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A un año de la censura de “La Quintacolumna”

 

Edmundo Velázquez

 

Anteayer se cumplió un año sin “La Quintacolumna”. El día 30 de septiembre La Diez de amplitud modulada despedía a un programa radiofónico sui géneris en Puebla.


“La Quintacolumna” era el único programa radiofónico donde se podían escuchar críticas corrosivas contra el poder, donde su auditorio —compuesto por amas de casa, taxistas, burócratas, ciudadanos típicos— se doblaba de la risa cuando los poderosos eran encarados a bocajarro por Mario Alberto Mejía, Arturo Rueda y Zeus Munive.


De un día para otro, Alberto Ventosa Coghlan, socio mayoritario de Cambio y arrendatario de la 1010 AM fue informado por el concesionario de la estación, Salvador “El Chato” Martínez Duarte que el contrato firmado por un año llegaría a su fin de manera prematura.


La sugerencia venía de muy arriba “emisarios del gobernador de Puebla, Mario Marín Torres” le habían pedido que terminara sus relaciones comerciales con Ventosa y los titulares de “La Quintacolumna” y el periódico Cambio.


Así, los días que hacían las delicias del “pueblo carretonero” —como Mario Alberto Mejía bautizó a sus radioescuchas— estaban contados. A las diez de la mañana del viernes 30 de septiembre sonó “What a wonderful World”, de Louis Armstrong, tema con que se despidió el programa del aire.


Unos días después, el día 12 de octubre del 2006, “La Quintacolumna” le declaraba la guerra al gobierno del estado. Alberto Ventosa Coghlan, Mario Alberto Mejía y Arturo Rueda, presentaron una denuncia de hechos contra el gobernador Mario Marín Torres, la procuradora de Justicia Blanca Laura Villeda Martínez por los delitos de amenazas, difamación y abuso de autoridad, además de la violación al artículo séptimo constitucional que establece la libertad de expresión, ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas. En la denuncia agregaron al constructor Eduardo Rivera Santamaría, beneficiario del gobierno, que previamente denunció a Zeus Munive y Héctor Hugo Cruz Salazar.


Meses después, el lunes 10 de diciembre del 2006, la familia Hannan, tomó la estación radiofónica 1010 de AM, luego de que se la rentaron a Salvador Martínez Duarte en 400 mil pesos mensuales, según trascendió.


A José Hannan Boudib y José Hannan Brady, padre e hijo, se les pudo ver los primeros días de diciembre alistando a La Nueva Diez —en sus instalaciones de la calle San Judas Tadeo 4901— para convertirse en Punto 10.


A la par, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas decidió declararse incompetente y reenviar el caso a la Procuraduría General de Justicia.


Ante el giro ilógico que tomaría la investigación porque el caso quedaría en manos de la procuradora Blanca Laura Villeda, los denunciantes prefirieron desistir.
A la fecha Punto Diez no ha alcanzado la misma sintonía y cohesión con “el pueblo carretonero”. La antigua casa de “La Quintacolumna” sigue ahí, sin remontar el éxito que algún día tuvo el periodismo incómodo para el gobierno.

 

Breve recuento de los días difíciles

 

Cuando la censura nos alcanza

 

Especial

 

Tras la censura de “La Quintacolumna”, diario Cambio inició una serie de publicaciones sobre el fin de una época del periodismo radiofónico en Puebla. Mediante notas, crónicas y entrevistas se dio el seguimiento de la nueva etapa de la estación radiofónica 1010 AM.


La salida del aire del programa provocó los más diversos comentarios, algunos radioescuchas admitieron tristemente que ahora buscarían “otras opciones informativas”: “¡Pero ninguna como la de Mejía y Rueda!”, como dijeron algunos fans que esperaron a los conductores al final del último programa en las instalaciones de La Nueva Diez. También hubo quien se despidió entre lágrimas de Quique Bush, productor del programa que a punto estuvo de tener su propio club de fans.
La presión mediática y los juegos de poder también dejaron verse cuando por primera vez en la historia de Puebla un medio de comunicación declaraba una batalla legal contra el gobierno del estado.


Al igual, no faltaron las declaraciones que dejaban más claro en manos de quién quedaba el espacio radial.


