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 Mario Marín inicia solo la megaobra de su sexenio

Sus acompañantes fueron los priistas de la región y sus funcionarios

 

 

Efraín Núñez Calderón / Oriental / Enviado especial

Los únicos invitados de los marinistas Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz

 

Sin la presencia de altos funcionarios federales de la Secretaría de Hacienda o de la Administración General de Aduanas del gobierno de Felipe Calderón, el gobernador Mario Marín colocó la primera piedra de La Célula, uno de los proyectos más ambiciosos del marinismo, que consiste en la construcción de una aduana en la zona de Oriental y tendrá un costo de más de 2 mil millones de pesos.


La puesta en marcha fast track de los trabajos relacionados con este proyecto estuvo enmarcada por la presencia de un público compuesto en su mayoría por campesinos de la zona, así como priistas afiliados a la CTM y la FROC-CROC, cuyos dirigentes tienen una relación cercana con el mandatario.


El estrado estuvo repleto de funcionarios estatales y miembros del Consejo para el Desarrollo Industrial, Comercial y de Servicios. Sin embargo, a pesar de que el megaproyecto está dirigido a la recepción y tránsito de mercancías, no hubo la presencia de empresarios nacionales o internacionales dedicados a dichas actividades.


Desde la perspectiva de la administración estatal, el interés de las empresas por invertir o participar en estos trabajos vendrá con la culminación de las primeras etapas.


El gobernador Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz

Gerardo Pérez Salazar, secretario de Finanzas, quien ha sido uno de los principales promotores de La Célula, dio los pormenores de la construcción que comenzará a edificarse. En entrevista, aseguró haber desayunado con empresarios ingleses interesados en invertir.


No cabía en sí mismo y hasta se dio el lujo de presumir a los detractores del proyecto que éste “ha comenzado”. Con la prensa omitió hablar de otros temas. La situación de los policías no motivó un interés mayor del funcionario: “Hoy sólo hablare de La Célula”, aclaró.


No obstante, en el día de los marinistas, fueron éstos los que menos celebraron por su logro. Con un discurso que no duró más de 10 minutos, el gobernador Mario Marín habló de la “línea de desarrollo para Puebla” que tiene trazada su gobierno.


Instó a la unidad de los poblanos y pidió apoyo a todos los sectores del estado para sacar adelante el proyecto. Pero suele hablar más en sus giras al interior del estado, cuando hace referencia a sus orígenes indígenas y a sus carencias cuando era menor de edad, donde los asistentes coronan sus intervenciones con porras y alusiones favorables a su persona.


No, esta vez el publicó no vitoreó, no vociferó, no se desvivió por su gobernador. Y es que los asistentes poco o nada entienden de los posibles beneficios de La Celula en Oriental. Con tantas carencias apenas digieren que sus tierras les fueron compradas a precios muy bajos, que han perdido sus terrenos para el trabajo agrícola o que heredarían a sus vástagos.


Los ejidatarios se ubicaron detrás del templete, observando cómo sus paisanos fueron acarreados para llenar la sillería. Sin nada que celebrar, ven cómo las edecanes de ojos verdes o azules tiritan de frío por lo corto de sus faldas, al tiempo de restringir la entrada por los costados de la lona.


Hacinados en un rincón, reciben la felicitación del gobernador por vender sus tierras. Al final del reconocimiento, apenas sonríen. Por sus miradas parecen preguntarse si un proyecto “intermodal” y el llamado “puerto seco” realmente cambiarán sus vidas.

 

 

 

 

 

 

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