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 Puebla pierde a una de sus más grandes benefactoras

Murió el viernes pasado Ángeles Espinosa Rugarcía

Mantuvo vivo el espíritu filantrópico de su padre, Manuel Espinosa Yglesias, quien en recuerdo de doña Amparo Rugarcía inició en abril de 1979 la Fundación Amparo. También estuvo al frente de la Fundación Mary Street Jenkins

Edmundo Velázquez

En el 2006 recibió la copia de la Cédula Real de manos del alcalde Doger Cambio/ Foto/ Archivo/ Tere Murillo

El viernes pasado, Puebla perdió a una de sus más grandes mecenas en la cultura, Ángeles Espinosa Rugarcía.

Alrededor de las ocho de la noche del 12 de octubre la muerte de la directora de la Fundación Amparo ocurrió en el Hospital Ángeles del Distrito Federal. Noticia que fue sorpresiva en el círculo de la cultura poblana, porque a doña Ángeles se le conocía por su constante actividad.

Hacía unos días había participado en la inauguración de la muestra “Los tesoros de Persia”, que como otras afamadas colecciones internacionales y nacionales eran parte del acervo que la fundación que dirigía la señora Espinosa Rugarcía traía para hacer las delicias culturales de los poblanos.

Ángeles Espinosa fue quien mantuvo vivo el espíritu filantrópico de su padre, Manuel Espinosa Yglesias, quien en recuerdo de doña Amparo Rugarcía inició en abril de 1979 la Fundación Amparo.

Don Manuel Espinosa y su hija Ángeles iniciaron sus trabajos a favor de la exploración en zonas arqueológicas en todo el país y también aportaron para la creación de centros culturales que brindaran mayor información, así como el espíritu de admiración a la riqueza histórica y cultural de los mexicanos. En el caso de Puebla, ambos fungieron como piezas trascendentales en la conformación de proyectos como el Museo Amparo y el rescate del Mercado La Victoria.

Doña Ángeles Espinosa será recordada por su constante trabajo en la Fundación Mary Street Jenkins que mantuvo desde 1995 hasta el 2002. Fue en ese año en que la familia Jenkins comenzó una lucha legal por los derechos de la fundación y dejó fuera a Ángeles Espinosa.

Fue entonces que la señora Espinosa Rugarcía trabajó de lleno en la Fundación Amparo y también en el lucimiento del museo que a la fecha es uno de lo más reconocidos en Latinoamérica.

La gestión y el prestigio de Ángeles Espinosa trajo aún en vida al jaliciense Juan Soriano en varias ocasiones al Museo Amparo. La obra del oaxaqueño Francisco Toledo también ha sido constante en sus salas, su relación directa con la mecenas poblana le llevó a traer exposiciones más coloridas, inéditas en su mayoría, como el cuento mixe “El Conejo y la Luna”, que se expuso en un salón lúdico.

Cambio/ Foto/ Archivo/ Tere Murillo

Gracias al renombre logrado por la familia Espinosa, en el museo Amparo es común también el ver exposiciones de Diego Rivera, Frida Kahlo, o contar con la presencia de personalidades como Carlos Monsiváis y Raquel Tibol.

Tras el temblor de junio de 1999 y hasta la fecha, a través ya de la dirección de Ángeles Espinosa, la Fundación Amparo aportó recursos para el cuidado, remodelación, reconstrucción y rehabilitación de sitios históricos como la Catedral, el templo de La Compañía, el templo de San Agustín, y San Jerónimo. Por hechos de esta magnitud la noticia de su deceso provocó más que sorpresa, sembró la duda de quién cuidará y fomentará el patrimonio de los poblanos.

Las actividades de doña Ángeles

Mujer siempre inquieta, a pesar de su seriedad y carácter de peso, doña Ángeles Espinosa fungió como una de las poblanas con mayor influencia en las últimas décadas. Entre los cargos que mantuvo, según una reseña que difundió el Ayuntamiento de Puebla, la señora Ángeles Espinosa detentó varios cargos en pro del patrimonio, entre ellos:

Presidenta del Patronato del Museo Amparo.
Directora General del Museo Amparo.
Directora General del Centro de Investigaciones Históricas y Culturales del Museo Amparo.
Presidenta del Patronato de la Fundación Mary Street Jenkyns.
Consejera del Grupo Financiero Inbursa.
Miembro del Consejo de la empresa Telmex.

Colaboró en la remodelación y rescate del Teatro de la Ciudad, del Palacio Municipal, de distintas iglesias del Centro Histórico, del mercado de La Victoria y de la digitalización del archivo municipal.