“Muchos buscaron” retomar el proyecto de La Nueva Diez. “Al final se nos dio a nosotros. Somos empresarios y vamos a trabajar en esto”, comentó en aquella ocasión Hannan Brady cuando se confirmaba que la casa de “La Quintacolumna” pasaba a manos de los Hannan, familia cómoda para el gobierno de Mario Marín Torres.


A continuación un breve recuento de los días en que nos alcanzó la censura.


Con información de Selene Ríos Andraca, Efraín Núñez, Héctor Hugo Cruz Salazar y Edmundo Velázquez.

***

 

Adiós al pueblo carretonero

 

Edmundo Velázquez  

 

Publicado el 2 de octubre de 2006

Entre aplausos, lágrimas y mentadas de madre, “La Quintacolumna” salió del aire. La última emisión en La Nueva 10 se tornó en una última trompetilla al gobierno, a Mario Marín, a la censura y al buen decir.


Así se despidieron los periodistas Mario Alberto Mejía y Arturo Rueda, vomitándose en sus represores, agradeciendo al gobernador de Puebla por su salida, responsabilizándole por cualquier otro escenario de amenaza y teniendo como música de fondo al clásico de Louis Armstrong, “What a wonderful world”.


Incluso Kamel Nacif, el famosísimo “Rey de la mezclilla” hizo su aparición en un enlace en vivo con Selene Ríos Andraca desde Cancún, Quintana Roo, previo al careo que tuvo con Lydia Cacho.


Los quintitos, fans, vaya, el pueblo carretonero no hizo falta. Los que sí brillaron por su ausencia fueron los priistas. El espacio que algún día estuvo abierto para todas las voces políticas, en su última emisión fue recordado por todos, menos por los tricolores.
 
Catarsis de último día


“Ya mataron a la perra, pero queda la perrada. Ya mataron a la perra, pero quedan los perritos...”, canta Mario Alberto Mejía, quien pareciera que está en trance. En la cabina de la 1010 lo ven todos esperando o su llanto o un grito de furia. Al aire canta una mofa más al gobierno del estado, un canto sarcástico, una catarsis para la censura que vive. Pequeña válvula de escape para otro apretón de cuello que le llega a su carrera como periodista.


“Fue catártico”, reconoce acabando el programa. El periodista mantiene esa sonrisa retadora, fiel muestra de que el ánimo que no decae.


Momentos antes, el líder estatal del Partido Acción Nacional —Eduardo Rivera Pérez— les envió toda su solidaridad, también coincidió en la censura que vivió el espacio:
“El propio gobierno del estado estará implementando este tipo de estrategias para tratar de tapar, acallar, objetar y oprimir las voces con señalamientos críticos a su actuar. Cuando no hay capacidad de sacar una crisis en el gobierno del estado, lo más fácil es tratar de aplastar y acallar. La vida democrática de una entidad no depende de una persona.”


Incluso admitió que los panistas no han tenido más que aceptar la crítica que se daba en “La Quintacolumna”: “Habrá puntos de vista que no podemos compartir y señalamientos contra actores del propio PAN, pero tenemos que respetar y hacer respetar a la propia libertad de expresión.”

 

A puerta cerrada


Los radioescuchas se pasearon afuera de la estación. Algunos con radio en mano esperaron a las puertas del estacionamiento que casualmente el último día, de despedida al público, fue cerrado por la administración de La Nueva 10.
Muy pocos fans pudieron colarse. Al menos seis o siete pasaron a dar la mano, a brindar el aplauso en la cabina, a saludar y conocer a los conductores, y a “Quique Bush”.


—¿Quién es “Quique Bush”? ¿Quién es “Quique Bush”?— Comenta una dama a la puerta de cabina buscando al productor del programa.


Termina la emisión y por última vez suena la cortinilla habitual del programa:

—Todo lo que tenía que decirse está dicho. Hasta la próxima. “La Quintacolumna” descansa en paz— dice la voz en off.
Los seguidores preguntan quién es quién. Saludan, agradecen, se quejan:
—Vamos a extrañarlos. Gracias por hacernos tan amenas las mañanas. Desde temprano los escuchábamos— señala un radioescucha de oficio taxista.


—Qué diferentes van a ser los días ahora. Ya no sabemos qué vamos a hacer o escuchar en las mañanas— dicen dos señoras que cargan cada una a un niño.


