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Se la llevó al baile, pero con una golpiza
Mató a la mamá de su amigo porque no quería bailar con ella
Edmundo Velázquez
Felipe Luján Aguilar mató a golpes a la mamá de uno de sus amigos simplemente porque no quería bailar con ella.
El crimen ocurrió en la huerta conocida como El Sagrado Corazón, del municipio de Atlixco. El muchacho de apenas 21 años de edad se encontraba departiendo con sus hermanos Filadelfo y Gabriel así como con su amigo Andrés Franco.
La mamá de Andrés, Antonia Franco Potrero, bebía con ellos.
Todos se encontraban en su casa, hasta que Antonia pidió que fueran por otra botella de tequila. Momento en que ella y Felipe se quedaron solos.
Antonia se acercó a Felipe y le pidió que bailaran. El muchacho aceptó de principio pero la mujer comenzó a insinuársele.
El muchacho dijo que ya no quería, hecho que enojó a la mujer de 45 años de edad. “¡Eres un pendejo!”, le gritó Antonia por rechazarla.
Según relató María Eugenia Enríquez, coordinadora de Ministerios Públicos de la Zona Poniente del estado de Puebla, debido a los insultos Felipe se enfureció y por el estado de ebriedad en que se encontraba comenzó a golpearla.
Le propinó tres fuertes puñetazos a la cara, la vio tambalearse e incluso la tomó de los hombros para que no se cayera.
Pensando que ya estaba muerta el muchacho la arrastró boca arriba del brazo izquierdo. “Aproximadamente tres metros la arrastró, como vio que se iba hundiendo en la tierra la arrastró por diez metros”, relató la funcionaria de la Procuraduría General de Justicia.
Asustado, el muchacho escapó de la casa de la mujer y corrió a su domicilio, que se encuentra a tres casas de donde ocurrió el crimen.
En el camino se encontró a su hermano Filadelfo y a Andrés, a quienes les explicó que “dos hombres, altos y güeros”, los habían golpeado a él y a doña Antonia.
Cuando Felipe llegó a su casa le contó todo a su mamá. Cuando su hermano Filadelfo llegó se enteró de la verdad y a ambos su madre les recomendó escapar.
Desde la ranchería los muchachos se trasladaron a Izúcar de Matamoros con el dinero que les proporcionó su mamá. Pasaron a esa población por más dinero, su abuela los esperó y les prestó el efectivo con el que viajaron a Acatlán de Osorio, donde la Policía Judicial les dio alcance. Los muchachos fueron detenidos por coacción debido a que ofrecieron a los agentes de la Judicial 20 mil pesos por su libertad, según comentó María Eugenia Enríquez.
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