Fallece el dramaturgo Emilio Carballido


Sus restos fueron velados ayer en Xalapa, donde será sepultado en la Rotonda de los Veracruzanos Ilustres


Erika P. Bucio y Julieta Riveroll / Agencia Reforma


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MÉXICO, DF, 12-Feb .- Prolífico como dramaturgo, con un teatro que, partiendo del costumbrismo ahondó en la sabiduría de la esencia humana, Emilio Carballido logró una perfecta sintonía con el público mediante el humor y la sencillez.


El patriarca de la dramaturgia mexicana contemporánea falleció la noche del lunes de un paro respiratorio, en un hospital de Xalapa, Veracruz, a los 82 años de edad.


Sus restos fueron velados ayer en la capital veracruzana, donde será sepultado en la Rotonda de los Veracruzanos Ilustres, confirmó su viudo Héctor Herrera.


El Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) le rendirá un homenaje póstumo al dramaturgo, narrador, crítico y guionista, en el Palacio de Bellas Artes, en colaboración con la UNAM, la Universidad Veracruzana y la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), en fecha aún por definir.


Imaginativo, precoz e insoportable, así se describía Carballido cuando era niño. Escribir le pareció siempre un acto natural. A lo largo de su vida fue autor de más de 200 obras de teatro, además de novelas y cuentos.


De madrugada, cuando el silencio era absoluto, se levantaba a escribir en su casa de San Pedro de los Pinos en cuadernos de contabilidad, y no paraba sino hasta que veía apagarse la luz en la casa de su vecino, Vicente Leñero.


Ni siquiera al final de sus días, cuando su mano iba más lenta que su cabeza, debido a las secuelas de un derrame cerebral que sufrió en 2002, renunció a la creación y optó entonces por dictar sus obras a Herrera.


Discípulo de Rodolfo Usigli, Xavier Villaurrutia y Celestino Gorostiza, en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en 1950 estrenó en el Palacio de Bellas Artes su primera obra, Rosalba y los llaveros, bajo la dirección de Salvador Novo.


De pluma fértil, Carballido abordó diversidad de géneros y estilos. Experimentó primero con obras de corte onírico, luego probó el realismo y creó propuestas tan complejas como la de Vicente y Ramona y El Tigre Rojo, según la investigadora teatral Socorro Merlín.


Incluso se puede distinguir un Carballido nostálgico y romántico como en Los dos claveles, y otro simpático, desenfadado y humorístico como en Buena pierna, añadió Carlos Corona, quien llevó a escena Zorros chinos con la Compañía Nacional de Teatro.


Superó la etiqueta de costumbrista, característica de sus obras tempranas, pues su evolución como autor jamás se detuvo, hasta convertirse en un pilar del teatro mexicano de la segunda mitad del siglo 20.


Fotografía en la playa marcó el inicio de la época gloriosa de su teatro, de gran éxito de público, a la que pertenecen obras como Tiempo de ladrones. La vida de Chucho el roto y Rosa de dos aromas, de acuerdo con Sabina Berman.


En sus piezas dramáticas, sus espectadores encuentran una mezcla de realismo y fantasía, de humor y poesía, y una gran preocupación por los temas sociales, que plasmó con sencillez.


"Lo más sorprendente de sus obras eran los diálogos. Imprimió en su teatro gran vitalidad y por eso el público se dejó conmover. Poseía una sabiduría de la esencia humana, no de una manera rebuscada. Creyó en la fuerza de la intuición. Siempre se dejó fluir", consideró Carlos Corona.


Ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes, Carballido fue además un maestro generoso, animador de tertulias y antologador del teatro mexicano y latinoamericano.


El Premio Nacional de Dramaturgia que otorga la Universidad Autónoma de Nuevo León lleva su nombre.
"Gastó la mitad de su energía creativa abriéndole un espacio al teatro de autor mexicano, publicó las más importantes antologías de teatro, impartió talleres, publicó la revista latinoamericana más importante de teatro,Tramoya, todo esto con una constancia admirable", recordó la dramaturga Sabina Berman.


Discípula de Hugo Argüelles, el "archienemigo" de Carballido, Berman no dudó en acercarse a él para desentrañar la clave de la perfecta sintonía de su teatro con el público en un viaje en tren a Guadalajara, y mientras bebían petróleos (tequila con salsa) hablaron de Rosa de dos aromas, la "primera obra feminista del teatro mexicano" escrita por un hombre, que se estrenó en 1985.


Los personajes femeninos brillan en su teatro y a menudo se rebelan contra su condición marginal, al dibujarlos como nadie con fuerza e inteligencia, coincidieron las investigadoras Margaret Sayers y Socorro Merlín.


Y por su audacia y soltura al adentrarse en el universo femenino, se acercó a grandes autores como Tennessee Williams, agregó el dramaturgo Luis Mario Moncada.


Hombre de principios, una de sus últimas banderas fue apoyar la Ley de Sociedad de Convivencia para el Distrito Federal, al casarse con Herrera, su pareja por más de 20 años, en marzo de 2007.


"Fue un gesto simbólico de la modernidad que lo mantuvo vigente hasta sus últimos días", consideró Moncada.

 

Se queda en México


A sus 80 años, Emilio Carballido hizo pública la decisión de conservar en México los manuscritos originales de sus obras de teatro, novelas y cuentos, que integran su archivo, pese al interés de dos universidades estadounidenses por comprarlo.


"No quiero que salga del País", afirmó el autor de Orinoco, durante el homenaje que recibió en el Palacio de Bellas Artes en 2005.


Las obras creadas hasta mediados de los 80, incluyendo Rosa de dos aromas, las escribió en una decena de cuadernos de contabilidad, hoy en día con la tinta un tanto descolorida, y luego optó por libretas más pequeñas, aún sin catalogar, explicó su viudo Héctor Herrera, tras señalar la posibilidad de que la Universidad Veracruzana conserve los documentos

 

 


 
 
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