Arráncame la vida, según Sneider


Va al cine la novela de éxito mundial Arráncame la vida de la periodista y promotora cultural Ángeles Mastretta, marcando la vuelta del director Roberto Sneider (Dos crímenes, 1993). El cineasta defeño explica cuánta fidelidad y tiempo empeñó para plasmar en pantalla grande el best seller de la novelista poblana, también entrevistada para nuestros lectores.



Columba Vértiz de la Fuente / Proceso

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Puebla se viste de gala presentan la película Arráncame la Vida

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Va con todo…
La película mexicana Arráncame la vida, de Roberto Sneider, basada en la novela homónima de Ángeles Mastretta (Puebla, 1949), se ha convertido en una de las películas más costosas del cine mexicano: fue producida con 65 millones de pesos cuando el costo promedio de un largometraje en el país es de 20 millones de pesos.


20th Century Fox ha invertido en publicidad un millón de dólares y además, se le apuesta en taquilla: para estreno el 12 de este mes se lanzarán 500 copias, cien más que el récord impuesto por El crimen del padre Amaro, de Carlos Carrera.


Sneider únicamente había rodado en 1993 la película Dos crímenes, inspirado asimismo en una novela pero de Jorge Ibargüengoitia (Proceso 891), aunque esta vez, subraya que lo hay en la pantalla grande con Arráncame la vida trasciende cualquier cifra millonaria:


“Siento que la gente se entregó a la oportunidad de retratar el México de la época de los años treinta y cuarenta. La novela de Mastretta tuvo un poder de convocatoria increíble, tanto el reparto, el trabajo de arte, los lugares a los que tuvimos acceso como el Palacio de Bellas Artes son de un valor que va mucho más allá de ese presupuesto. Son cosas que no se pagaron.”


Arráncame la vida fue el cañonazo literario como se dio a conocer Mastretta en 1985 como novelista. Originalmente publicada en 1985 por Océano y que figura en el catálogo editorial de Penguin, Gallimard y Suhrkamp) la anécdota se desarrolla en un mundo de política, corrupción, fraude electoral, adulterio, asesinato y la pasión del cariño. Es una historia que gira en torno al amor del general Andrés Ascencio (Giménez Cacho) y Catalina Guzmán (Talancón), sobre las relaciones y el poder entre los hombres y las mujeres.


“Para mí si es un agasajo haber retratado al México de la posrevolución. Es algo que no hemos tenido los mexicanos o poquísimo”, expone Sneider y le parece “valioso” que 20th Century Fox se haya entusiasmado con el proyecto --protagonizado por José María de Tavira, Daniel Giménez Cacho y Ana Claudia Talancón--. Y que lo promueva.


“Si una cinta de este tamaño no tiene posibilidades de recuperarse en México, llegar a la gente, entonces cada vez serían más chicos los filmes del país, no nos arriesgaríamos. Me parece necesario que en México se haga cine de diferentes tamaños.


“Es importantísimo que un chavo que tienen una gran idea, haga con 10 mil pesos una película en video y sus cuates, y si es un producto que vale la pena, salga. Pero también algunos proyectos lo ameritan y debemos hacerlos más ambiciosos.”


— ¿Duro conseguir 65 millones de pesos para la película?


— Sí, fue muy difícil. Hace siete años que intentamos levantar el proyecto y fue imposible. Volvimos a plantear la cinta hace dos años y gracias al artículo 226 de la ley del Impuesto Sobre la Renta, incentivo fiscal para el cine, se realizó.


— Por cierto, existe el peligro de que desaparezca el artículo 226 el próximo año por el Impuesto Empresarial sobre la Tasa Única (IETU)…


— Ojalá que no…


“Antes de que entrara en vigor esta ley se hacían seis o cinco películas al año en México. Ahora se han hecho muchas. Me parece importante que tengamos una cinematografía propia y que nos veamos reflejados y que en el mundo conozcan nuestra visión de las cosas.


“Los productos extranjeros por considerarse superfluos se vuelven de importación, lo que nos ofrecen es la forma de ver el mundo y la realidad de otras gentes, empezamos a juzgar nuestra realidad con criterios que no nos pertenecen, no tienen que ver con nosotros. Es el peligro.”


Por su parte, Juan Carlos Lazo, director general de 20th Century Fox México, informa a este semanario que el largometraje merece una publicidad de un millón de dólares:


“Debe ser muy bien tratado al nivel de una producción extranjera. El pasado 2 de este mes en la premiere del Teatro Metropolitan, la gente aplaudió mucho, fenómeno que no había visto desde Como agua para chocolate, de Alfonso Arau. Arráncame la vida tiene todos los ingredientes mexicanos, es decir, de México.”


