¿Qué toca la Bersuit?



Brahim Zamora

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—¿Bersuit?, no, no los conozco.
—Casi no los he escuchado… la verdad, no los he oído mucho.
—Mmmm, ¿son los de tomo para no enamorarme…?
—¿Qué tocan?


Al final, mi sondeo particular sobre la que es considerada la tercer mejor banda de la Argentina —después, claro, de Soda Stereo y de Los Fabulosos Cadillacs— fracasa, nadie de mi círculo personal conoce a la mítica Bersuit Vergarabat.


Llueve. Es viernes por la noche en San Andrés Cholula. La convocatoria decía 9 de la noche, evidentemente comenzará tarde. Es un concierto de rock.


La última pregunta aún me da vueltas por la cabeza, ¿qué tocan? Es rock. Pero decir rock y decir música a estas alturas de la vida, es lo mismo, no dice nada.


¿Qué clase de rock toca la Bersuit? Eso irán respondiendo poco a poco.


Aparecen en el escenario después de las bandas teloneras. No llevan pijamas como en otros conciertos, cada miembro de la banda viste igual: un traje negro de enfermero sin mangas.


Una banda de ocho integrantes, como de cumbias.


Se acomodan de manera tranquila, cada cual en su lugar, cada cual con su instrumento. Saludan. Y la banda, ya encervezada, —el público formado en su mayoría por rebeldes iberos y udlos, complementada con una alta dosis de argentinitas hermosas y desaliñados argentinos— aulla el nombre del grupo acompañado de rítmicos silbidos.


—¡Bersuit!
—¡Fiuu, fiuuuu…!
—¡Bersuit!
—¡Fiuu, fiuuu…!


El concierto comienza.


Tocan y cantan una, dos, tres, cuatro canciones.
Y es que las rolas de la Bersuit son largas y eclécticas. Samplers de bandoneones, ritmos cúmbicos, guitarrazos, bailes y coreografías extrañísimas, voces y coros, y sobre todo letras narradoras con toda la vena juglaresca, más herederas de Atahualpa Yupanqui combinado con Calamaro y altas dosis de los grandes Les Luthiers, que de la escuela de Charly García.


Bersuit tiene tanto que decir en la voz de Gustavo Cordera, que prefieren cantarlo y por eso la comunicación verbal con el público tardará mucho, mucho más en llegar.


¿Qué toca la Bersuit Vergarabat?
Pero Bersuit no es copia, no es mezcla de influencias, sólo parecen haber aprendido muy bien para no imitar y tener un ADN personalísimo que comenzó a gestarse en el ya lejano 1987 para nacer dos años después.


Todo concierto tiene su momento:
Baja el ritmo vertiginoso, la raza de Chiolula, como nos dice Gustavo, deja de brincar, el mismo jala un silloncito, se sienta y comienza un acorde conocido, por el público conocedor, claro está, que en este caso ronda las mil personas:


… que linda que estás…


El coro estalla: ¡Sos un carameeelo!


Parecería que esa era la última para irse, pero sólo fue el intermedio de una fría noche de primavera.


Después vendrían los hits más rudos y rotundos, los coros del respetable que dejaron a la Bersuit entera con un gran sabor de boca, que hizo que lo dijera a su manera: dando más canciones incansables, más bailes desquiciados, más rock con nombre y apellido, la Bersuit toca Bersuit Vergarabat.


Hasta que subieron a dos chicas a bailar una cumbia y el público respondió con un canto que se llevarán lejos: chichis pa’ la banda, chichis pa’ la banda… una hacía como que no oía, la otra sacudía el pecho y los hombros, meneaba la cola y pedía más gritos a la banda, prometiéndoles chichis… Que nunca llegaron, sólo mostró el culo en un acto muy… Bersuit.


Al final no podría haber otra, el término fue el esperado, una versión entre improvisada y arreglada, un poco por la libre pero intensa como es, “Señor Cabranza” nos dio las buenas madrugadas y la Bersuit no es más la mejor tercer banda, porque ni Soda ni los Cadillacs existen más.

 

 

 

 


 
 
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