Quedan obras inconclusas después del sismo de 1999


En el antiguo convento de San Agustín se suspendieron los trabajos


La torre de la iglesia quedó chueca y las ventanas de la misma área quedaron inconclusas. Solo fueron tapadas por una columna de tabiques, así lo señaló la encargada de las oficinas parroquiales, Guadalupe Rivera


Yonadab Cabrera Cruz

 

A 9 años de que la ciudad de Puebla fuera sacudida por un sismo de 7 grados en la escala de Richter —15 de junio de 1999—, solo la iglesia y el ex convento de San Agustín no pudieron ser reparados en su totalidad. La torre del templo quedó chueca y las ventanas de la misma área quedaron inconclusas, solo fueron tapadas por una columna de tabiques. Además se suspendieron desde hace un año los trabajos de reconstrucción en el antiguo convento, debido a la falta de recursos, informó la encargada de las oficinas parroquiales, Guadalupe Rivera.


La encargada de la iglesia de San Agustín aseguró que fue mínimo el apoyo que designó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para los trabajos de restauración en este templo. Incluso, mencionó que la dependencia federal no le dio prioridad a la iglesia de San Agustín, a pesar de ser una de las más significativas para la capital poblana al ser Patrimonio Mundial de la Humanidad.


Responsabilizó al INAH por los pésimos trabajos que se realizaron en la torre de esta iglesia: “el INAH no hizo bien los trabajos, dejó chueca la torre, imagínese con otro temblor otra vez se viene en encima, esa dependencia es la responsable de los pésimos trabajos que se hicieron  aquí.”


También aseveró que quedaron cuartiaduras en la cúpula de la iglesia, así como en las diferentes columnas que sostienen el techo, y se perdieron los mosaicos de talavera que adornaban los muros del templo. Por si fuera poco, manifestó que la mayor parte de los trabajos de restauración se hicieron gracias a los donativos de los feligreses de la zona, y a falta de estos “actos de caridad”, se tuvieron que suspender desde hace un año las obras de reconstrucción que se iniciaron en el antiguo convento de los agustinos, iniciados gracias a las inversiones de la misma orden: “pues aquí solo se pudo recomponer la fachada y el muro que colinda con la calle 5 poniente, el cual durante 8 años fue sostenido con palos de madera.”


Por su parte, la jefa del departamento de Imagen, Equipamiento Urbano y Patrimonio Arquitectónico del ayuntamiento, Adelaida Ortega Cambrinis, indicó que resultaron dañados 64 inmuebles entre religiosos, del gobierno y particulares a consecuencia del sismo de 1999, los cuales ya fueron restaurados, y destacó el deterioro, así como las malas condiciones en las que quedaron la iglesia de San Agustín, la de la Compañía, el edificio Carolino y el Palacio Municipal.
“Se dañaron 64 inmuebles, en algunos los daños fueron leves, en otros de mayor consideración, como en el caso de los antes mencionados, pero todos fueron restaurados en su totalidad.”


Adelaida Ortega precisó que los inmuebles que tuvieron mayores daños fueron aquellos que cuentan con torres y otros elementos arquitectónicos que se colapsaron aquel día cayendo sobre sus mismas estructuras, o en otros inmuebles. Además, la funcionaria municipal explicó que no se contó con los suficientes recursos para intervenir todos los edificios dañados, por lo que su restauración se tuvo que realizar paulatinamente, en la mayor parte de ellos con recursos privados.
Mencionó que el caso del Palacio Municipal fue singular, ya que su techo se desplomó debido a un problema de corrosión por la falta de mantenimiento: “de ahí en fuera todos los inmuebles históricos tienen la garantía de una construcción tradicional: el grosor de los muros, el material, entre otros aspectos”.


Asimismo, precisó que desde esta catástrofe se le han dado mantenimiento de 200 a 250 inmuebles del Centro Histórico, para evitar que se desplomen sus cubiertas: “es imposible que se vuelvan a colapsar los muros y por ende los edificios por estar deteriorados.”


También explicó que el Centro Histórico se encuentra tapizado de inmuebles históricos, los cuales poco a poco han sido restaurados, sobretodo después del sismo de 1999: “el 75 por ciento de la superficie del primer cuadro de la ciudad es ocupada por  edificios históricos; hay 7 mil 462 predios en esta zona, de los cuales 3 mil son de índole histórico-artístico.”
Además, justificó al INAH al asegurar que esta dependencia solo es normativa, por lo que prioriza los recursos que le destinan, sobretodo porque éstos se deben de dividir en las 32 delegaciones que tiene en todo el país, por lo que establecen sus propias decisiones para intervenir en el rescate de los monumentos o edificios históricos.

 

En menos de 5 minutos todo cambió


Antes de las tres de la tarde Lupita salió del Palacio Municipal para cobrar su quincena. Mientras planeaba dónde iba a comer, entró al Bancomer de la avenida Juan de Palafox y Mendoza, cuando de pronto todo empezó a dar vueltas, las instalaciones, computadoras y mobiliario se movían de un lado a otro, la gente enloqueció, algunas señoras tuvieron ataque de pánico y crisis nerviosas, mientras que ella solo cerró los ojos y en cuanto pudo salió del banco.


De forma tranquila, muy relajada y sin mayor trauma, dijo que su primera reacción después de que pasaron los segundos más largos de su vida fue voltear hacia su lugar de trabajo: “no se veía nada, solo había un denso polvo, como cuando hace erupción un volcán, y después de algunos minutos se aclaró el panorama, fue horrible ver al Palacio Municipal en ruinas, corrí para ver qué había pasado, si estaban bien mis compañeros, la gente estaba desesperada, iba de un lado a otro.”