20tn Century Fox ha puesto publicidad de Arráncame la vida en espectaculares, vallas, parabuses, centros comerciales, puentes y aeropuertos. Lazo anuncia que estrenará en Centroamérica y Latinoamérica, pero no sabe cuándo llegará a Estados Unidos.


Y el productor Federico González Compeán, de Estudio México Films (Altavista Films) desea que el largometraje se vea en todas partes del mundo y adelanta que se preparará un DVD con escenas que no entraron porque narrativamente “no era lo convenía en la cinta”. El resto del elenco lo conforman Irene Azuela, Julio Bracho, Carmen Beato, Fernando Becerril, Joaquín Cosío, Guillermo Gil (ya fallecido), Rafael Sánchez Navarro, Camila Sodi e Isela Vega.


Las otras empresas productoras son La Banda Films de Sneider y Oberón Cinematográfica. También apoyó Fidecine y el gobierno del Estado de Puebla, donde se rodó la mayor parte de la cinta. El Distrito Federal también fue locación.

 

El poder y la gloria

 

Giménez Cacho resalta que en el filme “se ve el nacimiento de cómo se forja nuestro sistema y cómo se van sembrando las semillas de la degradación que vivimos actualmente”.


Y observa, dice, el uso de la justicia como un instrumento personal, acomodado, “y que somos hijos del fraude”.


— ¿Cuáles serían las coincidencias entre los políticos de hoy y los políticos de la posrevolución que muestra la cinta?


— Unas de las grandes diferencias es que antes eran caciques muy autoritarios, muy asesinos e ignorantes pero había un proyecto de país, de nación, y ahora sólo hay un proyecto de negocios.


“Ese ejercicio del poder, como el del general Ascencio es un placer y un gozo de la vida impresionante, por eso también creo que el cacique lleva el lado carismático. No tiene limitaciones mentales para acceder a todos tus deseos, todo lo que quiere lo puede tener: propiedades, casas, mujeres…”


Interviene De Tavira, quien estelariza a Carlos Vives:


“El largometraje me ha hecho reflexionar en la desesperanza mayúscula que existe. Si los políticos eran así ahora son peor, todo lo disfrazan. En aquella se mostraban tal como eran, ahora son unos mentirosos. Siguen siendo igualitos sólo que salen bonitos en la televisión y nos hacen creer que vamos a estar mejor.”


Enseguida, bromea Giménez Cacho:


“Vamos a votar mejor por el crimen organizado…”
— ¿Prefieren una Reina del Pacífico y un Chapo Guzmán?
— “¡No!.., ni en broma, qué horror…! –alza la voz Jiménez Cacho, quien destaca que en la cinta le gustaron “las analogías entre la lucha del poder político y la lucha del poder en el hogar”.
Talancón cuenta que la película la ha hecho reflexionar en que sigue la corrupción, “son prácticas que hoy en día se llevan a cabo, como los políticos que quieren el poder a costa de lo que sea”.
— ¿Qué aporta la película en este momento?
— Aparte de muchas risas y frases memorables, una visión de lo que pasa en nuestro país, conocer la historia de una mujer fuerte que puede servir de ejemplo para muchas, y poder observar un proyecto de mucha calidad. Este filme va impresionar a la gente...
La novela de Mastretta retrata el poder eclesiástico de aquel tiempo que la película omitió. El defeño Sneider argumenta que muchas temas del libro no se tomaron en cuenta para la pantalla grande (ver recuadro):
“Yo decidí a retratar ese crecimiento de Catalina y su relación con Ascencio. Tratamos de ser fiel a lo que sucedió políticamente en la época, es el trasfondo; pero hablamos del crecimiento de una chava y de una relación, más que de una historia política.”
— ¿No era su intención hacer una historia política?
— Es una historia política también que trata del poder. No podíamos realizar un relato de dos horas y cuarenta minutos porque no nos alcanzaba el dinero para hacerlo bien. De hecho, el guión era más largo y tuvimos que quitar 28 páginas para meterlo dentro de una cosa que fuera factible con el tipo de factura que nos imaginamos.
— ¿Autocensura?
— No, espero que no se tomé así… Espero que Arráncame la vida dé un poco la perspectiva de dónde vienen algunas situaciones de México.

 

 

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