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 Toño se pone Diva

 

Sus guaruras lo llegaron a tratar como si fuese la mismísima Niurka. El candidato se mutó en la mujer de Bobby Larios al ver a la prensa cochina y vendida —que jamás será vencida—. Y es que sólo concedió unos cuantos minutos para éstos, que sólo hablan cosas malas y “parece que están en guerra”, pensaría su vocero de la campaña.

 

Zeus Munive Rivera

 

La atracción de la tarde Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz
La atracción de la tarde Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz

Justo cuando Toño Sánchez subió al templete, un grupo de chavos le gritaron:

 

“¡Santanero!”, “¡Santanero!” y no era para menos, pues el candidato tenía una apariencia a Carlos Campos que no podía ni con él mismo. Los mismos chavos le pidieron que cantara “Luces de Nueva York” y “Perfume de Gardenias”, pero Toño los ignoró, no cantó ni una.


Sus guaruras lo llegaron a tratar como si fuese la mismísima Niurka caminando por las calles de Puebla, ya que nadie se le podía acercar a él.


Hay que decirlo, Toño se mutó en la mujer de Bobby Larios al ver a la prensa cochina y vendida que jamás será vencida, y es que sólo concedió unos cuantos minutos para éstos que sólo hablan cosas malas y “parece que están en guerra”, pensaría su vocero de la campaña.


¿El acto? como su dueño, bien misógino: Juan José Ulloa, conductor de las toñoaventuras dominicales, subió a dos muchachas al escenario. Ellas, de no más de 15 años, estaban felices cuando el tal Juan José les preguntó: “Y tú, ¿ya la probaste?”


“Válgame Dios, santísimo”, espetó una panista que se espantó al escuchar el lenguaje del mismísimo pituche vestido de conductor de Televisa.


Toño llegó como “diva” con sus guaruras Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz
Toño llegó como “diva” con sus guaruras Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz

La niña con su dulce y tierna voz respondió: “¡A huevo!”
Pero ahí no quedó todo para el muy católico ambiente panista, pues el conductor Ulloa hizo bailar a las muchachas de una manera sexy por no decir “rico y sabroso”.


Les propuso unos pasitos de table —sin tubo— y dijo que entre más aplausos del respetable habría “menos ropa”. Y a quitarse todo porque el calor está muy fuerte.


Y la doble moral panista salió a flote porque varios correligionarios de Toño Sánchez abrieron más los ojos, se llevaron las manos a los bolsillos y, después, echaron la mirada erótica.


Las muchachas en el escenario movían la cadera —muy inquieta— y el tal Ulloa dijo con voz de locutor de burdel de los años ochentas: “Vean la mercancía… isss mamita. Ella sí sabe partir el queso”.
¿El queso? Sí, “qué rico… qué sabroso”.


Toño en ese momento se había convertido en todo un Jaime Duende: cachondo y desmadroso. Toño dejó atrás la sotana y los rezos para pasar a convertirse en una estrella más del canal de las estrellas.

****
Diálogo con el conductor de Televisa:
—¿Cuánto cobraste por este acto? — se le preguntó a Ulloa.
—No te lo puedo decir, sería de mal gusto. Lo que sí te puedo decir es que cobré mucho.
—¿Eres panista?
—No, para nada. Vine porque me invitó Víctor Rubí, el organizador del acto.
Pero aquí sí hubo quienes cobraron como Niurka, Kalimba, Julio Camejo y los Claxon, no sin olvidarnos de los internacionales santaneros, que no La Sonora Santaneca.

****


La ex de Bobby se dejó querer por los poblanos Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz
La ex de Bobby se dejó querer por los poblanos Cambio/ Foto/ Ulises Ruiz

Son las siete de la noche y en el escenario anuncian a Niurka.


“¡Qué se encue-re!”, “¡Qué se encue-re!”, gritaron unos chamacos como respuesta a la mención.


Hielo seco. Los coristas, entre ellos una negra con el cabello chino y a quien se le salen las lonjas.


“Son mamadas”, dice un chamaco de no más de 20 años, “la neta no soy racista, pero son mamadas ta renegra, no mamen”.
Y de pronto, aparece en el escenario Niurka quien dice: “¡Hola, Puebla!”. La mujer lleva un top muy pequeño, un pantalón negro y una hebilla de corazón.


Los chamacos calientes comienzan a chiflar.
Tres canciones.


No más.


Mientras ella canta algo así sobre rascarse en cualquier parte del cuerpo, se avienta al público, como rock star, al lado derecho del templete. Tras regresarla:


“Ay chicos, se portaron bien, como caballeros no me agarraron las bubis”, dice con su acento cubano.
“…” , no se escuchan los gritos que le mandan.


“Son unos cabrones”, les responde y les mienta la madre con una seña.
Niurka se había convertido en el centro del escenario.


“¡Encuérate!”, le gritaba su público ardiente y deseoso.


Pero ella no hizo caso a las peticiones.


De pronto, le mandó saludos a Bobby Larios: “Saludos a Bobby, porque en todos lados hay un Bobby”.
De fondo, la imagen del panista Toño, el de los pantalones, estaba como si mirara todos los movimientos sexys de esta mujer con su verdad de fuera.


Los jóvenes cada vez más se prendían aunque musicalmente era un bodrio.


Y  Niurka se volvió a aventar sobre el público que no dudó en agarrarle los pechos y las nalgas.
El espectáculo de la cubana ahí terminó.

 

*****
Eran entre dos mil a dos mil 500 personas ahí reunidas. Todos los artistas se hospedaron en el Holiday Inn y Toño se negó a transparentar el gasto que hizo para este acto que sin duda fue millonario.


Y es que él ya lo dijo: “no hay que confundir la transparencia con la pendejencia”.


Ya casi son las ocho de la noche y a las almas que asisten a ver el espectáculo les importa poco la política.
“Dónde estás… donde estás Yolanda”, cantan los santanecos.


Nadie hace caso de que es un acto panista.
“Qué pasó… qué pasó Yolanda”


Los chamacos se quedan callados porque estas canciones no son de su época.
“Donde estás… donde estás Yolanda”.


Nadie sabe dónde está Toño Sánchez en su faceta de Niurka.
“Qué pasó… qué pasó Yolanda”.


La fiesta sigue sin que tenga ningún efecto, pues la mayoría de los asistentes son muy chamacos y éstos no votan.

 

 

 

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