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  Héroes Nacionales

 

 Luis Homero Echeverría / Agencia Reforma  

 

México pisó la meta. La Selección Nacional cumplió lo pactado y con lucimiento se metió dentro de los cuatro mejores de la Copa América al aniquilar a Paraguay por 6-0 con una alta dosis de fortuna y ambición.


Fortuna porque de inmediato los verdes agradecieron el suicidio del conjunto guaraní. Apenas a los dos minutos de juego el portero del Boca Juniors, Aldo Bobadilla, accionó el “arma” con la que Paraguay se autodestruyó en el campo, al cometer un penal que de paso le costó la tarjeta roja.


Con esa apertura de juego, el resto fue reír y cantar para el cuadro de Hugo Sánchez, ya que ante 10 hombres el manejo del balón, la seguridad en los toques, la confianza en el aspecto mental se reforzaron en el Tri para sentirse semifinalistas desde los primeros 20 minutos.


El error de Bobadilla montó la base para la ambición. Pese al dominio, México no bajó los brazos ni se subió a la hamaca, al contrario, mantuvo la energía como si se tratara de un 0-0, como si las circunstancias le fueran adversas, con esa concentración que pidió su técnico y que mantuvo hasta el final.


El atrevimiento de Nery Castillo, provocador del descontrol guaraní, se combinó de nuevo con las mejores virtudes de otros elementos, como la fuerza de la contención con Jaime Correa y Gerardo Torrado, la soltura de Andrés Guardado por la izquierda, y el ritmo que marcó en la diestra Fernando Arce.
Y atrás no hubo parpadeos porque Paraguay tampoco hizo mucho en el juego.

La dupla pintada como “temible” de Oscar Cardozo y Roque Santa Cruz se desmoronó, ni uno ni otro lograron una jugada que pusiera en aprietos a la zaga azteca y su medio campo nunca funcionó, pues Jonathan Santana tuvo que dejar su lugar para que entrara el suplente de Bobadilla.
Entonces comenzó el festín mexicano, que repartió media docena de goles de distinta manufactura, y con firmas diversas. Con disparo de Arce, con resolución de Nery, con anticipo de Omar Bravo, con la seguridad de Cuauhtémoc Blanco en un nuevo penal.

México no se rindió ni se limitó. El único desliz fue en el arranque del complemento, cuando un Paraguay reanimado a medias en el vestidor intentó algunos destellos con la conducción de Édgar Barreto, pero no más.

 

 

 

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