Ministros rudos vs ministros técnicos


Aguirre Anguiano hizo sentir su peso en el ataque contra Silva Meza

 

Atrás quedó el protagonismo de la periodista y las componendas del gobernador. En la segunda sesión para resolver el caso los ministros acapararon la atención con su rijosidad

 

Arturo Rueda

José Ramón Cossío, del lado de los técnicos Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz

 

Es la naturaleza humana: justicia versus poder.


Lydia Cacho, la oprimida. Mario Marín, el poderoso. Y entre ellos, como un dios, la Suprema Corte de Justicia.


Un alto tribunal dividido en su seno más profundo en dos bandos cambiantes, movidos por una potente red de intereses que disfrazan de derecho.


Atrás quedó el protagonismo de la periodista y las componendas del gobernador.

En la segunda sesión para resolver el caso, los ministros acapararon la atención con su rijosidad. En un reduccionismo absurdo casi podría decirse que fue un enfrentamiento entre rudos y técnicos.
¡Arriba los rudos, los rudos, los rudoooooos!


Cual vil Tonina Jackson, Salvador Aguirre Anguiano dejó caer el inmenso peso de su sabiduría jurídica sobre Juan Silva Meza y José Ramón Cossío, técnico entre los técnicos.


Inmisericorde, Aguirre Anguiano encabezó la ofensiva en contra de la Comisión Investigadora por incluir el tema de las redes de pederastia. Su compañero de equipo, Mariano Azuela, señalado constantemente por su proclividad a favorecer al gobernador poblano, tomó un papel más discreto, quizá esperando más adelante el momento clave para poder intervenir.


Las intervenciones de la Tonina Aguirre Anguiano, una a una, fueron demoledoras. En especial, cuando sin llamar por su nombre a Silva Meza, afirmó que la Comisión Investigadora había hecho un trabajo deplorable por meterse en temas que nadie le había pedido investigar. Que la pederastia era una posición personal.

Cual vil Tonina Jackson, Salvador Aguirre Anguiano dejó caer el inmenso peso de su sabiduría jurídica sobre Silva Meza Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz


El autor del proyecto apretaba los dientes. Nadie de su escuadrón acudía en su ayuda. Góngora Pimental, deslegitimado por la teatralidad de repetir la conversación Marín-Kamel en plena sesión el día anterior, no aportaba más argumentos que su propia convicción.


A cada ataque de Aguirre Anguiano, Alonso Aguilar Zínser y Fabián Aguinaco Bravo reían entre dientes desde sus asientos. Con la total seguridad de que todo marchaba por el gobernador que les ha entregado millones de pesos para su defensa.


En el entorno de Lydia Cacho todo era desconcierto.


—Sólo en un país así podría ocurrir que un gobernador fuera declarado culpable y se mantuviera en el poder— llegó a comentar Jorge Zepeda Patterson.


Lydia, en cambio, se mantenía expectante. Tras tantas presencias desilusionadoras en la Corte, probablemente ha llegado el momento que no espera ni cielo ni infierno. Sabe que aunque la culpabilidad llegue, es casi imposible que algo más ocurra.


Mientras tanto, el enfrentamiento de los ministros arreciaba, así como —en el argot futbolístico— las entradas criminales de Aguirre Anguiano.


El punto culminante fue cuando se trenzó con el técnico José Ramón Cossío. Este último, en su intervención final, con el rostro rojo de ira por las constantes burlas, le soltó un “a mí no me interesa si para alguien de este tribunal el Cid es un autor de relevancia jurídica” así como diciendo “chinga tu madre”.


Un silencioso ¡ssssssss! recorrió el salón de plenos. Si no fueran ministros y si Aguirre Anguiano no le llevara 100 kilos a Cossío, hubieran llegado a las manos.


El presidente Ortiz Mayogiotia detectó que las cosas estaban tan calientes que se habían salido de control y llamó a votar si la pederastia debía mantenerse en el dictamen.


¡Arriba los rudos, los rudos, los rudoooooos!


El marcador se detuvo 6-4. Un traidor desequilibró la balanza: el hormonal Gudiño Pelayo, que en veces está a favor de Lydia Cacho y en veces es proclive a Marín.


El gobernador poblano ganó la primera batalla y en Lydia creció el desconcierto. Su tema estrella, fundamental, la pederastia, había sido descalificado con la mano en la cintura.


Así como para serenar ánimos, el presidente llamó a un receso. Caminando juntos y platicando abandonaron el salón de plenos Genaro Góngora y José Ramón Cossío. Un buen lector de labios detectó la expresión “Qué chingue a su madre el gordo”.

Mudo testigo del despedazadero en la Corte Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz


Terminado el receso, la rijosidad no descendió y Aguirre Anguiano volvió a impactar a Silva Meza por haber utilizado la grabación Marín-Kamel como una prueba y no preocuparse por autentificarla, máxime cuando en el mismo proyecto se había reconocido que había cortes de edición.


Pero ahora sí el bando de los técnicos se reunificó y salió a la defensa del ministro proyectista. El hormonal Gudiño Pelayo regresó al bando de los justicieros como hijo pródigo y adelantó que para él sí hay concierto de las autoridades poblanas. José Ramón Cossío aclaró que Kamel Nacif, en su desplegado de El Universal había reconocido su voz y eso debía tomarse como confesión.


Y ya para terminar, la frágil Olga Sánchez Cordero leyó un fragmento del dictamen así como quien le dice a Aguirre Anguiano “eres un gordo pendejo”.


La campana sonó en ese momento.


Técnicos y rudos volverán a encontrarse el jueves próximo. La batalla promete con La Tonina que regresará en la defensa de su honor y de los pesos que se ganará al defender al góber poblano.


La calma chicha.


Es la naturaleza humana: justicia versus poder.

 

 

 

 

 

 


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