Compran torres en Londres con dinero del Golfo Pérsico


Julia Werdigier / Londres


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Algunas de las grúas para la construcción que se levantan por encima de la ciudad de Londres, el centro financiero de Europa, llevan el sello de los fondos estatales de inversión patrimonial (SWF, por sus siglas en inglés). No se trata de fondos británicos, son del Medio Oriente.


Después de invertir en el sector financiero aquí, los fondos estatales del golfo Pérsico, rico en petróleo, están metiendo dinero en el panorama urbano londinense.


Un fondo kuwaití gastó hace poco 400 millones de euros (783 millones de dólares) en la compra del Edificio Willis, uno de los más altos del distrito financiero, y planea invertir aún más en esta ciudad.


Qatar, el Califato de Omán e Inversiones Árabes, un fondo reservado con sede en Londres, también están invirtiendo en rascacielos que, en los próximos tres años, transformarán a la Ciudad, como se conoce al distrito en el corazón histórico de la Gran Londres.


Londres tiene una larga historia de recibir bien a los extranjeros y a su dinero, pero la ciudad está particularmente ansiosa por contar con inversiones ahora, porque la crisis crediticia amenaza con retrasar varios proyectos.


“Ese dinero cambiará las cosas en el caso de los proyectos”, dijo Colin Wilson, un director de DTZ, una consultoría en bienes raíces de Londres. “Para muchos de estos inversionistas, Londres ha demostrado ser una inversión atractiva”.


Durante años, fondos familiares del Medio Oriente han invertido en el West End de Londres, glamoroso y acaudalado, comprando edificios residenciales y de oficinas en barrios de moda como Kensington y Knightsbridge. Sin embargo, con la turbulencia en el sector de servicios financieros, estos inversionistas han cambiado su atención al centro financiero de la capital. Ahí, bajaron los precios de los bienes raíces comerciales en algo así como 20 por ciento en los últimos ocho meses, mientras que los del West End apenas si se desplazaron.


Hubo disponibilidad de algunos edificios porque se agotó el financiamiento y las constructoras como British Land, la más grande de Londres, empezó a perder dinero. La inversión de Qatar de dos mil millones de euros en la Torre del Puente de Londres en enero terminó con meses de especulación en cuanto a si continuaría la construcción del edificio de 310 metros de altura, diseñado por Renzo Piano y ubicado en la rivera sur del río Támesis, frente a la Ciudad. El jeque Jassim bin Hamad bin Jabor Al Thani, presidente del Banco Islámico de Qatar, mencionó las políticas orientadas al mercado y el ambiente amistoso para las inversiones que hay en Gran Bretaña, entre las muchas razones para inyectar dinero al proyecto.


Los inversionistas del Medio Oriente han puesto cerca de 15 por ciento de los 2.45 mil millones de euros que se han invertido en oficinas en el centro de Londres, durante el primer trimestre de este año, más de apenas cuatro por ciento en todo 2007, según CB Richard Ellis, consultor en propiedades.


Lindsey Robinson, director ejecutivo de St. Martin, compañía administradora de valores con sede en Londres, que invierte dinero en nombre de Kuwait, dijo que hace 18 meses tuvo que buscar en otra parte para meter dinero porque Gran Bretaña era muy cara. Eso ha cambiado en los últimos meses. La adquisición del Edificio Willis, de 29 pisos, diseñado por el arquitecto Norman Foster, no fue una ganga, pero gracias a la crisis crediticia, fueron menos los compradores que compitieron.


“Si se es un comprador en este mercado, sin duda que se está en un buen lugar”, dijo Mat Oakley, director de investigación en Savills, la compañía de bienes raíces. “El mercado ha tocado fondo, un tanto, y la competición entre los compradores es reducida”.


Apresurarse a comprar edificios famosos a precio bajo no es la prioridad de los inversionistas del golfo Pérsico. Para ellos, los rascacielos londinenses son atractivos como una inversión a largo plazo, con un ingreso casi garantizado. Es posible que la turbulencia del mercado financiero obligue a algunas compañías a reducir su espacio de oficinas durante algún tiempo, pero, en el largo plazo, es probable que resulten rentables estas inversiones, dijo Nick Axford, jefe de investigación y consultoría de CB Richard Ellis.


La apuesta es que el atractivo de rentar espacio en un rascacielos emblemático va a amortiguar cualquier descenso en la demanda de oficinas en el corto plazo, y, la mayoría de los rascacielos financiados por el Medio Oriente no estará terminada antes de 2010. Por ejemplo, se espera que el Pinnacle, de 66 pisos, financiado por Inversiones Arabes, diseñado para tener el restaurante a mayor altura de la ciudad, se termine para el 2012.


Pierre N. Rolin, un asesor de inversiones inmobiliarias con sede en Londres, y cuyas relaciones estrechas con el Medio Oriente condujeron a que Omán invirtiera 900 millones de dólares en la Torre Herón, tiene confianza en que sus clientes obtengan un rendimiento de 20 por ciento por su inversión para el 2012. Rolin dijo que parece ilimitada la demanda de tales inversiones por parte de los fondos del golfo Pérsico.


“Están en un frenesí de comprar, y se verá cómo se apresuran a comprar muchas más propiedades en todas las formas y por todas las vías”, dijo Rolin. “Están buscando inmuebles de prestigio y lujosos, y la demanda es más alta de lo que nunca había visto en mi vida”.


Los precios récord del petróleo y el costo por las nubes de los terrenos en los Estados del golfo significan que los fondos tienen mucho dinero para invertir. Las propiedades en el extranjero son un valor atractivo y ayuda a que los fondos diversifiquen sus portafolios alejándose de las materias primas. También ayuda a que los fondos, muchos de los cuales tienen menos de 10 años de antigüedad, se establezcan como actores mundiales.


“Existe la percepción allá de que si se es un inversionista internacional, se debe tener una inversión en Londres”, dijo Oakley.


Los fondos están creciendo tan rápido, que se ha vuelto un reto para ellos encontrar inversiones adecuadas, dijo Robinson.


St. Martins, que además del Edificio Willis también está invirtiendo en otras tres construcciones en la ciudad, busca gastar cerca de 300 millones de euros en cada uno de hasta cuatro proyectos cada año, mientras Kuwait planea incrementar el valor de los activos del fondo, de tres mil millones de euros a nueve mil millones de euros en los próximos cinco años.


Legisladores británicos y líderes empresariales se han expresado en repetidas ocasiones en favor de las inversiones extranjeras, incluidas las del Medio Oriente, en parte porque están ansiosos por diferenciarse de sus contrapartes estadounidenses y de la Europa continental, con frecuencia más críticas.


“El Reino Unido ha mantenido en forma consistente una política de apertura a todos los inversionistas extranjeros, incluidos los fondos estatales de inversión patrimonial, y seguimos recibiendo bien sus inversiones”, dijo Kitty Ussher, secretaria económica del Tesoro.“Las inversiones de los fondos estatales de inversiones patrimoniales también pueden aportar beneficios al flexibilizar las restricciones crediticias, reducir el costo del capital para las empresas y mejorar la asignación de capital.”

 

 


 
 
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