—No se preocupe, nosotros tampoco sabemos— dicen los conductores.


—No son los únicos a los que les hace algo el Marín... También le tocó a toda la gente que fue corrida del gobierno porque iban a llegar sus amigos o sus familiares... Ahí vamos a seguir la lucha en el periódico, gracias por venir— dice Arturo Rueda.
Rueda se queda sonrojado. Toma su pose de ratita escondida. Los radioescuchas que lograron entrar a la cabina se quedan otro momento curioseando en cabina.


Afuera quedan más.

 

El pueblo opina


Cuando se da cierre a un programa como “La Quintacolumna”, los primeros en extrañarlo son sus radioescuchas. El público de la emisión fue desde los mismos políticos reconocidos o que buscaban reconocimiento, burócratas que trabajan para ellos, trabajadores en espacios de partidos políticos e incluso el poblano común que buscaba un formato totalmente distinto al del cuadrado noticiero matutino.


Opina al respecto la señora Rosalinda Ávila González, ama de casa y radioescucha:
 “Era uno de los programas que a nosotros como pueblo nos daba la libre expresión y los únicos que dejaban quejarnos de estos gobernantes que no hacen nada bien. Nosotros nos dimos cuenta de la realidad de Puebla, de que estábamos cegados.

”Nos dimos cuenta de que las cosas no son como nos dice el gobierno. Estamos cansados; queremos un pueblo limpio, donde la gente no sea manipulada por sus gobernantes. Un programa como éste nos hace falta y nos duele que termine.”
Otro aplauso más, un poco más numeroso se escuchó a la salida de los conductores del edificio de la 1010. Después de una salida al estilo en que Scherer dejó el Excélsior, Mario y Rueda se encontraron con más gente que les escuchaba, quienes por primera vez les veían de carne y hueso.


Como la señora Rosalinda, vinieron otros radioescuchas, incluso matrimonios que a sazón de “La Quintacolumna” comenzaban pleitos maritales porque la esposa era perredista y su esposo priista.


“Era una voz libre donde podíamos saber la verdad de las cosas”, comentó José Luis Solís.


—¡Rueda haz como burro! ¡Mario canta la de la perra otra vez!— les pidieron sus radioescuchas, el pueblo carretonero que llegó a despedirse, que llegó también a vomitarse en la represión y en la censura.

***

 

Solicitarán a la Corte concurrir como terceros en la investigación Marín-Cacho

 

Mejía y Rueda denuncian a Mario Marín Torres


Publicado el 12 de octubre del 2006

 

Selene Ríos Andraca / Ciudad de México / Enviada

 

Ayer al mediodía, Alberto Ventosa Coghlan, socio mayoritario del periódico Cambio, así como el director y subdirector editorial de este diario, Mario Alberto Mejía y Arturo Rueda, presentaron una denuncia de hechos contra el gobernador Mario Marín Torres, la procuradora de Justicia Blanca Laura Villeda Martínez y el constructor Eduardo Rivera Santamaría, así como quien resulte responsable por los delitos de amenazas, difamación y abuso de autoridad, además de la violación al artículo séptimo constitucional que establece la libertad de expresión, ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Cometidos contra Periodistas.


Incluso, en una conferencia de prensa celebrada en el despacho Olea y Olea, los periodistas anunciaron que irán a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para solicitar concurrir como terceros interesados en la investigación que hace el Poder Judicial contra el gobernador Mario Marín por haber violentado las garantías individuales de la periodista Lydia Cacho Ribeiro.
El abogado de los periodistas, Xavier Olea —quien también representa a la escritora Lydia Cacho— expresó que aunque es distinto el delito al de la periodista, ambos coinciden en un punto: “En la actitud intolerante de Mario Marín contra la libre expresión y la prensa crítica.”


Tanto en la conferencia de prensa como en la denuncia presentada ante la fiscalía se dieron a conocer a los medios nacionales que el gobernador del estado, Mario Marín Torres, fue el autor intelectual de dos denuncias penales que se presentaron contra periodistas de esta casa editorial.


Tal es el caso de la denuncia que hicieran contra Mario Alberto Mejía y Selene Ríos Andraca, 11 diputados priistas el pasado 27 de febrero por órdenes del titular del Ejecutivo debido a supuestos actos de difamación y calumnias.


