publicidad  
 
Abrir el índice

 

 
       
   
   
   

 Presentan en Puebla documental sobre la aprehensión de Lydia


No faltaron en el film las principales portadas periodísticas sobre el tema

 

En 72 minutos se hace un recuento de la tortura que sufrió la periodista y su histórica batalla en contra de un pederasta, un gobernador, una procuradora, un multimillonario e influyente empresario textilero y un sistema de justicia ya putrefacto

 

FOTOS

 

Selene Ríos Andraca

 

Érase una vez en un lugar no muy lejano llamado Cancún… Ahí comienza esta historia, ahí empieza el documental Los Demonios del Edén de la cineasta Alejandra Islas, quien detalló en 72 minutos la génesis de la tortura de Lydia Cacho y su histórica batalla en contra de un pederasta, un gobernador, una procuradora, un multimillonario e influyente empresario textilero y un sistema de justicia ya putrefacto.


Y ahí está esa primera escena, ante unos 300 espectadores poblanos —y más de tres docenas en las puertas sin poder pasar—, todos aglutinados en la librería Profética. Todos en silencio. Todos rascando en la memoria los días pasados, sopesando la resaca del escándalo que a casi dos años, mantiene a Mario Marín Torres en el ojo del huracán y con un futuro incierto movido por acuerdos políticos.


La primera escena del film esperado y anhelado en Puebla, en México, en España y otros países, es la narración de la ilegal detención de la periodista llevada a cabo el 15 de diciembre del 2005 por dos elementos de la policía judicial de Puebla, uno de Quintana Roo y agentes de Kamel Nacif Borge.


Es el video de la cámara de seguridad del Centro Integral de Apoyo a la Mujer (CIAM) Cancún y se refleja una defensora de mujeres, adolescentes y niñas que no tiene ni la menor idea de que todo es apenas el principio.


Es el trayecto de 20 horas, en condiciones deplorables, dibujando un mapa. Los más de mil kilómetros que separan a Cancún, Quintana Roo de Puebla, Puebla. Es un día nublado, la evidencia de un gran operativo, la prueba fehaciente de cómo un gobernador presta el aparato estatal a un connotado empresario.


Minutos después, Lydia Cacho corre a los brazos de sus amigos, de su pareja Jorge Zepeda Patterson, dejando atrás las puertas del Centro de Rehabilitación Social (Cereso) de San Miguel, y aún con esa mirada de que todo ha terminado.


Es Lydia Cacho en el concierto contra la violencia a las mujeres: “No más feminicidios” es la leyenda de su camiseta, y es esa misma imagen la que recorre el mundo, con la que millones de organizaciones no gubernamentales y especializadas en defensa de los derechos humanos vira sus ojos a México, a Puebla, a Lydia Cacho y a Mario Marín.


Y de repente ese fatídico día para los marinistas. Ese día que Marín sueña con que nunca hubiera ocurrido. El 14 de febrero de 2006… “¿Qué pasó mi góber, precioso, mi héroe chinga’o?” “No, tú eres el héroe de esta película, papá”. “Ya, ayer le acabé de dar un pinchi coscorrón a esta pinchi vieja cabrona para que aprendan otros y otras”. “Sí, yo fui a la televisión (…) Ahí les dije que al gobernador no le tiembla la mano”. “Ni nos temblará, a mí me gustan estos temas”.


Aparece la periodista Blanch Petrich, quien publicó en La Jornada las 12 conversaciones que dejaron al descubierto la conjura para aprehender y violentar las garantías individuales de Lydia Cacho.


Petrich narra que el 13 de febrero de 2006, “me llegó un sobre amarillo, sin remitente, común. Lo guardé… hasta la noche lo chequé en la casa, era un CD con las grabaciones, entonces, comenzó todo.”


Sale a cuadro la periodista Carmen Aristegui, considerando que las 12 grabaciones le daban la razón a Lydia Cacho, quien desde el 17 de diciembre dijo ante la prensa, que su detención había sido confabulada por el gobernador, la procuradora y el empresario.


Y comienza a correr la historia. La grabación entre Kamel Nacif y Marín Marín se transmite íntegra en el documental. Los presentes —panistas sentados junto a perredistas, izquierdosos junto a orejas de gobernación estatal— repiten de memoria las célebres frases de ambos personajes: “Se siente Dios en el Poder”. “Vieja cabrona” y “qué asquerosidad es todo esto”.
No faltaron en el film las principales portadas periodísticas sobre el tema: “Piden Juicio Político contra el góber” “Al descubierto, la conjura contra Lydia Cacho”…


Escenas repetitivas para los reporteros, desconocidas para el público en general: Kamel Nacif acusando a Lydia Cacho de convertirlo en un monstruo; Kamel Nacif diciéndole asquerosa a la periodista.


Es el documental Los Demonios del Edén presentado en Puebla, donde la historia comenzó a comenzar. El lugar está a reventar. Todo está en silencio hasta que comienza la conversación Marín-Kamel, y todos la repiten. Todos la conocen.


El momento cumbre para los poblanos fue ese flash back a sus enojos y sus demandas: La marcha de repudio contra Mario Marín celebrada el 26 de febrero de 2006. Más de 30 mil personas pidiéndole al gobernador dejar el cargo. Más de 30 mil personas gritando: “góber precioso eres asqueroso”, “Marín le haces daño a nuestros niños”.


“Yo estaba ahí”. “Yo también”. “Yo no falté”. “Mira ahí estoy” se escuchaba entre rumores y sonido del documental.


Y culmina con ese día que tampoco será olvidado: el 26 de junio del 2007, cuando el ministro Juan Silva Meza dictamina en su investigación que Mario Marín sí confabuló con autoridades para aprehender a Lydia Cacho.


Entrevistada al término de la presentación del documental, Alejandra Islas dijo que el documental tiene el objetivo de combatir la desmemoria de los poblanos y el alzheimer social.


Para Lydia Cacho fue revivir la tortura través de la memoria y de las imágenes.

 

Es Lydia Cacho en el concierto contra la violencia a las mujeres: “No más feminicidios” es la leyenda de su camiseta, y es esa misma imagen la que recorre el mundo, con la que millones de organizaciones no gubernamentales y especializadas en defensa de los derechos humanos vira sus ojos a México, a Puebla, a Lydia Cacho y a Mario Marín.

 

Entrevistada al término de la presentación del documental, Alejandra Islas dijo que el documental tiene el objetivo de combatir la desmemoria de los poblanos y el alzheimer social. Para Lydia Cacho fue revivir la tortura través de la memoria y de las imágenes.

 

 

 

 

 

 

Versión Online

Columnistas

 
Haga cic aquí para ampliar la imagen

   

 
RSS Feeds
En tu Movil
Video
En tu E-Mail
 
   
Estadisticas

© Copyright, 2007 www.diariocambio.com.mx
Avenida 16 de Septiembre 4111, Col. Huexotitla, CP. 72240, Puebla, Pue. - México
Tels.(+222)576-0975 / 576-0977
Abrir el índice