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Manola Álvarez Sepúlveda
En esto creo
Hija del general José Álvarez y Álvarez, abogada, exdiputada local e historiadora
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Elisa Vega Jiménez
Soy “dinosauria” del PRI, del que formó Calles para quitar el caudillaje, no del de Salinas o del que puede hacer una alianza con Calderón para reformar la Constitución.
Si mi papá viviera, muere de ver que todo por lo que lucharon como el no reconocimiento a las instituciones religiosas, cambió. Salinas no tenía ninguna ideología priista, era lo que llaman en Estados Unidos mol, y es como un gusano que se mete por debajo de la planta y va saliendo. Ellos ponen una persona así para que cambie la estructura del país. Salinas hizo modificaciones a los principios básicos de la Constitución, claro, los diputados priistas aceptaron cambiarla. Propició que Fox fuera presidente al reformar la constitución y permitir que un hijo de padres no mexicanos pudiera ser presidente. Todos los cambios los preparó él, y Zedillo le siguió. Fox y Calderón, que desde luego estuvieron de acuerdo con Estados Unidos por su formación: son de Harvard.
Me dejó una gran satisfacción enfrentarme al gobierno de Piña Olaya, acabando de ser diputada y sacar a un preso político de la cárcel —no era mi tema el derecho penal pero tomé el caso porque me pareció una injusticia—. Se trataba de un ex rector de la BUAP. Piña Olaya y yo quesque habíamos empezado como amigos y terminamos con problemas.
Muchos de los políticos actuales no tienen ni idea de la historia. Tú escuchas sus discursos en los aniversarios históricos y dices “¡no puede ser!”, si conocieran de historia no harían lo que hacen.
Mi padre me enseñó con el ejemplo la lealtad, la honestidad, el nacionalismo. Siendo jefe del Estado Mayor —era el sucesor casi claro de Calles—, le armaron una intriga: lo acusaron de formar parte de un complot para derrocar a Calles, y estando detenido, llegaron de la embajada norteamericana a ofrecerle todo el dinero que quisiera para que declarara en contra de Calles pero mi papá dijo: “No, es mi jefe y le tengo lealtad: él algún día entenderá que esto fue una intriga” y conservó esa postura toda la vida.
Muchos historiadores, como Enrique Krauze, dicen cosas que yo sé que no son ciertas. Entonces me siento con el deber de escribirlo y mandárselos para que un día lo tomen en cuenta. Ya mandé mi libro a bibliotecas de EU, aunque es en contra ellos, pero son muy abiertos.
Si fuera cierta la necesidad de una Reforma Energética, ni siquiera la estarían promoviendo, serían tan obvios los beneficios que la gente lo aceptaría, como cuando se hizo la expropiación: La gente dio sus joyas, sus gallinas, todo, porque sabían que era algo bueno para México, pero el gobierno sabe que la gente está en su contra, y por medio de la televisión tratan de hacernos un lavado de cerebro.
Un partido sin ideología es igual que nada. Basta mirar a Estados Unidos, ¿qué diferencia hay entre Demócratas y Republicanos? Ninguna; quizá que un partido es peor que el otro.
Puedes tener bases morales sin necesidad de una formación religiosa. Yo creo en el ser humano, en la dignidad, en la familia, en la sinceridad, en el respeto.
Veo en Puebla como en todo el país, gobiernos alejados de la historia, de la ideología; que están preocupados por sacar su administración y por lo que viene, pero que no piensan en lo que le van a dejar a las nuevas generaciones.
La historia es la base de cualquier pueblo, un pueblo sin historia es un pueblo manipulable. La historia nos hace resistir y salir adelante.
La sociedad no debe permitirle al PRI dar marcha atrás a su ideología y votar a favor de la reforma. Los priistas tienen un papel importante en su aprobación, porque el PRD nunca va a votar a favor, pero si al PRI lo convence el PAN de que lleguen a una alianza, y votan juntos, ya se hizo lo que ellos quieran.
Debemos a los malos maestros el poco interés de los mexicanos por conocer su historia.
Hoy hay más libertad pero, los diputados, sobre todo los locales, seguían la línea del gobernador, entonces a mí me enorgulleció mucho, como diputada local, lograr que se aprobara mi iniciativa de poner con letras de oro el nombre de Gilberto Bosques Saldívar, un poblano reconocido en todo el mundo por salvar a 40 mil judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Pensaba “No importa que nunca vuelva a ser política, voy a luchar porque las cosas sean con apego a la constitución”, lo cual pasó (risas).
En lugar de cuentos de hadas, me contaron historias de la Revolución. Cuando nací mi papá ya estaba retirado, convivía mucho con nosotros y escribía un libro sobre la revolución —que está próximo a aparecer con motivo del centenario de la Revolución, probablemente lo publique la BUAP—.
Yo todavía soy de las que escucha el himno nacional, y como me acuerdo de mi papá, casi me sale la lágrima y me quiero parar, pero mis hijos me miran como diciendo: “Mamá, qué te pasa, no seas ridícula”. Uno de mis hijos fue mi alumno en la UDLA, y sólo entonces escuchó todo lo que le decía, porque en la casa no me hacía caso.
Mi padre escribió su libro para los jóvenes, para que no se sientan avergonzados por ser mexicanos, que si porque estamos junto a EU y somos débiles o feos, no, sino para que rescaten su historia y se sientan orgullosos por todo lo que hemos hecho y logrado y para que sigan adelante, y no se dejen llevar por las ideas que impone la televisión y los mismos norteamericanos, de que no servimos, sólo para trabajos manuales.
Conviví con los sobrevivientes de la época de la Revolución: había comidas y los oía platicar, no sólo a mi papá, de la historia y cómo llevaron a la Constitución sus ideologías.
México es ideología, y si la dejas ya no eres nada. Yo estoy llena de ideología, entonces cuando oigo que eso está pasado de moda y que ahora lo que hace falta son cosas prácticas, y que la globalización, desde luego que no estoy de acuerdo.
Publicar Espionaje y contraespionaje en este momento fue una coincidencia, Calderón me hizo el favor de poner el tema del petróleo en la boca de todos. En él aparecen entrevistas que le hice a Luis N. Morones, Emilio Portes Gil, y mi padre, el general José Álvarez, que participaron en el plan de contraespionaje de Calles. Cuando la constitución regresa la propiedad del subsuelo a la Nación, que Porfirio Díaz había regalado a los dueños del suelo, casi mueren los norteamericanos. Amenazaron con invadir, y los constituyentes dijeron pues que invadan, nosotros aprobamos el artículo 27. Pero un artículo constitucional no entra en vigor hasta que tiene ley reglamentaria, y EU hizo todo para que no existiera. En la época de Plutarco Elías Calles se empezó a hacer la ley reglamentaria del petróleo, por lo que EU elaboró un plan para invadirnos, tirar a Calles, pero México hizo su plan de contraespionaje, que evitó que nos invadieran.
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