Es así como esta señora recordó el 15 de junio de 1999, cuando Puebla fue sacudida por un terremoto de 6.9 grados en la escala de Richter, después de las tres de la tarde, la realidad una vez más rebasó a la ficción, pues la película de “Terremoto” se quedó corta al impactó que ocasionó el movimiento telúrico en la capital poblana.


Mientras caminaba por la plancha del zócalo, a lado de sus compañeros de trabajo, Guadalupe empezó a girar la cabeza hacia todos lados tratando de explicar lo que había ocurrido y señalando los lugares y describiendo las escenas que recordó con tanta tristeza e impotencia: “fue una impresión muy fuerte, me dio mucho miedo pensar en mis amigos, mis compañeros de trabajo a los que había dejado cinco minutos antes, todas las personas salían del palacio llenos de tierra, arena, temblando de miedo. Vi cómo se cayeron las lajas de las marquesinas de los edificios que estaban cerca, de milagro en ese instante no pasó ningún coche o alguna persona, porque la desgracia hubiera sido peor. Y las personas que se encontraban en el Palacio Municipal fueron evacuadas por el pasaje, porque la entrada estaba obstruida.”


Lupita explicó que el techo del Ayuntamiento se desplomó, y dijo que el salón de Protocolos se vino abajo, dejando en mal estado todo el inmueble. Y aunque aún no se lo explica, da gracias a Dios de que nadie haya muerto: “hubo varios heridos, recuerdo que Ismael Bermejo salió cargando a mi amiga Ivonne Caballero, porque le cayó una piedra en la pierna. Incluso hay una anécdota chistosa, porque la ambulancia que llegó al rescate de los heridos no arrancaba y la tuvieron que empujar.”


Según Lupita, demoraron más de un año los trabajos de restauración, en tanto los funcionarios municipales atendían en el Salón de Protocolos del gobierno del estado.


Incluso, algunos trabajadores del ayuntamiento recuerdan que el entonces presidente municipal, Mario Marín Torres, estaba pálido, blanco, temblaba, y no podía hablar, tartamudeaba debido a que se paralizó del miedo que le produjo el movimiento telúrico, e intentaba tomar aire parado sobre la plancha del zócalo, justo enfrente de su antigua y destruida oficina.

 

Regresa a su natal Carolino


Pasaron más de 8 años para que regresara el Observatorio Meteorológico de la UAP al edificio Carolino, pues debido a los daños que sufrió a causa del sismo del 15 de junio de 1999, las autoridades universitarias decidieron trasladarlo a otro lugar.


Este observatorio fue construido hace 131 años, inicio sus operaciones en  1877, en el edificio Carolino. El objetivo de su construcción fue monitorear los cambios climatológicos en el valle de Puebla y el estado de Tlaxcala.


Para instalar nuevamente el observatorio Meteorológico del Edificio Carolino fue necesario adquirir nuevo equipo. Para ello, se aprovecharon los recursos de dos proyectos financiados por el Conacyt, el del Fondo Mixto Conacyt-Gobierno del estado de Puebla (FOMIX) y del Departamento de Investigaciones Arquitectónicas y Urbanísticas de la BUAP.


Sobre la cúpula más alta del edificio Carolino, donde se encontraba el primer equipo de medición de variables meteorológicas, a finales del siglo XIX, se instaló una torre instrumentada con sensores meteorológicos.


En la parte superior se encuentra el anemocinemómetro, que mide la velocidad y  dirección del viento; en la parte media se ubicaron el barómetro y el termohigrómetro, instrumentos que registran la presión, humedad y temperatura del aire.

 

Los daños en la UAP


Los académicos y universitarios consideraron un milagro que justo en el momento en que ocurrió el sismo, los salones de este edificio 328 de la Facultad de Medicina se encontraban abarrotados de estudiantes, quienes “de puro milagro” abandonaron el inmueble antes de que se desplomara por completo, explicó un señor de la tercera edad, quien lleva trabajando 20 años en la máxima casa de estudios del estado.


“Fue emocionante, pero a la vez nos dio mucho miedo, jamás habíamos presenciado algo así, y afortunadamente nadie perdió la vida. Fue un milagro que todos pudiéramos salir antes de que se viniera abajo el edificio, se derrumbó por completo, después del temblor solo quedaron ruinas, todos estábamos sorprendidos, no podíamos creer lo que acababa de pasar, ni tampoco que nuestras vidas hubieran corrido tanto peligro”, narró el señor con los ojos llenos de lágrimas al mismo tiempo que su voz se tornaba alegre de haber salido todos con vida.


Otros inmuebles de la UAP que también tuvieron  severos daños fue el edifico Carolino, la Casa de los Muñecos y el Museo Universitario. El edificio Carolino sufrió daños en su tercer patio, además de cuartiaduras, y se cayeron algunas de sus cúpulas.


Cabe recordar que los jesuitas fundaron este inmueble para instalar el Colegio del Espíritu Santo en 1670, y en 1690 se le cambió el nombre a Carolino en honor al monarca español Carlos III. Hasta 1937 el inmueble fue ocupado por la Universidad de Puebla.


Sin embargo, la ayuda así como los recursos llegaron de manera inmediata a la UAP, incluso el entonces presidente de la República, Ernesto Zedillo supervisó las afectaciones causadas por el terremoto.

 


 
 
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