Además de otra denuncia penal que hiciera contra los reporteros Zeus Munive y Héctor Hugo Cruz Salazar, el constructor Eduardo Rivera Santamaría —beneficiario del gobierno— por supuestos actos de chantaje, extorsión y amenazas, sin presentar pruebas que demuestren su dicho.


En la conferencia de prensa y en la denuncia también se relata cómo es que el gobernador Mario Marín urgió a Salvador Martínez Duarte, dueño de la radiodifusora XEPA, La 10, para quitarle el contrato de arrendamiento que sostenía con el empresario Alberto Ventosa Coghlan.


“El día 11 de septiembre del 2006, el señor Salvador Martínez Duarte llamó al ofendido —a Alberto Ventosa Coghlan— para informarle, que aún cuando no había fenecido el contrato de arrendamiento, estaba obligado a rescindir el contrato tomada consideración que en días pasados había recibido la visita de unos emisarios del gobernador Mario Marín Torres para advertirle que el Ejecutivo estatal le pedía cancelara el contrato con el suscrito y que él, a través de terceras personas, mejoraría la renta mensual, puesto que su intención primordial era sacar del aire el programa “La Quintacolumna” y, que si no lo hacía, iniciaría las gestiones pertinentes ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del gobierno federal para el efecto que se cancelara la concesión a su nombre.


”Ante dicha circunstancia, el señor Salvador Martínez Duarte se vio obligado a rescindir el contrato antes referido (…) motivada por la intimidación del gobernador Mario Marín Torres.”


Dicho acto, establece el documento, le causó un daño patrimonial a Alberto Ventosa.


Los periodistas, en la rueda de prensa, consideran que el gobierno poblano ha implementado, al menos desde el pasado 14 de febrero, una campaña de hostigamiento permanente en perjuicio de ambos, en represalia por las críticas hacia el gobierno estatal debido al escándalo desatado a causa del caso Lydia Cacho-Kamel Nacif y sus vínculos con el presunto pederasta Jean Succar Kuri.


En el texto de la denuncia se detallan las amenazas que han recibido por gente cercana al gobernador: “El 15 de septiembre del año que corre, el señor Ricardo Velázquez Cruz —consejero jurídico del gobierno del estado— preguntó a Arturo Rueda, en el palacio municipal, sin que viniera al caso, sobre el estado de salud del suscrito Mario Alberto Mejía. Textualmente dijo: “Estoy muy preocupado por su salud”, cuando hasta la fecha no ha padecido enfermedad o síntoma alguno.


“De lo anterior devienen comentarios con el objeto de intimidarnos, amén de la existencia de indagatorias en contra nuestra, lo que implica una zozobra natural, por la consistente amedrentación.”


En la conferencia de prensa, tanto los periodistas como su abogado Xavier Olea, aseguraron que con sus acciones el “góber precioso” violó de manera expresa el artículo séptimo constitucional, el cual prevé y tutela la libertad de expresión.


Mejía indicó que él y su compañero temen por su integridad física y la de su familia, además de que consideran que por la campaña de hostigamiento en su contra se han visto afectados en su desempeño profesional y en su economía, por lo que “responsabilizamos al gobierno poblano, en especial a Mario Marín Torres, de lo que nos pueda pasar”.


A la conferencia de prensa asistieron los siguientes medios: Radio Red, La Jornada, Televisa, Acir, Excélsior, El Universal e Impacto.


Por la tarde los periodistas fueron entrevistados en “Hoy por Hoy” en W Radio que conduce Ezra Shabot, una hora antes estuvieron en Fórmula de la Tarde de Ciro Gómez Leyva —donde dialogaron con Manuel Feregrino—, y ya por la noche estuvieron con Ricardo Rocha en Detrás de la Noticia.

 

***

Queda en manos de los Hannan La Nueva Diez

 

Publicado el lunes 10 de diciembre del 2006

 

Héctor Hugo Cruz Salazar

 

José Hannan, padre e hijo, tomaron la conducción de la estación radiofónica La Nueva Diez —1010 de AM— luego de que se la rentaron a Salvador Martínez Duarte en 400 mil pesos mensuales, según trascendió.


El pasado viernes los Hannan fueron presentados por Martínez Duarte a los alrededor de diez empleados que aún laboran en dicha empresa —cuyas oficinas están en la calle San Judas Tadeo 4901, colonia Santa Cruz Buena Vista. Estuvieron menos de 15 minutos en dichas instalaciones y platicaron brevemente.


