digo, “esta persona no, porque es impuesta”, volveríamos a meternos en un brete y tampoco me voy a pelear, pero desde mi trinchera empezaré a decir el perfil de la gente que necesitamos para ganar. (…) Y ¿sabes qué? No voy a tener pelos en la lengua. Lo he dicho diez mil veces, no me voy a quedar callado. También me voy a ir de acá, pero no por mentiroso o por andar…
KE: ¡De alcahuete!
HVA: Ándale.
KE: ¿Qué le dices a quien dejó de confiar en el PRI o a quien no sabe por qué militar? Cómo me enamorarías del PRI.
HVA: Son dos enamoramientos. Es como las mujeres, no todas se enamoran igual. La de 18 años se enamora diferente que la de 35 años, y seguramente muy diferente que la de 62. El que ya conoce el partido, ya ha votado por él, o tiene nexos y de alguna forma se desencantó…
KE: ¿Es como el novio que te pone el cuerno?
HVA: Así es. Está muy bueno, hasta el tema (Risas). Si le puso el cuerno ¿qué tiene que hacer el novio? Volverla a encantar. Claro que hay acuerdos que no se vuelven a soldar nunca, como los huesos rotos, siempre queda una fisurita…
KE: Pues sí, perdonamos pero no olvidamos.
HVA: Eso es. Creo que tenemos que renovarnos, cambiar. Muchas veces después de los cortes vienen los cambios. La gente que ha militado dentro de nuestro partido es “borrón y cuenta nueva” vamos a cambiar…
KE: Sí, ¿muy fácil no?
HVA: Vamos a cambiar y te lo voy a demostrar con sinceridad, con nuestras acciones días a día; acciones transparentes, con que no vuelva a ver enamoramientos por otro lado…
KE: ¿Qué ande coqueteando por otro lado?
HVA: Que no ande coqueteando y sobre todo que no mienta. Mira, ¿por qué perdimos tanta gente? Por mentirosos. Igual que el noviazgo, de una parte o de la otra.
KE: Si, porque te dejas coquetear por los otros dos prospectos…
HVA: Claro. Hay veces que es necesario una mentirita para qué no se peleen. Pero cuando son mentiras grandes que ponen en riesgo, dan ese tipo de fracturas. Por eso digo “borrón y cuenta nueva”, sin mentiras, con confianza de ambas partes y con detalles. Pelándonos, haciéndonos caso. “Hola, ¿cómo estas, qué te has hecho?”, igual con la militancia. Es como la novia. Si no le das una flor a la novia de vez en cuando, se pierde el interés. A la militancia también hay que alimentarla.
KE: ¿Y al que no conoce el PRI, qué le dices?
HVA: Le diría que sé qué quiere. Un amor platónico, de verano, un free, ¿Qué se te antoja? Estabilidad, emoción, ¡cada quien. Independiente lo que se quiera, lo importante es la confianza. Como le dices a la novia “te abro las puertas de mi corazón”, decirlo a la gente; “te abro las puertas de mi partido”, con confianza y transparencia: “Esto es lo que somos y esto es a lo que queremos llegar”.

 


“Casi en la mayoría de los partidos políticos en el mundo, que son ordenados y tienen un sistema, los miembros de éste cuidan a su partido político. Es parte de una identidad, “de mi partido”. ¿Te acuerdas de la famosa frase “Mi partido Revolucionario Institucional”? Ese sentido de posesión que se sentía ya no la hay. La gente habla “del PRI”, no “mi PRI”. Humberto Vázquez Arroyo

 

 

 


 
 
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