Donde las carreras callejeras son rápidas y la Policía no está furiosa


Nicholas Kulish / Lodz, Polonia


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La gente hace competencias de arrancones en la avenida principal aquí a plena luz del día, y la policía sólo se queda al margen mirando. Es decir, hasta que el comisionado aparece para entregar trofeos a los ganadores.


Brillantes autos deportivos BMW M3 se mezclan con pequeños Fiat, y todo tipo de auto que quede entre esos dos extremos.


Una Polonia recientemente rica tiene un nuevo pasatiempo, los autos, y entre más rápidos, mejor. En ninguna parte es eso más claro que aquí en la segunda ciudad más poblada del país, donde funcionarios municipales se esforzaron en los últimos años por manejar una explosión en el número de carreras ilegales en las calles públicas y una serie de quejas de los residentes casi desplazados del camino por las mismas.


“Ahora hay personas jóvenes con máquinas poderosas que hasta recientemente las personas mayores tendrían que haber trabajado toda la vida para poder adquirirlas”, dijo Jaroslaw Woloszynski, el comisionado de Policía. La Policía dijo que poner freno a la actividad fue difícil, porque los competidores simplemente detenían sus autos cuando los agentes llegaban; distribuir algunas boletas de multa por violaciones regularmente era lo mejor que podían hacer.


Como resultado, líderes municipales en Lodz, decidiendo que si no se les podía vencer era mejor organizarlos, estableció eventos en los cuales los orgullosos propietarios de los autos, abrumadoramente jóvenes y en gran medida varones, pudieran desafiarse unos a otros sobre medio kilómetro de una calle céntrica cerrada. El gobierno de la ciudad incluso gastó cerca de 20,000 dólares en la compra de equipo de cronometraje, y los servicios de emergencia locales proporcionaron camiones de bomberos y ambulancias gratuitamente.


En una reciente tarde dominical, miles de personas asistieron a ver las carreras organizadas, llamadas Calle Legal, con los ensordecedores sonidos de los motores arreglados y el penetrante olor de los neumáticos en aceleración. Los eventos mensuales, que están abiertos sólo a los residentes locales, han hecho de los corredores de Lodz la envidia de otros en Polonia y han hecho ganar a la ciudad el título no oficial de la capital de las carreras callejeras del país.


Hace una generación, los polacos que vivían bajo el comunismo tenían que esperar años para poseer un auto, si alguna vez podían hacerlo. El cambio del sistema político hizo a los automóviles más fácilmente disponibles, pero siguieron financieramente fuera del alcance de muchas familias. El reciente éxito económico de Polonia, aunado con la facilidad de importar autos usados de Europa Occidental desde que el país se convirtió en miembro de la Unión Europea en 2004, ha significado un aumento en la propiedad de autos.


Si se mezclan una moneda más fuerte, el creciente empleo, los salarios más altos y la expansión del crédito al consumo, el auto ha pasado de ser un lujo a algo que se espera tener. El número de vehículos automotores en el camino creció de 9 millones en 1990 a 18 millones en 2006, según un informe comisionado por la Asociación Polaca de la Industria Automovilística.


El más reciente héroe de Polonia es Robert Kubica, el primer piloto del país es el prestigioso circuito de carreras de la Fórmula Uno. Pero Polonia aún está rezagada detrás de sus vecinos más ricos, con pocas pistas y carreteras en mal estado. Para alcanzar los niveles más altos en las carreras de autos, Kubica tuvo que dejar Polonia y mudarse a Italia.


En un evento promocional en Varsovia el mes pasado que atrajo a 70,000 espectadores, Kubica dijo que no había suficientes pistas y carreras organizadas para los jóvenes pilotos con ambiciones de convertirse en corredores profesionales. “No tenemos los circuitos para ellos”, dijo. “No tienen aún las posibilidades”.


Así que los jóvenes corredores polacos recurren a las calles. En Lodz, grupos con nombres como Pilotos Tormenta, Corredores de la Línea Roja y Conductores Locos de la Noche estaban celebrando eventos de carreras improvisados, sin barreras de seguridad para impedir que los espectadores se metieran a los caminos mientras los autos pasaban a toda velocidad.


Con tantos nuevos conductores en los caminos atestados, y los jóvenes corredores también presentes, la seguridad se había vuelto un enorme motivo de preocupación. El informe de la asociación de la industria automovilística encontró que en 2007 hubo casi 50,000 accidentes viales en Polonia, y 5,563 muertos. “Uno de cada ocho víctimas de un accidente vial en la Unión Europea muere en caminos polacos”, dijo el informe. Los polacos representan aproximadamente uno de cada 13 habitantes en la unión.


De manera que los funcionarios en Lodz intentaron un enfoque diferente. Decidieron “tender la mano” a los jóvenes, dijo Woloszynski, el comisionado de policía.


“Simplemente queremos dejar que la gente conduzca rápido y dejarlos que lo hagan de manera segura”, añadió.


La primera competencia de arrancones legal tuvo lugar hace cuatro años. Fue considerada un éxito moderado y se convirtió en un evento anual, pero no cambió realmente los hábitos de conducción. Este año la policía unió fuerzas con el club automovilístico y un grupo de corredores del escenario de carreras ilegales. Con dinero de la ciudad para el equipo de cronometraje, empezaron a celebrar carreras cada mes.


Muchos de los autos en la competencia de Lodz carecen de pretensiones. Pero los VW Golf y los Honda Civic rugen como leones en la línea de arrancada, superando el ronronear de los autos nuevos del patrocinador que efectúan duelos de demostración antes del evento principal.


Woloszynski dijo que las carreras ilegales habían sido reducidas en entre 80 y 90 por ciento desde que empezaron las competencias autorizadas.


“Tenemos diferentes tipos de personas”, dijo Pawel Zel, de 21 años, un cantinero que observa los autos pasar a toda velocidad en las carreras.


“Algunos quieren sentir el aumento de la adrenalina por la carrera. Algunos buscan el estímulo por violar la ley”, dijo Zel, que reconoció que en el pasado había participado en carreras callejeras ilegales. “Hay muy pocas personas que realmente corren ilegalmente ahora”.


Arkadiusz Kubiak, que fue el ganador en la más alta de las seis categorías de autos, en base al tamaño del motor, dijo que no negaría que había corrido ilegalmente en el pasado, pero que esos días habían terminado para él.


“Cuando se conduce ilegalmente, es en la oscuridad, es peligroso y no se puede medir el tiempo”, dijo Kubiak.


Señaló que había gastado más de 10 mil dólares en arreglar su auto, un Mitsubishi —más, dijo, que lo que había pagado por comprarlo— y había hecho todo el trabajo él mismo, excepto por el sistema eléctrico.
“¿Saber que uno es el conductor más rápido en Lodz?”, dijo. “Se siente grandioso”.

 

 

 

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