Guillermo Alberto Hidalgo Vigueras


En esto creo


Secretario de Seguridad Pública y Vialidad Municipal
52 años


FOTOS


Elisa Vega Jiménez

 

Los policías son corruptos cuando tienen mandos corruptos: cuando el mando pide dinero, el policía se corrompe; cuando no, el policía seguramente destanteará, pero caerá en la cuenta de que se está valorando su trabajo.

 

 

Tengo un gran defecto y son mis ansias de no equivocarme: me exijo demasiado y, dice uno de mis hijos, que soy adicto al trabajo: una vez que me meto en algo, lo hago por completo.

 

 

La Policía ha sido tan absorbente para mí, que me he divorciado tres veces. Yo no tengo esa historia triste de que me dejaron por otro. No, se aburrieron y ya no pudimos entendernos pero siempre he pensando que alguien tiene que hacer el trabajo que yo hago en la Policía, esa es mi misión, mi camino y mi meta. Y no me siento mal. Me siento triste a veces, nostálgico, pero no mal.

 

 

Yo no soy político, ni tengo proyecto político, tengo un proyecto policial. Empezó con Blanca Alcalá y terminará cuando ella así lo determine o acabe su trienio.

 

 

La Policía es el único trabajo donde arriesgas la vida por alguien que no conoces y que seguramente nunca volverás a ver. Siempre he pensado que es el mejor trabajo del mundo.

 

 

Todo policía en sus inicios se siente Don Quijote de La Mancha, cree que va a acabar con la delincuencia, con todos los malos pero, con el tiempo se va dando cuenta que los hay en todos lados, de todos colores y sabores y que no es tan fácil; sin embargo se puede llevar la delincuencia y la corrupción a niveles socialmente aceptables.

 

 

Para acabar con la corrupción hay que aceptar que ésta existe, si no, estaríamos haciéndonos tontos. Afortunadamente empecé desde abajo, desde agente raso, hace 37 años. Eso me permitió conocer mandos buenos, regulares, corruptos, sanos, y me dio la oportunidad de saber qué no quería ser.

 

 

La seguridad pública es la piedra angular para la gobernabilidad de un estado. Lo dicen Jürgen Habermas, Thomas Hobbes y Jean Jacques Rousseau en su Contrato Social, donde habla de la responsabilidad que los ciudadanos delegan en otro grupo de ciudadanos para hacer cumplir la norma.

 

 

Un buen policía debe tener sensibilidad, ser muy humano para entender a la víctima y al delincuente, para comprender que no somos verdugos sino un instrumento que hace cesar el delito y salva vidas.

 

 

Admiro a la presidenta Blanca Alcalá. Nunca había visto a una mujer con tantas cachas en el mando. No tenía el gusto de conocerla, pero la he ido descubriendo todos los días y eso ha hecho que le tenga más lealtad y afecto profesional, y que entienda su trabajo por la comunidad.

 

 

En muchos enfrentamientos me tocó perder amigos, entonces me di cuenta de que la Policía necesitaba mucha capacitación. En aquel entonces era bien incipiente, los grupos SWAT apenas empezaban. Así empecé un peregrinar por las diferentes policías de la república.

 

 

Ser policía requiere mucho espíritu de cuerpo, de entrega y sobre todo estar un poco loco a veces, porque es muy poco el sueldo que se devenga, mucha la responsabilidad, pero también es satisfactorio cuando se cumple cabalmente el deber.

 

 

Mi trabajo ha sido tan honroso para mi familia, que mi primogénito, por decisión propia, desde los 16 años es policía. Siento que todos mis hijos, porque muchos tengo, están realmente orgullosos de lo que su padre hace. Tengo la satisfacción de poder decir que he entregado toda mi capacidad para hacer mi labor, que me he preparado cada vez más.

 

 

Mi rumbo está regido por tres objetivos, tener la mejor Policía municipal de todo el país: profesionalizarla, redignificarla y dignificarla en algunos casos. Que el último día que yo esté aquí pueda decir: “sin novedad el día de ayer”; el otro es conocerme mejor y acercarme a mi familia, y el último es tener la valentía de decirle a los demás que tengan fe en Dios.

 

 

Me rige Dios, el amor a la patria, la honestidad, Soy un hombre de lealtades y recuerdos, buenos y malos. También la superación y ser constante.

 

 

Soy un hombre de muchos miedos, siempre lo he dicho, pero el valor consiste en poder controlarlos. Me da pánico pensar en la posibilidad de que hieran a mi hijo. A veces tengo pesadillas, o cuando mi hijo está trabajando y escucho una sirena, pienso “ojalá él no esté allí”. Sin embargo me ha tocado estar con él en operativos de muy alto riesgo.

 

 

Admiro la constancia de mi madre, el coraje de vivir y enfrentarse a los problemas de mi tía Guadalupe —que fue como una madre—, de mi papá, su disciplina —es militar—. Por otra parte, Jesús Martínez Garnelo, Mirelle Rocatti, Humberto Morales Moreno, para mí han significado mucho. De ahí hablaría de Erwin Rommel, Alejandro El Grande, George Patton, estrategas como José María Morelos y Napoleón.

 

 

Temo fallar, a no estar a la altura de las expectativas de la gente que confía en mí. A no hacer lo que debo hacer en el momento adecuado y a que mis convicciones algún día tiemblen. Yo soy una persona muy convencida de lo que quiero, del rumbo que tengo pero, a fin de cuentas soy humano.

 

 

Uno nunca acaba de prepararse, hay que hacerlo todos los días. Dedico una parte sustancial de lo que gano a los libros. Leo cosas policiales, de táctica operativa, de seguridad pública, y no policiales, me gustan Osho, Richard Bach, Herman Hesse, Franz Kafka. Es muy difícil que lea novelas, pero mi favorita es Juan Salvador Gaviota, me ha enseñado mucho de la vida.

 

 

Me gustan las artes marciales, el tiro, el kendo, el arco y meditar.

 

 

 

 

Copyright 2008 / Todos los derechos reservados para M.N Cambio /


 
 
Todos los Columnistas