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Es García Márquez profeta en su tierra
Festejan colombianos al narrador que dotó a su país de una 'dimensión mítica'
Octavio Pineda / Agencia Reforma
Gabriel García Márquez es tan profeta en su tierra, que el cuádruple aniversario sobre su vida y obra que se conmemora este 2007 es apenas un pretexto en Colombia para llamarlo El Año de Gabo.
Además de cumplir hoy 80 años de vida, en el año que corre se cumplen 60 años de la publicación de su primer cuento, 40 de la publicación de Cien años de soledad, considerada su obra cumbre, y 25 de haber recibido el Nobel de Literatura.
Colombianos de todas las esferas rinden tributo a García Márquez por haber dotado al país de una historia y una dimensión míticas, gracias al universo, a la óptica y a los personajes macondianos que irradian sus obras.
Otros celebran el haberles permitido ver la realidad con otros ojos, sublimándola para producir con la literatura un efecto ante todo estético y dejando en un segundo plano la violencia secular que ha aquejado a la nación andina.
Y algunos más, el que haya obsequiado a los latinoamericanos, sin dejar de ser un autor universal, un espejo para mirarse de una forma más familiar a como lo harían con la obra de otros clásicos como Cervantes, Shakespeare, Tolstoi o Dostoievsky.
El senador Antonio Navarro Wolff, ex comandante guerrillero del extinto M-19 y uno de los políticos más respetados en Colombia, es quien más destaca el aporte mítico de la obra de García Márquez y no tiene empacho en calificarlo como el colombiano vivo más importante.
"Es profeta en su tierra y en su tiempo. Y ha dotado a Colombia de una historia mítica, la historia de Macondo, que es la historia de Colombia en mito. Ese es un aporte enorme para una sociedad.
"Además de la historia real, el país tiene ya una historia mítica, que en sociedades nuevas como la nuestra no existe. La mitología colombiana está en Cien años de soledad, en su obra", abunda.
El haber impregnado su obra de ese carácter mítico es lo que le da su universalidad, comenta el historiador Jorge Orlando Melo.
"García Márquez ha sido capaz de mostrar la realidad colombiana cuando parecía estar hablando de algo más bien mágico y mítico, lo que se ha llamado el realismo mágico.
"Como su obra no está tan ligada al detalle colombiano, por esa transformación mítica que le mete, ha sido capaz de hablarle a todo el mundo y es el autor colombiano con la audiencia más universal", reconoce.
El escritor Antonio García, autor de la novela Recursos Humanos, que escribió bajo la tutela de Mario Vargas Llosa, lo explica en otras palabras.
"Su obra tiene ese contraste entre lo muy local que, al ser contado, adquiere una dimensión mítica mundial. Un polaco, o ni siquiera un venezolano, no debe saber qué es un caimán de aguja, pero él no tiene ningún empacho en ponerlo en Cien años de soledad", ejemplifica.
"Hace de lo muy local algo universal, traspasa las fronteras sin complejos lingüísticos. Me parece que su voz sigue siendo igual de válida; quitándole el componente rural, todavía podemos mirar con ojos macondianos estas urbes extrañas".
Como autor joven, García niega sentir sobre sus hombros el peso de Gabo porque ya lo ve como un clásico.
"Uno tiene conflictos con la generación inmediatamente anterior, pero tú ya no peleas con tu abuelo. Yo ya no veo esa sombra paterna, ominosa, sino que me parece un clásico; lo que pasa es que el autor todavía está vivo", expone.
El escritor Mario Mendoza ve como un mérito invaluable de la obra de García Márquez el haber puesto por escrito la tradición oral del mundo caribeño.
"En realidad es un compilador de una voz común, de un inconsciente colectivo, y de allí su proximidad con la épica y con el mito", asegura.
Para Jorge Franco, autor de Rosario Tijeras, lo más significativo de la obra de Gabo es que le permitió acercarse a la identidad colombiana de una forma novedosa, diferente a lo que había leído.
"Valoro la manera genial como fragmenta la realidad para convertirla en realidad mágica. Y de su literatura he aprendido que hay que ponerle a este oficio más tripas y corazón que razón y cabeza", comenta.
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