Los más pequeños, principales víctimas de la violencia familiar

En Huauchinango

Leticia Ánimas Vargas / Corresponsal / Huauchinango, Pue

Con 83 casos reportados en diez meses, son las niñas y los niños las principales víctimas de la violencia doméstica en el municipio de Huauchinango. De acuerdo con cifras dadas a conocer por los encargados de la Clínica de Prevención del Maltrato del Sistema DIF municipal (CLIPAM). De estos casos, 53 corresponden a mujeres y 30 a varones.

Cristian Mendoza Garrido, coordinador jurídico del Sistema DIF que encabeza la señora Lilián González Cabrera, señaló que el impacto de la violencia doméstica en los niños y las niñas resulta devastador y duradero, pues la principal justificación de los agresores en el seno familiar es que “ellos así crecieron y así los educaron”.

Tras definir a la violencia doméstica como la agresión física, sexual o mental proveniente de una persona que dispensa cuidados, el abogado refiere que haber vivido, observado o escuchado episodios de violencia doméstica, deja huellas en el desarrollo físico, emocional y social de los niños, durante la infancia y en otros periodos de su vida.

“Las agresiones que hemos atendido en contra de los menores van desde la sexual, hasta la que se produce por el descuido de los padres o aquellas que ni siquiera se tiene la intención de causar, como la producida a niños que son abandonados por sus padres, porque tienen que salir a trabajar y quedan expuestos a otro tipo de riesgos”, refirió.

El maltrato físico es el que más frecuentemente se reporta, aunque el maltrato emocional parece ser más habitual, pero no hay costumbre de denunciarlo y se toma como algo “normal”, e incluso para algunos pasa desapercibido.

Los meses con más alto número de casos de violencia denunciados fueron marzo y julio, con un promedio de 10 por mes. En la cabecera municipal, es donde se presentó con mayor frecuencia este problema.

Los casos de violencia sexual atendidos son seis y se han presentado con mayor incidencia en las juntas auxiliares y rancherías o incluso se acercan de otros municipios como Tlaola, Chiconcuautla o Ahuazotepec. “Nos hemos topado con que las niñas dan a conocer los hechos a las madres y éstas, por el cariño que le tiene a su pareja, que muchas veces no es el padre biológico de la víctima, no les cree y no las toma en cuenta, les dice que es una mentira. No les hacen caso, pese a que vulneraron la confianza, agredieron la libertad sexual y la integridad física de sus víctimas”.

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