Reviven suspicacias sobre la rebelión magisterial


Los edificios tomados por los maestros se mantienen aseados y con los sellos intactos


El vocero de los disidentes de la 51 deslindó a Mario Marín y a Darío Carmona del conflicto magisterial, argumentando que fueron obligados a firmar la Alianza por la Calidad Educativa


Selene Ríos Andraca

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La rebelión magisterial volvió a levantar suspicacias al deslindar a Mario Marín Torres y a Darío Carmona García del conflicto sindical. Según Juan Durán, vocero de los disidentes de la Sección 51, el gobernador y el secretario de Educación Pública fueron obligados por Elba Esther Gordillo Morales a firmar la Alianza por la Calidad Educativa.


En una breve charla con Cambio sostenida dentro de las instalaciones de la Casa de la Mujer de la Sección 51 del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), Juan Durán reveló que, en sus encuentros con Darío Carmona y el secretario de Gobernación, Mario Montero Serrano, les dieron a entender que la administración marinista está en contra del contenido de la Alianza por la Calidad Educativa.


Es más: según Juan Durán, Darío Carmona y Mario Montero les mandaron un mensaje indirecto en relación a que existe una amplia posibilidad de que el gobierno marinista  cancele la Alianza por la Calidad Educativa que impide que los profesores hereden sus plazas, y que estipula que las claves sean otorgadas por un examen de oposición. 


Cambio preguntó a quemarropa por qué la lucha era exclusivamente contra los líderes del SNTE y no contra el gobierno estatal que también signó la Alianza. En respuesta, Juan Durán dijo: “Porque los obligaron, al gobernador y a Darío los obligaron a firmar. Hasta llegó tarde la maestra Elba Ester el día de la firma, como siempre haciéndose la protagonista”.


Tras una larga espera, Cambio tuvo acceso a los edificios sindicales tomados por los disidentes el pasado 15 de octubre, cuando desconocieron a los líderes Éric Lara, de la sección 23, y Cirilo Salas, de la 51, por respaldar a Elba Esther Gordillo en el nuevo acuerdo educativo. 


Antes de entrar a ver los tres edificios tomados —las oficinas centrales, el Fideicomiso y la Casa de la Mujer—, el vocero del Consejo Democrático Magisterial Poblano sostuvo diversos encuentros con profesores de educación básica para convencerlos de sumarse a su movimiento y explicarle las repercusiones de la Alianza y de la reforma a la Ley del ISSSTE.

 

El recorrido

 

La Casa de la Mujer de la sección 51, se encuentra resguardada por un quinteto de profesores en la entrada, quienes solicitan identificación del IFE y del sindicato antes de dejar entrar a cualquier maestro que pretenda acceder al edificio.


En ese inmueble se aprecia un auditorio con una figura tamaño natural de Elba Esther Gordillo vestida de bruja con unas escobas de ramas en los pies, que da la bienvenida a los nuevos disidentes que se están integrando al movimiento.


El estado del edificio es bueno, no hay una sola muestra de violencia en él. Incluso hay un reglamento de guardias y de aseo para mantener limpio y despejado el inmueble.  


En unos escritorios arrumbados en la orilla luce una serie de frazadas y varios sleeping bags para los maestros que pasarán la noche en el frío edificio que mantienen resguardado en protesta al acuerdo nacional de educación.


Al fondo, en el jardín del inmueble, los disidentes han montado unas lonas para protegerse del sol y para comer en ese sitio mientras cubren sus guardias de 24 por 24 horas.


En el momento en que esta reportera tuvo acceso al inmueble, una veintena de profesores estaba comiendo unos alimentos que fueron llevados por maestros de la capital poblana, quienes habían cooperado con un pollo en chipotle, espaguetti y frijoles de lata.


Los profesores invitaron a la reportera a comer. Mientras tanto, el tortillero llegó con el encargo al inmueble, sin embargo fue imposible que entrara o se acercara la fortaleza improvisada.


“No podemos dejar pasar a cualquier persona si no se está identificando, porque luego son infiltrados que quieren hacer un escándalo y dar un pretexto para que la fuerza pública ingrese y nos saque de aquí”, explicó el vocero.


En este edificio no se aprecian más de 50 personas desperdigadas en el patio, en el auditorio, en las lonas y en la entrada. Y, en efecto, en esos momentos no hay más personas.


“Lo que pasa es que muchos maestros vienen a las reuniones y se van a sus comunidades a hablar con el resto de los maestros disidentes. Ellos representan a unos 300 por región. Además, no han descuidado a sus escuelas, van dan sus clases y ya vienen a cumplir sus guardias”.


La organización de los profesores disidentes es impecable. Existen horarios para comer, para hacer el aseo y para cambiar de guardia en caso de cansancio. Cada profesor está obligado a solicitar una escoba y a levantar su campamento cuando termine su guardia.


Frente a la Casa de la Mujer, tapadas con lonas llenas de consignas están las oficinas centrales del SNTE. A la entrada está una mesa con un grupo de profesores que solicitan el último talón de cheque, la credencial del sindicato y la credencial del Instituto Federal Electoral para poder formar parte del grupo disidente y para acceder al inmueble.


En las oficinas centrales hay casi una treintena de profesores, algunos haciendo el aseo del edificio y otros calculando los gastos para la cocina.


La entrada al baño se cobra en tres pesos y no hay excepción. Con un letrero en la puerta está un cartel que reza: “Todos pagan”.


El dinero está almacenado en un vitrolero en la mesa de la entrada, donde también hay trozos de papel de baño cortados como en baño público de feria de pueblo.


Al fondo, en el estacionamiento de las oficinas centrales, donde yacen siete vehículos de los empleados administrativos del edificio, está instalada de manera improvisada la cocina de los disidentes.


Mide unos tres metros de largo y dos de alto, y está adaptada con plásticos, lonas y mantas, así como con unas parrillas de gas portátil.


El menú de ayer fue: albóndigas, arroz, frijoles, café, té y agua. El costo obligatorio del menú es de 10 pesos, aunque a Cambio pretendían dárselo gratis.

 

 

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