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Pide especialista parar la
polución en río Atoyac
Recomienda sanear los afluentes que desembocan en Valsequillo
Yonadab Cabrera Cruz
/ La parte de la ciudad de Puebla donde desemboca el río Atoyac que proviene de La Malinche, en el estado de Tlaxcala, es un paisaje desolador. Bajo un puente pasa esta afluente, sin embargo ya no es un río, sino sólo aguas negras que llevan un cause, y su corriente arrastra pañales desechables, envases de vidrio y plástico, envolturas de dulces, así como de frituras y desechos orgánicos. Todos los desperdicios crean un ambiente fétido, triste y la gente que vive en la orilla del Atoyac se tapa la boca y la nariz cuando pasan cerca de las aguas negras, porque no soportan el olor y temen enfermarse.
Doña Soledad ha vivido siempre al lado del río. Ella recordó con mucho entusiasmo su época de joven, cuando en las épocas de calor corría hacia las aguas del Atoyac para darse un chapuzón y refrescarse. Sin embargo, ahora los vecinos ocupan este ecosistema para arrojar su basura: “La gente es muy cochina, tira su basura en el río, pasan los niños de las escuelas y arrojan al agua las envolturas de sus dulces, y como a veces no pasa el camión que recoge la basura, entonces los vecinos llevan sus bolsas a la orilla del río, y ahí las dejan, luego llegan los perros, las ratas o los pájaros para regar la basura por todas partes”, aseveró muy molesta, con sus rasgos físicos debido a lo difícil que es vivir en una zona marginada, pues el camino para llegar a su casa es de tierra; el transporte público no llega hasta su pueblo; no hay alumbrado público, y la vereda está en pleno monte. Las personas se arriesgan a ser asaltadas, o en el caso de las mujeres a ser violadas, ya que la zona es muy obscura por la noche. Incluso, dijo que se arriesgan a que los perros u otros animales ataquen a los pobladores del lugar.
Según ella las oportunidades escasean, su apariencia muestra las desigualdades.
La señora explicó que el agua de río está más contaminada en temporadas de lluvias, pues incrementa el nivel del río, la corriente es más fuerte, y el agua se torna de diferentes colores; a su paso se observan más desechos orgánicos e inorgánicos. También afirmó doña Soledad que una vez que baja el nivel del río el problema se agudiza, porque quedan estancados los residuos, y el sol empieza a descomponer los desechos orgánicos, así que el olor es aún más desagradable: “Es imposible aguantar el olor del agua”, expresó la señora a la vez que hacía un gesto de asco.
Sólo espera que de verdad resuelvan el problema de la contaminación, y el río vuelva a ser el paraíso que recuerda.
Totimehuacán, lejos de la contaminación
En San Francisco Totimehuacán se encuentra otro punto de la afluente del Atoyac. Aquí el cuadro natural no es distinto, y aunque la vegetación aún es más extensa se conserva el ecosistema. La mano humana todavía no le ha robado el terreno a la madre naturaleza; parece que el pueblo y el ecosistema están alejados de los problemas de la contaminación. Sin embargo, al cruzar por dos puentes que atraviesan las laderas, se constata que el agua que corre bajo ellos está contaminada. En la orilla del río hay llantas de automóviles tiradas, las cuales parecen adheridas a las piedras y al paisaje que impera en la zona.
Por esta razón, y con el objetivo de sanear el agua del río Atoyac, que desemb oca en la presa de Valsequillo, a la altura de San Francisco Totimehiacan se encuentra la planta de tratamiento de aguas residuales Alseseca sur, que opera el personal de Soapap. Esta planta, inició sus trabajos hace 8 años, y fue construida con recursos del gobierno federal y estatal. Según el consultor ambiental Jorge Arturo Ramírez Flores, funciona con microorganismos que eliminan las sustancias tóxicas contenidas en el agua del río Atoyac. Aunque, reiteró que cuando el agua está sumamente contaminada los microorganismos mueren a consecuencia de la concentración de los químicos vertidos en el río.
Por esta razón, el consultor ecológico dijo que tanto universidades como autoridades de los tres niveles de Gobierno deben trabajar en un proyecto conjunto que comprenda nuevas alternativas para sanear las afluentes de los ríos que desembocan en la presa de Valsequillo, pues es la única forma de salvar el lago. |
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