Cambio intentó dialogar con los empresarios, pero se negaron a dar cualquier entrevista al llegar a las oficinas de la estación. Su salida fue a toda prisa.


Salvador Martínez tampoco quiso emitir algún comentario y salió en otro vehículo de sus oficinas.


Trascendió que será hasta la primera semana de enero cuando entrarán al aire dos espacios de noticias, uno por la mañana y otro al mediodía y se descartó por completo cambiar el formato grupero de la estación.

 

***

José Hannán rompe el silencio

 

Familia marinista sí operará La Nueva 10

 

Publicado el martes 11 de diciembre del 2006

Efraín Núñez 

El empresario marinista Pepe Hannan Brady rompe el silencio al hablar del acuerdo al que llegó su padre José Hannan, también empresario, con el concesionario Salvador “El Chato” Martínez Duarte para la operación de la estación radial de amplitud modulada La Nueva 10. Hannan Brady reconoce en primera instancia que desde el martes pasado su familia explota la concesión, aunque no dio más detalles de la negociación.


En entrevista para Cambio, tras finalizar la conducción de su programa radiofónico de deportes —que se transmite en La Tropical Caliente 102.1 de Frecuencia Modulada—, el empresario aseguró que las pláticas entre “El Chato” Martínez y su padre comenzaron hace tres semanas.


Al respecto, manifestó que el acuerdo lo cerró su papá José Hannan con Salvador Martínez Duarte, por lo que Hannan Brady sólo apoya, como lo hace en otros negocios familiares.


El pasado 29 de septiembre dejó de transmitirse a través de la 1010 de AM el programa radiofónico “La Quintacolumna”, conducido por Mario Alberto Mejía y Arturo Rueda, director y subdirector editorial de este rotativo.


La periodista Lydia Cacho argumenta, según sus fuentes, que la salida del aire del único espacio radiofónico de crítica contra el gobierno del estado se debió a una censura, así como a un acuerdo entre Martínez Duarte y la administración marinista para dejar sin efectos el contrato que tenía con el empresario Alberto Ventosa:

“Fue un tema que inició hace aproximadamente tres semanas, donde el que realmente llega al acuerdo con el señor Salvador Martínez fue mi papá, no yo. Apoyo a mi padre en las empresas que inicia, y ahí estamos pendientes de ese asunto. Fue una negociación de hace tres semanas que llegó a un buen final el martes pasado”, reveló Hannan Brady.

 

 

El nuevo esquema comenzará en enero


Como lo publicó Cambio en su edición de ayer, será en enero próximo cuando la 1010 de AM opere el nuevo esquema radiofónico. Según José Hannan, él y su padre preparan la transmisión de dos o tres noticiarios y un programa deportivo.
Sin detallar al respecto sobre la programación aseveró que hubo muchos empresarios interesados en negociar con Martínez Duarte: “Es una negociación en la que se dice hubo mucha gente buscando hacerse de poder, manejar la estación, pero al final del camino en las negociaciones el señor Martínez da la confianza a mi papá. Es lo que puedo decir. Iniciamos el próximo enero.”


Incluso manifestó que entre los interesados en las negociaciones se encuentra el conductor radiofónico Fernando Canales, quien actualmente conduce el noticiario de Ultra Sistema de Noticias en Ultra 92.5 de FM: “Estuvieron a un tris de arreglarse, fue una situación donde muchos lo buscaron, y al final se nos dio a nosotros. Somos empresarios y vamos a trabajar en esto.”

 

“Deja que me siente en la silla”


El empresario omitió contestar quién llegará a conducir los nuevos espacios noticiosos de la 10, ni tampoco mencionó si el costo de la operación de la radiodifusora ascenderá a los 400 mil pesos mensuales, como señalaron a este diario distintas fuentes del gobierno:

“De dinero no puedo decirte, no sé. Lo desconozco, no es un asunto que maneje. Siempre estoy como apoyo de mi papá, pero las cuestiones del dinero no las sé. Él maneja la cuestión económica. Desconozco quién llegará al noticiario. Déjame sentarme en la silla, apenas empezamos este asunto. Danos chance de subirnos al caballo.”

 


 

 

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