El presidente de VW hace enmudecer a los poblanos


—Crónica—


Critica el “decepcionante” desarrollo del mercado interno mexicano y asegura que a Puebla le hace falta “un clima de inversión positivo, así como una infraestructura de punta”, haciendo alusión a la deplorable situación de los parques industriales


Efraín Núñez Calderón

 

Los asistentes a la presentación del modelo 2008 del Beetle enmudecieron cuando Martin Winterkorn, presidente mundial de Volkswagen, criticó el “decepcionante” desarrollo del mercado interno mexicano y aseguró que a Puebla le hace falta “un clima de inversión positivo, así como una infraestructura de punta”, haciendo alusión a la deplorable situación de los parques industriales.


El líder del consorcio alemán estuvo de visita en Puebla pero su presencia no fue casual. Además de atestiguar la presentación de uno de los automóviles del consorcio que únicamente se arman en el estado, quiso dejar mensajes contundentes.


Con una postura altiva, hizo honor a su origen germano y se dirigió a los directivos y trabajadores poblanos al señalar que  “todas las armadoras de Volkswagen se encuentran en una competencia por la calidad, la productividad y los costos”.


Posteriormente enfatizó en su discurso pronunciado en alemán que el motor de crecimiento de la Volkswagen son los mercados de Brasil, Rusia, India y China, países en donde se encuentran instaladas armadores de esta empresa.


Tras la crítica vino el reconocimiento. Felipe Calderón sonrió cuando la traductora de Winterkorn señaló en español que los ejecutivos alemanes están de acuerdo en la forma en la que el Gobierno federal lucha por dar legitimidad al estado de derecho.


Fue un discurso largo que la clase política poblana y los medios de comunicación escucharon con atención. De nueva cuenta los intereses extranjeros pusieron el dedo en la llaga respecto a la situación económica del país.


El viernes pasado, el Estado Mayor Presidencial sitió las instalaciones de Volkswagen Puebla. Pocos fueron los privilegiados en sentarse en la mesa principal. Sólo dos poblanos le hicieron el honor a los alemanes: el gobernador Mario Marín y Javier Lozano Alarcón, secretario del Trabajo y Previsión Social.


Pero las miradas se centraron en Winterkorn y Calderón, en el diálogo que ambos sostuvieron sobre la situación de la economía nacional y la recesión estadounidense, en el argumento a modo de reclamo del ejecutivo alemán y en las expectativas cercanas a la fantasía del presidente de México, quien predijo que en 2040 la economía del país será la quinta a nivel mundial.


El mandatario mexicano no quiso que los europeos se fueran con una visión desfavorable del futuro mexicano. Ofreció las mejores condiciones para la inversión extranjera y en otra de sus perspectivas positivas dijo que la parálisis norteamericana “no afectará” a las finanzas mexicanas.


Aceptó que la generación de empleos será mayor a lo previsto, incluyendo el crecimiento económico durante 2008: “Aún con recesión económica el país crecerá 3 por ciento y se crearán más de 600 mil nuevos empleos”, enfatizó.


Por último quiso subrayar la importancia de la empresa alemana en México, incluso para su vida. Recordó haber sido propietario de tres automóviles de esta marca, un Sedán —vochito—, un Atlantic y un Golf. Haciendo uso del anecdotario aceptó haberse accidentado con su Atlantic, el cual quedó inservible.

 

Calderón reconoció la labor de los legisladores poblanos


Como ha sido característica en las visitas de Felipe Calderón a Puebla, la relación con el gobernador Mario Marín fue fría, distante. Calderón apenas hizo alusión al gobernador cuando lo saludó como al resto de los integrantes del presídium. Lo mismo hicieron los directivos de Volkswagen.


Durante su discurso, el mandatario mexicano reconoció la labor de los “legisladores poblanos” para sacar adelante las reformas que necesita el país, e hizo alusión a los diputados y senadores del PAN que estuvieron presentes en el acto oficial.


Calderón Hinojosa se desvivió por ser un buen anfitrión. A su llegada a Volkswagen sólo unos saludos cruzó con el mandatario poblano. Éste caminaba presuroso detrás del presidente y de los empresarios alemanes. Esta vez el Gobierno del estado no intervino en la logística del acto, sólo fueron invitados.
Guillermo Pacheco Pulido fue parte de la comitiva de bienvenida. Con el rostro desencajado deambulaba entre los asientos principales. Previo a la ceremonia se le vio platicando con otros políticos, y a pesar de la solemnidad que busca imprimirle a su apariencia, no pudo esconder su nerviosismo:


“Ya se va Pacheco Pulido”, se rumoraba entre los pasillos, “me lo encargaron en mi medio”, aseguraban algunos colegas. El aún presidente del Tribunal Superior de Justicia quiso escabullirse pero el excesivo cerco de seguridad le impidió dejar las instalaciones de la armadora rápidamente.


Sin salida frente a los representantes de la prensa, lo aceptó: “no buscaré la reelección porque la ley no me lo permite”. Pero su molestia ante la filtración de la noticia en la prensa la hizo evidente. Un reportero le preguntó:


—¿Cuándo se va del Tribunal Superior de Justicia?

 

—No, no, no. Haz preguntas vivas, nadie se va —respondió el ex presidente municipal con el ceño fruncido, como si el periodista le hubiese dado una sentencia de muerte.

 


 
 
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