Jesús Manuel Hernández


En esto creo


Periodista


Elisa Vega Jiménez

 

 

El periodismo, por desgracia, está manejado por los políticos. No me refiero a quienes están en turno, sino que los políticos han encontrado que los medios de comunicación son una forma de ejercer el poder. Los grupos políticos se han metido a ejercer equivocadamente el periodismo.

 

 

No hay sinceridad en la amistad de los políticos, son escasos. El político tiene interés, sobre todo cuando no es nadie: te busca mucho; cuando llega dice “ya la hicimos”; y cuando se instala se olvida. De ahí una frase de los periodistas de aquella época: más vale ser de caca, que de casa. Dices es que es mi cuate fulano de tal, y resulta que ya no te contesta el teléfono, ya no te recibe, te da la vuelta.

 

 

Una parte de mi vocación está ligada a la alimentación y a la bebida, entonces empecé a viajar por aprender. Yo ni estudié, ni soy sommelier, ni soy enólogo, ni nada por el estilo, a mi me gusta el vino, y he tomado cursos. Mis grandes maestros del vino son Beto Torreblanca, Jesús Flores Téllez —considerado la mejor nariz del vino por la revista Times— y Armando Mújica

 

 

El gobierno de Piña Olaya era persecutor, acosaba a los empresarios, y les dio miedo que yo estuviera al aire… Por eso eché a andar El Noticiario en el momento que salía Mariano Piña Olaya y entraba Manuel Bartlett.

 

 

En aquella época te jugabas la vida con un comentario, y a mi me pasó muchas veces. El día que yo llegué a la radio me sentaron los señores Grajales (Radio Oro) con el líder sindical que, además era el líder de la STIRT de Puebla, Marco Aurelio Mendoza, gran maestro y locutor, y me leyeron la cartilla: esto se puede decir y esto no se puede. Hoy día es al revés, hoy el reportero le dice al empresario: esto se puede y esto no.

 

 

Para los políticos, un amigo es el que siempre habla bien de ellos. Eso no es un amigo, sino un barbero.

 

 

Ha habido gobernadores divos, ególatras, que confían todo a la fotografía y ha habido otros que se empeñaron más por los proyectos a corto, mediano y largo plazo. Esto por desgracia no lo puedes juzgar en el momento, sino cuando trascienden en la historia. Hablo también de presidentes municipales.

 

 

El periodista no puede ser caja de resonancia de todos los actos públicos de un político.

 

 

Fui la última persona que habló con Rafael Cañedo antes de su muerte. Iba en camilla rumbo a la sala de intervenciones y le marqué para un comentario que me había pedido. Al siguiente día, a las 5:30 de la mañana me enteré que había muerto. Me causó una gran impresión.

 

 

A los periodistas los políticos tratan de hacernos sus amigos, o más bien sus cómplices. Son muy pocos los personajes de la vida política y a los que les podría dejar las llaves de mi casa.

 

“Un verdadero reportero no espera el boletín, va por él”, es una frase muy famosa de Gabriel Sánchez Andraca, cuando estuve en El Sol de Puebla: Me parece verdaderamente un poema de lo que no debería ser un periodista de oficio. Lo decía en plan burlón. Raúl Zárate acuñó otra que decía: “Los buenos periodistas tenemos que aprender a reportear el boletín”. Ese es genial.

 

 

Los políticos deben volver a sus orígenes y recordar que se deben al pueblo, no a las primeras páginas de las revistas del jet set; que se deben solidarizar con los pobres, no con los ricos; y hoy día muchos salen en grandes mansiones, en grandes fiestas. Veo que los políticos atesoran mucho, que tienen una gran capacidad de ahorro pero no para el estado, no para la nación.

 

 

La escuela más importante que puede tener un periodista es cubrir policía; ahí aprendes a no matar a un vivo, a no decirle que alguien es ratero, sino un presunto responsable de un robo; aprendes que hay ciertas normas jurídicas que establecen cómo señalar los hechos. Un reportero policiaco no vuela, se apega a los hechos.

 

 

Me da tanta risa hoy día que ya todo mundo habla de vinos. Luego hay políticos que se dicen enólogos, hay cursos donde la gente habla del maridaje y yo les pregunto ¿Tú sabes la diferencia de sabor entre un vodka, un wisky y un tequila? No de vinos porque es un universo de colores, sabores y miles de cosas. Muy fácil, con los ojos vendados ponles tres copas del mismo tamaño a ver si adivinan.

 

 

Empecé sin cobrar, como muchos, en El Sol de Puebla... Y me decían que el periodismo era un trabajo muy difícil, un oficio en el que había que esperar mucho, que la gente no gana bien y que mejor me dedicara a otra cosa. Pero tuve la fortuna de pertenecer a una familia cuyos recursos me permitieron hacer lo que me pegó la regalada gana.

 

 

Alfonso Palma es la persona a quien más agradecido estoy, por haberme abierto los ojos de lo que era la radio, y a Rafa Cañedo que me dio chance de desarrollarme en ella.

 

 

Me fui unos años porque todo mundo me hacía el feo. Puse unos negocios, y más tarde regresé y comencé a escribir la columna Por Soleares en El Sol. Me la dio José Antonio Sagasti. Él me abrió las puertas de El Sol.

 

 

 

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