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Ricardo Velázquez, el
oscuro abogado marinista
Magaly Herrera López
Abusos de poder radicados en acusaciones por acoso sexual de parte de sus ex empleadas y en la amenaza que hizo a todos sus trabajadores para que le entreguen el 50% de su salario mensual si es que desean conservar el empleo, forman parte del oscuro expediente de Ricardo Velázquez, el abogado y burócrata estatal que tiene en sus manos la defensa del gobernador Mario Marín ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
A pesar de estar encargado de resolver el tema de mayor cuidado en estos momentos para el gobierno marinista y la burbuja tricolor: el caso Cacho-Marín, el Consejero Jurídico no pierde atención a sus conveniencias personales (mientras le duren) y se apresura cada quincena a recibir la mitad de los salarios de por lo menos 20 de sus subordinados.
Impulsados por el hastío, media decena de trabajadores de la Consejería Jurídica, aceptan reticentes ante Contralínea Puebla que el Consejero Jurídico, a pesar de tener tantos pendientes que resolver, no olvida cobrarles la mitad de sus sueldos, mismos que van de 25 mil a 50 mil pesos.
Así, en sumas de rápida operación, Ricardo Velázquez se queda con algo así como 300 mil pesos cada mes, adicionales a los 88 mil 794 pesos que el techo salarial le concede, según el tabulador de sueldos que se publica en la página de transparencia del gobierno del estado.
La subconsejera jurídico del área de lo consultivo, Claudia Rivadeneyra Torija, es la encargada de recibir en efectivo (antes en cheque) el dinero que iría a “cubrir los salarios de otros abogados que trabajan para la dependencia, pero que no alcanzaron a entrar en la nómina”, según les justifica Velázquez a sus empleados para obtener la tajada quincenal.
La investigación de Contralínea sobre este y otros abusos del consejero jurídico comienza con un correo electrónico enviado a diferentes medios de comunicación que pareció rayar en lo increíble o en un simple desquite político contra el Consejero; sin embargo, no fue difícil corroborarlo con testimonios personales.
No obstante, el carácter impulsivo y resentido que Ricardo Velázquez transmite a su personal, particularmente cuando la resaca de por lo menos tres veces por semana lo acompaña al trabajo, intimida seriamente a los declarantes quienes seguros de que sean públicos los atropellos en su contra, imploran el anonimato; “olvidate, lo de menos es que te corra. Es un hombre de mucho cuidado y no sabes que puede llegar hacer”, advierte uno de ellos.
Todo comenzó en febrero de 2005, cuando Mario Marín nombró Consejero Jurídico a Ricardo Velázquez. En la integración de su equipo que, por cierto, es una estructura de 54 elementos de bajo perfil, les condicionó la mitad de su salario, el cual les sería “recompensado” con mejores puestos o cargos políticos (candidaturas el PRI).
Así, resignados y obedientes, una veintena de empleados aceptaron compartir su salario, el cual no es nada despreciable, pues en una estructura donde hay 54 empleados (todos en nómina), hay 22 subdirectores que perciben un sueldo que oscila entre los 12 mil 500 y los 21 mil 800 pesos.
Ya con esta referencia, es comprensible saber de dónde obtiene recursos el Consejero para mantener a una de sus hijas estudiando en Italia, el flamante Audi que le regaló a otra de ellas que actualmente vive en Puebla y sobre todo, los fondos que adquirió en apenas dos años para comprar una casa en La Calera y un rancho en Zicatlacoya, ambos, por su puesto, con prestanombres.
La gran debilidad de este Consejero es la inseguridad que en él reposa. A pesar de ser un hombre tan desconfiado, “paranoico” lo describen algunos de sus colaboradores, se dedica a “obligar” con un discurso sugestivo a sus más “cercanos” (entiéndase en el lenguaje proxémico) a compartir horas de charla al ritmo de un brindis con tequila, “Conmemorativo” de preferencia.
En esas tertulias con ese tequila Conmemorativo que Velázquez Cruz prefiere, es buen jefe, simpático y hasta suelta uno que otro chascarrillo que sería difícil imaginarlo en su vocabulario común, en un estado sobrio para que quede claro.
…las empleadas de esta Consejería han padecido del acoso sexual que caracteriza a Ricardo Velázquez Cruz en sus tiempos libres, lo cual le da una idea a nuestro lector de lo ocupado e interesado que le mantiene la defensa de su jefe, el gobernador.
Por ese acoso sexual intolerable, Nancy y Guadalupe, dos ex empleadas, prefirieron salir de la Consejería Jurídica antes que aceptar las proposiciones indecorosas que sin el menor recato les hacía su jefe.
Estos abusos que comete Velázquez y que denuncian temerosos y en el anonimato sus propios trabajadores, son lo menos. Los artificios legales del Consejero Jurídico son tales, que fue capaz de diseñar la supresión del Instituto para la Modernización del Transporte Público que se creó en el sexenio de Melquiades Morales Flores para respaldar el financiamiento de los concesionarios en la renovación de su parque vehicular.
Pero esa argucia, no vaya a creer que es por su brillante formación, es por la asesoría que le dan otros abogados que se desempeñan en las áreas jurídicas de las dependencias.
Incluso, algunas voces en los pasillos de la Secretaría de Finanzas y Administración (SFA), emulan al Consejero Jurídico del gobierno como el gran “copión” del conocimiento de abogados aguzados como la titular del jurídico de esa dependencia, María Esther Torreblanca.
Y el temor se agudiza con el discurso repetido hasta el cansancio de que, como gente cercana al gobernador, Mario Marín, “nadie por encima de él, ni el propio secretario de Gobernación, Javier López Zavala”.
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