Eugenio Lira Rugarcía


En esto creo


Vocero de la Arquidiócesis de Puebla


Elisa Vega Jiménez

 

 

Durante la preparatoria pensé que mi camino sería casarme, tenía novia y todos los planes para ser abogado. Me encanta el derecho, pero en la preparatoria asistí a un retiro para discernimiento vocacional y supe que mi vocación era el sacerdocio.

 

Mi padre murió de un cáncer muy agresivo; cuando supe, pedí que no tuviera un sufrimiento prolongado, y gracias a Dios, así fue.

 

A lo largo de la historia ha habido hombres de la iglesia que se han dejado seducir por la forma incorrecta de comprender el poder; es una tentación frecuente que tenemos que superar cada día.

 

Le temo a muchas cosas, una de ellas es que sufra la gente que yo amo.

 

Se va a oír chistoso pero me parece interesante el manejo de la trama de El Padrino. Vi las tres, aunque la última no me gustó tanto como las dos primeras.

 

Procuro mirar de todo: noticiarios, documentales, hasta “La Oreja” o MTV. Veo pedacitos porque tengo muy poco tiempo, pero me gusta estar enterado de lo que sucede, saber qué miran los jóvenes.

 

Fue fundamental para mi discernimiento vocacional la visita de Juan Pablo II en 1979. Tuve la oportunidad de participar en la santa misa y estuve atento a toda la visita. También me influyó, durante la infancia, la figura del papa Pablo VI.

 

Siempre será una lucha abstenerse a los placeres, pero en la medida que uno procure un entrenamiento constante y serio, será más fácil. Voy al ejemplo de las películas de Rocky, no hay que tenerle miedo al contrincante, hay que preparase para enfrentarlo.

 

Publicaré en octubre el libro Periodismo especializado en la Iglesia Católica. Presenta de manera muy breve lo más importante del tema religioso, si la existencia de Dios puede probarse, si hay conflicto entre fe y razón; un resumen de la historia de la iglesia. Ahí el periodista va a encontrar toda la información sobre las distintas celebraciones religiosas, un breve diccionario de términos religiosos, entre otras cosas.

 

El poder es la facultad de hacer algo; en ese sentido no es bueno ni malo. Todo depende del uso que se le dé.

 

En Puebla, el porcentaje de jóvenes que procuran vivir conforme a su fe no es tan alto como debiera. Los jóvenes han adoptado un modelo de vida que responde a los intereses del mercado, su preocupación prioritaria es la imagen física, y eso ha llevado a muchos a caer en la bulimia y la anorexia, a necesitar vestir determinada marca, a preocuparse por estar en la fiesta o en el antro.

 

La Iglesia Católica debe proponer, de una manera más atractiva y más clara, la sana antropología cristiana; tener una mayor cercanía con los jóvenes y hablar en un lenguaje más accesible para ellos.

 

Nunca me gustó el deporte, y eso es algo de lo que me he arrepentido toda la vida, porque me trajo consecuencias a la salud: tengo un desgaste prematuro de las rodillas.

 

He aprendido del señor arzobispo Rosendo Huesca a ampliar mi cultura, se puede platicar con él sobre deportes, pintura, arte, economía, historia. Es un hombre que ha leído muchísimo, que pregunta e investiga. Le admiro mucho eso, y he procurado imitarlo.

 

Don Quijote de la Mancha es todo un pozo de sabiduría, lo he leído tres veces. Lo uso mucho para dar pláticas, retiros, e incluso lo cito mucho en mis homilías.

 

La Quinta Sinfonía de Beethoven es como una representación musical de la vida: tiene su parte suave, su momento de drama, de dolor, su momento de gloria... también me gusta Chopin, Bach pero, como dijera Rubistein “en el firmamento musical, la estrella que más brilla es Mozart”, es mi favorito.

 

Aunque me gusta mucho el orden, tiendo a tomar más compromisos de los que puedo llevar a cabo, y eso me produce un desgaste físico y emocional, con consecuencias que voy sintiendo con los años. Tengo 43. Debiera organizarme más y mejor.

 

Procuro ser prudente. Decía sabiamente el señor obispo “ser prudente no es no hacer nada, es saber qué debe uno hacer”. Ese don me lo dio Dios desde pequeño; lo decían mis maestros.

 

Establecer una relación buscando una ventaja, es no respetar a la persona, su valor, su grandeza, su dignidad. Partiendo de eso yo me he relacionado con políticos, periodistas, amas de casa, obreros; más allá de su cargo, oficio o profesión, y sin ningún otro interés, busco servirles, sea quien sea.

 

Hay placeres que son lícitos, el placer como tal no es un pecado, que unos esposos experimenten placer no es pecado, que uno experimente placer al leer, al ver un atardecer, al tener una buena plática. Es necesario abstenerse de los ilícitos porque degradan tanto a la persona que se rinde a ellos, como a las personas que utiliza para alcanzarlos.

Estos 17 años de sacerdocio han sido tan plenos, que no los cambiaría por nada. Ha sido una experiencia maravillosa, yo agradezco a Dios esta posibilidad de servicio al prójimo tan grande, que en mi vida ha cobrado mucho significado.

 

 

 

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